miércoles, 27 de noviembre de 2019

Habrá que estructurar esos acuerdos entre todos. No será fácil para nadie de los convocados encontrar salida al embrollo complicadísimo de estructurar soluciones en un tejido tan deteriorado y endeble por dentro como convertido en costra durísima por fuera. Para mantener la debilidad del núcleo del estado precario hay que alardear de una fortaleza epidérmica que es pura traca sin sustento verdadero, un compartido quiero y no puedo combinado con una cínica y chuleta cara B: podríamos pero no queremos; mariquita el que quiera acordar el bien común. Y ni en Espalunya ni en Cataspaña hay mariquitas, eso está niquelao y vaya por delante como los de Alicante. Ya veremos en qué acaba este laberinto de inconsistencias renuentes y egos al pil-pil dinamitero...Y todo al borde del abismo cenutrio del garrotazo y tente tieso, tan español, que pparece del ppaleolítico. Para hacerlo todo en el marco más incomparable podrían ir a reunirse en Altamira o en los abrigos de la Valltorta, donde al menos entienden el catalán y está garantizada la traducción simultánea. No sé, es una sugerencia...Ains!




¿Dónde están los límites de lo aceptable?

ERC no para de poner condiciones al Gobierno, ¿no tiene el Gobierno ninguna condición que poner a ERC?






Al proceso político que vivimos le está ocurriendo como algunas bodas: son tan intensos los preparativos que la ceremonia parece, al final, más importante que la propia vida en común que se proyecta. La búsqueda de apoyos está siendo tan enredosa, tan difícil, que la investidura parece ser la meta, el final de la carrera, en vez del principio de la misma, como si no hubiera nada después. Y eso, observar esa investidura como lo último de todo, como lo decisivo, lo fundamental, lo que merece la pena a cualquier precio puede hacer de cometer importantes errores. La falta de perspectiva puede hacer perder de vista los límites de lo aceptable.



ERC está forzando las cosas, está jugando con el Gobierno, está provocando hasta llevarle al límite de su contradicción y tiene su explicación porque es una conversación desigual: para ERC es importante, pero para Sánchez es decisiva, y además es de una urgencia acuciante, lo cual está teniendo todos estos encuentros de unos tonos humillantes para el presidente del Gobierno. ERC está encadenando complicación tras complicación, haciendo cada día más caro el precio de la investidura y haciendo cada día más incómoda la postura pública del presidente del Gobierno.
Este martes, cuando aún estaba tragándose el sapo del diálogo gobierno-gobierno, Sánchez se encontró con otro gesto indigerible: ERC con JxCat y CUP volvía aprobar en el Parlament -con pintas astutas- la resolución en favor de la autodeterminación y reprobación al rey que el Constitucional había suspendido.ERC no para de poner condiciones al Gobierno, ¿no tiene el Gobierno ninguna condición que poner a ERC? Con esta contumacia en la desobediencia al Constitucional, Sánchez llega al diálogo con ERC políticamente desnudo. ¿Dónde está el límite de lo aceptable?



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