¿Quién es Iván Redondo?
¿Quién fue el responsable de la repetición electoral?
Entre abril y noviembre se produjo una colisión de relatos. Por una
parte, el de Podemos: “el PSOE quiere quebrarnos, humillarnos y
hundirnos… no quieren gobernar coaligados”. Por otra, el relato de PSOE y
Moncloa (que parecen lo mismo, pero no lo son) apuntaba directo al
líder morado: por cuarta vez, Pablo Iglesias rechazaba hacer presidente
del gobierno a Pedro Sánchez.
El relato era demoledor porque era verosímil con la trayectoria del personaje. La construcción de un buen relato se sustancia en la concordancia del rol con el arquetipo: una maga hace magia, un ladrón roba, un bloqueador (guardián de las esencias) bloquea. Sin embargo, el público entendió el enfado indisimulado de Pablo Iglesias como auténtico. Por el contrario, los actores socialistas (Calvo, Simancas, Lastra y el Presidente del Gobierno) sobreactuaron tanto, que la opinión pública comprendió que querían repetir elecciones.
Se señaló a Iván Redondo, jefe de gabinete del presidente y una especie de Grima Lengua de Serpiente, como el último responsable de la decisión política. El hombre cuyo poder se basa en el acceso total a la agenda política de Pedro Sánchez fue señalado como el Mago de Oz que mueve los hilos, hasta que todo ese relato se hizo pedazos con el resultado del 10N que condujo al pacto del abrazo. Pero, ¿quién es Iván Redondo? Es un experto en la construcción de relatos, sí, pero de relatos ajenos, no propios. ¿Por qué se ubica ahora al jefe de gabinete como actor principal en esta historia?
El tema central de nuestros días es la identidad.
Tanto la literatura como las series y el cine se centran en la eterna
pregunta: ¿quién soy?, ¿quiénes somos? Y muchas veces no tienen una sola
respuesta. Las novedades editoriales rebosan autoficción como género
literario de moda. Esta primera persona narrativa cuenta vivencias,
anécdotas y situaciones en las que la memoria y los hechos se desvirtúan
en favor del relato. ¿Les suena? Emmanuel Carrere, Karl Ove Knausgard,
Delphine De Vigan, Javier Cercas, o Alicia Kopf son autores que explican
desde estilos muy diversos, un yo que es un enigma para los lectores,
pero también para los autores que plantean la escritura como un proceso
de búsqueda.
En las series hay toda una larga tradición de la voz del cómico interpretándose a sí mismo en situaciones humorísticas no carentes de reflexión, acerca de la identidad y la exposición del yo. Desde el pionero Woddy Allen, pasando por Seinfeld, Larry David, Louie, o Berto Romero. En el cine, el misterio de la identidad genera tensiones dramáticas en la búsqueda detectivesca del culpable. ¿Quién era Kayser Sossé? ¿El demonio en persona, alguien capaz de manipular, robar y asesinar sin dejar rastro de su existencia, o una leyenda, una invención como el hombre del saco? "El mejor truco realizado por el diablo fue convencer al mundo de que no existía y así... desaparecer", decía el tullido (o no) Kevin Spacey de Sospechosos habituales.
Existen dos argumentos universales que hablan sobre la identidad: uno, es el mito universal del desdoblamiento, con Jekyll y Hyde; tan explotado en las dobles identidades secretas de los superhéroes, esas dos caras de una misma moneda que son completamente opuestas (recordemos el Superman heroico en contra posición del patán Clark Kent); el otro es el amnésico, la búsqueda de la verdadera identidad olvidada de Edipo. Jason Bourne relevó a James Bond cuando eliminó todo aquello que esperábamos del prototipo de espía que reconocíamos en el primero. Bourne era un espía amnésico que no sabía que era un espía, y que tenía que descubrir quién era. La identidad es un motor narrativo, un dispositivo que crea una tensión dramática que genera un genuino interés en el espectador.
Pero, ¿quién es Iván Redondo? Como si fuera posible responder a esta cuestión. ¿Es Iván Redondo el responsable de la repetición electoral? ¿O es Iván Redondo el tejedor en la sombra del pacto del abrazo? En esta última identidad narrativa, Redondo dejó al PSOE a oscuras durante 24 horas, de lunes a martes, desde las 14 de la tarde hasta la firma solemne del preacuerdo. Esta nueva narrativa viene a decirnos que era la vieja guardia del PSOE (concordancia de personajes, una vez más) quien empujaba para una gobernación con Ciudadanos, convenciendo a Pedro Sánchez de la conveniencia de la repetición electoral.
¿Quién es Iván Redondo? ¿El primero, o el segundo? ¿El que escribió que no se podía dormir por las noches con Pablo Iglesias y ministros de Podemos en el gobierno, o el que escribió que un gobierno rotundamente progresista era un proyecto ilusionante? ¿Es Iván Redondo además de un autor de relatos, un escritor de autoficción? ¿Es Iván Redondo el creador de los dos relatos en un ejercicio de desdoblamiento de identidad esquizofrénico a lo Jeckyll y Hyde? ¿O es quizás Redondo un Edipo amnésico que ha olvidado el primer relato? Quizás, Redondo sea los dos, o ninguno. Mientras nos preguntamos quién es Iván Redondo, no nos preguntamos quién es en realidad Pedro Sánchez.
El relato era demoledor porque era verosímil con la trayectoria del personaje. La construcción de un buen relato se sustancia en la concordancia del rol con el arquetipo: una maga hace magia, un ladrón roba, un bloqueador (guardián de las esencias) bloquea. Sin embargo, el público entendió el enfado indisimulado de Pablo Iglesias como auténtico. Por el contrario, los actores socialistas (Calvo, Simancas, Lastra y el Presidente del Gobierno) sobreactuaron tanto, que la opinión pública comprendió que querían repetir elecciones.
Se señaló a Iván Redondo, jefe de gabinete del presidente y una especie de Grima Lengua de Serpiente, como el último responsable de la decisión política. El hombre cuyo poder se basa en el acceso total a la agenda política de Pedro Sánchez fue señalado como el Mago de Oz que mueve los hilos, hasta que todo ese relato se hizo pedazos con el resultado del 10N que condujo al pacto del abrazo. Pero, ¿quién es Iván Redondo? Es un experto en la construcción de relatos, sí, pero de relatos ajenos, no propios. ¿Por qué se ubica ahora al jefe de gabinete como actor principal en esta historia?
En las series hay toda una larga tradición de la voz del cómico interpretándose a sí mismo en situaciones humorísticas no carentes de reflexión, acerca de la identidad y la exposición del yo. Desde el pionero Woddy Allen, pasando por Seinfeld, Larry David, Louie, o Berto Romero. En el cine, el misterio de la identidad genera tensiones dramáticas en la búsqueda detectivesca del culpable. ¿Quién era Kayser Sossé? ¿El demonio en persona, alguien capaz de manipular, robar y asesinar sin dejar rastro de su existencia, o una leyenda, una invención como el hombre del saco? "El mejor truco realizado por el diablo fue convencer al mundo de que no existía y así... desaparecer", decía el tullido (o no) Kevin Spacey de Sospechosos habituales.
Existen dos argumentos universales que hablan sobre la identidad: uno, es el mito universal del desdoblamiento, con Jekyll y Hyde; tan explotado en las dobles identidades secretas de los superhéroes, esas dos caras de una misma moneda que son completamente opuestas (recordemos el Superman heroico en contra posición del patán Clark Kent); el otro es el amnésico, la búsqueda de la verdadera identidad olvidada de Edipo. Jason Bourne relevó a James Bond cuando eliminó todo aquello que esperábamos del prototipo de espía que reconocíamos en el primero. Bourne era un espía amnésico que no sabía que era un espía, y que tenía que descubrir quién era. La identidad es un motor narrativo, un dispositivo que crea una tensión dramática que genera un genuino interés en el espectador.
Pero, ¿quién es Iván Redondo? Como si fuera posible responder a esta cuestión. ¿Es Iván Redondo el responsable de la repetición electoral? ¿O es Iván Redondo el tejedor en la sombra del pacto del abrazo? En esta última identidad narrativa, Redondo dejó al PSOE a oscuras durante 24 horas, de lunes a martes, desde las 14 de la tarde hasta la firma solemne del preacuerdo. Esta nueva narrativa viene a decirnos que era la vieja guardia del PSOE (concordancia de personajes, una vez más) quien empujaba para una gobernación con Ciudadanos, convenciendo a Pedro Sánchez de la conveniencia de la repetición electoral.
¿Quién es Iván Redondo? ¿El primero, o el segundo? ¿El que escribió que no se podía dormir por las noches con Pablo Iglesias y ministros de Podemos en el gobierno, o el que escribió que un gobierno rotundamente progresista era un proyecto ilusionante? ¿Es Iván Redondo además de un autor de relatos, un escritor de autoficción? ¿Es Iván Redondo el creador de los dos relatos en un ejercicio de desdoblamiento de identidad esquizofrénico a lo Jeckyll y Hyde? ¿O es quizás Redondo un Edipo amnésico que ha olvidado el primer relato? Quizás, Redondo sea los dos, o ninguno. Mientras nos preguntamos quién es Iván Redondo, no nos preguntamos quién es en realidad Pedro Sánchez.
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