viernes, 1 de noviembre de 2019

La tentación del zancadillismo electoral



No habrá cambios posibles mientras no haya cambio de conveniencias y manejos siglistas  a conciencia consciente y sana, limpia y dispuesta al cambio real de paradigmas, no a la chapuza del remiendo, que intenta poner una pieza nueva en un tejido tan desgastado y lleno de desgarrones que ya las agujas se cuelan sin poder coserlo. 
Alberto Garzón desde que IU se dejó abducir por Podemos, donde  ha estado relegado y solo haciendo bulto en el escaño, pero ahora, milagrosamente , y tras el descalabro de Iglesias y su estado cada vez más menor como negociadores de algo que no sea ellos mismos, Podemos lo saca del baúl a pasear para dar caña creíble a los detractores de una nueva fuerza como MásPaís, que puede ser el salvavidas urgente de una izquierda que ha demostrado su incapacidad para el acuerdo, recogiendo el voto que sin esa posibilidad será abstención masiva entre el electorado de izquierda, visto que aunque se vote y se obtenga una mayoría que permitiría un gobierno decente, fracasa estrepitosamente, gracias a que Podemos como Psoe han antepuesto sus siglas y dogmas al bien común, al servicio al electorado, un trabajo por el que les pagamos cada mes y les permitimos vivir como marajás, a costa de los impuestos implacables, que pagamos por todo, gracias a Hacienda y al IVA. 

No tiene el menor sentido decir que uno es comunista y vivir tan lejos de la realidad; si hay algo que recuerde lo peor del comunismo en ese trust politicante, es la aparatitis organizativa de las élites. En eso lo han clavao. Cada uno en su dacha y desde allí organizando a las masas con el mando a distancia de los medios, desde el comité central del politikburó. El pueblo, mientras, a verlas venir, a sentarse a esperar que la casta vestida de obrera pero absolutamente burguesa y acomodadísima, se decida a no pactar si no manda y, claro, ellos, los prebostes, no tienen nada que ver, si el que manda es Sánchez y ellos solo son la mosca cojonera que impide llegar a algo más que al muermo y a la debacle, que dejará el camino despejado a las mafias del fascio sin escrúpulos, igual que los irresponsables cuya egorragia ciega y trepadora no da para más. Si en vez Iglesias hubiesen negociado Garzón y Errejón, es posible que ahora hubiese en España un gobierno como el de Portugal, pero para eso, Iglesias debería estar de bedel y no de jefe supremo del cotarro.
Ir en el Titanic, chocar con el iceberg de la realidad y seguir convencidos de que hay que permanecer a bordo con la misma actitud como si no pasara nada, sin cambiar nada; permanecer en la misma dogmática, convencidos de que ese barco no se puede hundir, mientras se hunde a ojos vistas, no sólo es de estúpidos, sino también de irresponsables y suicidas, a no ser que lo del Titánic no les afecte a ellos y solo sea un naufragio para la morralla, para los pasajeros de la bodega que ni siquiera tienen acceso a cubierta y no saben qué está pasando en las alturas, donde los pasajeros de élite sí disponen de  lanchas salvavidas para todos. Eso es lo que está perpetrando lo que queda de IU, al hacer piña con Podemos: salvar su escaño y su sueldo, no la realidad social, no el dolor de los pueblos y de las familias paganinis. Ellos seguirán en el Congreso aunque no gobiernen, la ciudadanía se irá al paro, porque Sánchez hará igual que ellos: no tocar nada para que todo siga igual, incluída la reforma laboral, o el permiso del estado para desahuciar y lavarse las manos ante el derecho constitucional a tener un techo digno. Cacarearán en la tribuna de Las Cortes o en la inutilidad del Senado, se lamentarán y justificarán en los medios de que si estamos tan mal es porque así lo hemos decidido en las urnas con una abstención inesperada, caprichosa e inexplicable debido a nuestra impaciencia y a las prisas por tener un Gobierno decente...  y que otra vez será.
Pero ese tenderete puede cambiar, ya lo creo, Garzón, y tú deberías estar a la cabeza de esa iniciativa con MásPaís, como Inés Sabanés, como Equo, como Compromís, como tanta gente responsable de tu misma cuerda ideológica. Y sabes que hay mucha. No los compares con Llamazares, por favor, que es otro Iglesias ombliguista incapaz de sumarse a todo lo que no es una ocurrencia suya. 
No tiene sentido, querido Garzón,  que los califiques de error y  no veas tu propio gazapo  con Podemos. ¿Por qué crees que se ha quedado en cuadro? Porque no tiene en cuenta más razón que conseguir poder para arreglar unos problemas que no son los suyos, el poder les/os da un sueldo, los problemas y "la lucha" siempre estarán ahí para que "el partido" tenga sentido, es como la pobreza para el catolicismo: los pobres son necesarios para poder ir al cielo dándoles  limosnas y las ropa que ya no queremos, tiene que haber dolor para que el negocio de los calmantes tenga éxito...Tiene que haber conflictos y guerras para dar trabajo a abogados, políticos, militares y policías. En realidad el poder se fundamenta en organizar carencias, sufrimientos y puniciones, que nacen de su misma naturaleza: la desobediencia civil, el anhelo de una paz convivible basada en la igualdad, libertad, fraternidad y derechos, que según parece solo son la zanahoria de Montoro, para la ambición de los egos que encuentran en la fantasía bulímica del poder, la razón de sus miserias existenciales. ¿Y sabes por qué el poder no es compatible con la justicia y la igualdad? Porque en realidad su misión debe ser servir. En vez de mandar y dominar. Una palabra que tiene dos acepciones: Poder

1) Energía y capacidad de decidir y resolver libremente por uno mismo.

2) Ejercicio de dominios e imposición forzosa sobre terceras personas, instituciones, dineros y territorios desde cargos y puestos de control.
O sea, de servir, nanay. 

Por eso es tan difícil que en España, tierra adepta al segundo concepto mucho más que al primero, ese tipo de poder sea una verdadera enfermedad social, desde el caciquismo connatural, a la tiranía sublimada en las leyes y documentos oficiales, fijaciones ideológicas y emocionales, que mezcladas con el mismo concepto aplicado a la religión, nos tiene hundidos en la miseria política, social y pedagógica. 

Ahora mismo, la izquierda si fuese consciente de todo el problemón del que ella misma forma parte, se volcaría en que MásPaís saliese a flote en vez de querer hundirlo con ella, como acaba de intentar hacer el pp con su propaganda filibustera contra Sánchez e Iglesias. Garzón no cuenta, está missing para todo, menos para sacarlo a pasear y que lave la cara a la cagada monumental de "el coletas". Y con él IU como aval de política seria, responsable y comprometida, desde lo público a lo privado. Por eso, una gran parte de esa formación secuestrada por Podemos votará a MásPaís, sin duda. No le queda otra, porque si votase a Podemos, con su iglesitis crónica, habría que pactar con el Psoe un gobierno progresista, volvería a pasar lo mismo. Es la deducción lógica de los votantes que no están dispuestos a otra sesión de fracaso con los mismos esperpentos. Como ya sabemos como se las gasta el sistema d'Hontd, se procurará que los votos permitan que el nuevo partido llegue a un nivel suficiente para no ser una rémora sino una plataforma más viva y anclada en la realidad.
Puede que Sánchez no haya sido el presidente que debería haber sido, pero ellos y ellas no le votaron, en cambio, sí  votaron a Iglesias y a Podemos. De Sánchez no les extrañó nada, pero a Iglesias lo consideran un fiasco, incapaz de ver la realidad que no es Galapagar y su entorno.
IU debería haber dado responsablemente el paso de un trasvase de urgencias, que lejos de una ruptura  habría sido una necesaria inyección de fuerza y de energía para millones de votantes dudosos y desmotivados. Por ejemplo, toda la ciudadanía que se vio despojada de su iniciativa cuando el 15M confió en Podemos y fue estafada sin el menor recato, con el resultado comprobable de una caída constante en los votos desde 2015 hasta hoy. Por mucha encuesta que lo diga, a la ciudadanía le ha quedado muy claro donde se cuecen habas y donde no. En una semana quedará niquelao.
IU no se merece un final tan triste. Ni la España decente, unos golpes tan bajos, torpes y estúpidos.

Votaremos a MásPaís quienes no nos queremos quedar en el Titánic. Mejor la inseguridad del riesgo que la aceptación impepinable de un hundimiento seguro  de la esperanza y la regeneración. Mientras los escaños son un sueldo fijo para los de siempre. Yo votaré a MásPaís, desde luego. Porque quiero ir más allá de las barreras y de la dislexia social y política. Y no voy a dar poder a quienes nos han demostrado que viven del poder y les importamos un rábano. Si no hubiese MásPaís me abstendría. Abajo las siglas del ego y arriba las conciencias unidas por la inteligencia colectiva y el corazón de la fraternidad igualitaria. Yo quiero MásPaís antes que más discapaces, cegatos y sanguijuelas.

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Alberto Garzón: “A Sánchez se le puede obligar a cambiar, no es un hombre de principios”

  • Entrevista al coordinador federal de IU y candidato al Congreso de Unidas Podemos por Málaga

Más materia para reflexionar.

Es una lástima que Garzón confunda principios éticos de conciencia con dogmas e ideologismo.
Los Principios Éticos a los que debe atenerse toda actividad pública y privada son la base de una civilización y de un estado que merezca ese calificativo, civilizado,  y no el de tiranía, dictadura ya sea de ricos o de pobres subrogados, cohecho mercantil, oligarquía de intereses, entramado de corrupción o directamente cueva de ladrones.
Esos principios tienen como base fundamental el logro del bien común, que no es lo mismo que la ideología comunista, socialista o capitalista, -el fascismo lo dejamos en el margen de los límites de la razón y de la ética, porque no es una ideología sino un comportamiento arropado por ideas adjuntas, que pueden ser de cualquier color o devoción, ya que sus fundamentos son la violencia, el miedo, la manipulación de las emociones y el odio en todas variantes-, y porque las ideologías excluyen por naturaleza lo que no es afín, y el bien común, para serlo de verdad, necesita el valor ético de la inclusión universal sin excepciones como primera premisa irrevocable. Es decir, la democracia en primera línea, como tronco del árbol de la conciencia colectiva, que es la savia en la que el bien común es el elemento fundamental que la nutre.

Ahora, veamos si ideología y principios éticos universales pueden llevarse bien y si son compatibles en toda ocasión. Por ejemplo, ¿cómo podía un comunista en la revolución rusa, ser un hombre de principios éticos con el bien común como objetivo, y tolerar  e incluso ver con buenos ojos los campos de trabajos forzados o los asesinatos de los ricos y burgueses, porque se oponían a las ideas de Lenin, o el exterminio de los anarco-socialistas, por disentir de los métodos totalitarios del poder central? ¿Qué principios éticos hacen posible la guerra o un golpe de estado "necesario" para imponer el orden y la ley, que siempre vienen de la mano de los que menos escrúpulos y principios tienen?

Los Principios Éticos son el fundamento de la justicia, de la igualdad y de la convivencia, por encima de cualquier ideología. En ellos el ser humano y sus derechos, que son universales y no de casta ni de privilegios, ni de méritos, están por encima de todo lo demás. Cuando no facilitamos las soluciones a los problemas sociales que impiden el bien común "por causa de nuestros principios", estamos demostrando que en realidad no tenemos principios sino dogmas y que son fijaciones excluyentes lo que hemos convertido en código intocable. En falsos principios, ya que carecen de fundamento ético para poder ser los puntales de un gremio político con unos intereses determinados que  a la hora de la práctica buscan el poder antes que el bien común, convencidos de que ese "poder" es imprescindible para sus propósitos, con lo cual, someten y limitan  los Principios Éticos al molde y medida de sus dogmas y conveniencias para hacerlos triunfar, a costa de ignorar que la finalidad real es lograr el bien común gobernando para todos y de la mejor manera: co-gobernando con la ciudadanía, que también son los políticos cuando no se suben a la parra o se encierran en la burbuja del aislamiento de la realidad social, para dedicarse a la cháchara parlamentaria, tan vacía de sentido como de resultados tangibles.

Los Principios Éticos lo único que excluyen es la exclusión, -que a su vez, es un pack que incluye el appartheid, la marginación, la desigualdad y la injusticia-, unos Principios que tienen clarísimo por ejemplo, que un uso de las leyes sin misericordia ni empatía es una corrupción de la Justicia.  Por eso una persona de Principios sobre todo es flexible e incluyente y jamás se considera propietaria de una única verdad ni política, ni social, no económica ni religiosa. Los Principios Éticos le quitan a la Justicia la venda de los ojos y le ponen unas gafas graduadas para ver correctamente, sin  astigmatismo, miopía, hipermetropía ni presbicia. O sea, sin juzgar a golpe de código ni de ideario, sino comprendiendo y considerando los mismos derechos para todos y todas. Cuando el ideologismo se mete por medio esos Principios se limitan y recortan al nivel de la opinión, de la circunstancia y de la subjetividad con que inconscientemente teñimos nuestras conductas,pensamientos y deseos, haciendo de la materia prima moral una construcción acomodaticia que se ajuste como un guante a nuestros dogmas, y todo lo que en el bien común no encaja con nuestros programas, se desecha, se critica y se desprecia. Ese proceso, que está impidiendo que España evolucione y mejore, está causado por esa deficiencia cognitiva que se debería considerar y evitar en la educación desde la infancia, con ello desparecerían también, además de la ya insoportable chulería y cerrazón ideológica, las actitudes violentas del fanatismo, ya sea religioso, político o deportivo.

Mantener una idea fija e inamovible, cuando se está viendo que el resultado de su aplicación destroza el bien común y da pésimos resultados, es además de un error garrafal, la indicación de que nuestra actitud no es la adecuada para la resolución del asunto que está en juego. Entonces una puede elegir entre varias actitudes:

a) Cerrarse en banda y esperar que el mundo cambie para adaptarse a lo que queremos.

b) Revisar honestamente si nuestra iniciativa es factible en el ámbito y en el tiempo en que estamos trabajando. Por ejemplo, implantar en el actual Estado español un sistema político como el de Noruega o el de Portugal. Sería maravilloso, pero ¿lo podría asumir la sociedad española sin romperse por la mitad y hacerse picadillo a banderazos? ¿Hay tolerancia y cordura suficiente para que los comunistas apoyen un socialismo entreverado de capitalismo desconfiado y receloso y viceversa, hasta que se compruebe en la praxis social que ese comunismo es básico para que todo funcione cada vez mejor? ¿Es compatible Florentino Pérez con Karl Marx,así de golpe y porrazo o habrá que demostrar a Florentino y secuaces que Karl Marx bien aplicado permitiría  un empresariado mucho más reconfortante y civilizado, próspero y con más expectativas sanas que el actual basurero insostenible ya hasta ecológicamente?

c) ¿Qué ha hecho la izquierda política con los Principios Éticos en los países donde ha gobernado más tiempo y ha tenido la oportunidad de educar y mejorar la conciencia de los seres humanos para mejorar el mundo? Y si lo ha hecho, ¿qué ha fallado para que no haya habido ni el menor rastro de interés por el medioambiente, ni por evitar la contaminación, hasta rematar con Chrenobil, o con la actual Rusia y la actual China?

d) Hay que ser honestos y reconocer que los principios del entramado político, en España aun no son éticos ni a la izquierda ni a la derecha. Que no tenemos la conciencia colectiva ni la experiencia desarrollada lo suficiente como para cantar victoria en las urnas aunque se gane por goleada. Que estamos en pañales. Que lo viejo se cabó. Que no llega ni a cubrir lo más sencillo: los derechos humanos elementales, como sustento, techo, trabajo, salud, pensiones decentes, educación, e igualdad de géneros ni sostenibilidad, incluso teniendo unas condiciones climáticas geniales para las energías fotovoltaicas y eólicas, valores que en Noruega, Suecia, Alemania, Francia, Austria  y Portugal, sí están respetados e incluidos en las Constituciones.

e) El retraso que padecemos en evolución social no se puede solventar  solo con leyes e imposiciones, se logra con la pedagogía del codo con codo, de fomentar a diario la coeducación, el diálogo generacional, el estudio de la historia sin recortes y  convocar  escuelas de valores en el barrio para adultos con la oferta, por ejemplo, de una rebaja en el IBI o en la declaración de Hacienda si se participa y se coopera en campañas y talleres para el cambio de hábitos. Lo mismo que se está concienciando el reciclaje, en plan urgencias, hay que plantearse los medios y largos plazos, porque con nuestra cultura del destrozo y la cerdada como resumen de las fiestas en la calle,  conciertos, ferias, procesiones  y demás, el panorama es desolador. Si en cosas tan elementales estamos en ese plan ¿Cómo no va a ser casi imposible ponerse de acuerdo en las cosas más trascendentes, como gobernar?

f) Otra posibilidad que puede ayudar, educar éticamente y sanear el panorama político es la dimisión irrevocable cuando no se logra lo que se ha prometido, lo mismo en los gobiernos que en los partidos políticos, en vez agarrase a los sillones como si fuesen náufragos aferrados a un madero flotante. Y si esa opción estuviese incluida en la Constitución sería un elemento genial para adecentar el panorama de la gorronería política vergonzante que padecemos.

Está todo por hacer. Y por eso no tiene sentido estar de uñas por los sillones ni por las siglas, nipor ideas fijas que nunca se van a poner en práctica porque no hay ocasión -¿o tal vez porque ideas no hay, sino sambenitos?- por unos "principios" irrisorios, que solo son manías ideológicas ni siquiera experimentadas, sino leídas y contadas por los testigos del pasado, y porque aquí una legislatura no es para legislar, sino para tirarse los trastos y convocar elecciones como si fuesen chocolatadas en la parroquia.

Así que menos despellejarse mutuamente, menos echar balones fuera y más despertar a la realidad, que esto parece la Vida es Sueño, cambiado en pesadilla, y sin siquiera un Segismundo capaz de pensar más allá del 10N.

Desde luego, Garzón, esperábamos de ti algo más sustancioso, más innovador, más abierto y avanzado. Más libre y con menos ataduras. No creo que Marx a día de hoy y con el mundo como está, no hubiese hecho una nueva edición revisada de  Das Kapital con apéndices renovadores y ajustados a los retos actuales de la humanidad. Y tal vez se estaría quedando alucinado de cómo se ha entendido en España el socialismo y ese comunismo que no llegó a conocer in person pero en el que posiblemente nunca hubiese reconocido su genial utopía. Y que sin lugar a dudas le habría puesto los pelos como escarpias.

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