viernes, 8 de noviembre de 2019

La esperanza es el valor más seguro cuando la incertidumbre es la espada de Damocles. Nadie creía que la victoria de Salamina fuese posible, pero los griegos y Temístocles, en notoria minoría frente al imperio persa, lograron salir del paso y cambiar la historia. Por fortuna, el 10N no es una batalla, sino la oportunidad pacífica y democrática de encontrar juntos el camino del acuerdo y de la cooperación, ésa es la misión de MásPaís, tan necesaria, en momentos política y socialmente tan complicados, como el oxígeno para lograr un gobierno decente y progresista que haga posible el bien común. Ya nos lo merecemos, ¿no?

Íñigo Errejón: “El mejor antídoto contra el fascismo es reconstruir los lazos sociales”

  • Entrevista con el candidato a la Presidencia del Gobierno de Más País-Equo

Foto Errejón

Último día de campaña electoral con el ambiente enrarecido. A pocas horas de que se abran los colegios electorales, filtraciones del sumario de instrucción de la Audiencia Nacional sobre el caso de los CDR. El debate se centra en Catalunya, en el conflicto territorial, y los poderes del Estado, político, judicial y mediático, enfocan sobre el independentismo. Quedan fuera de la discusión muchos otros temas en estas horas decisivas. Elecciones en clave nacional. Caldo de cultivo en el que la ultraderecha pueda pescar y hacerse fuerte.
Entrevistamos a Íñigo Errejón (Madrid, 1983), candidato a la Presidencia del Gobierno por Más País-Equo, quien responde a las preguntas en esta recta final de campaña. Hoy tiene una jornada intensa: acto matutino en València, comparte coalición con Compromís, y cierre en Madrid junto a Manuela Carmena.
- A pocas horas de que se pongan las urnas, informaciones del sumario de la instrucción del caso de los CDR en la Audiencia Nacional. ¿Casualidad o intencionalidad? 


- Llevamos una precampaña y campaña muy enrarecida. Entre la falta de ganas y de entusiasmo por parte de la ciudadanía, que es normal, e informaciones que justo se conocen antes de votar... Hay un ambiente enrarecido, hay gente apostándole muy fuerte a la desilusión, desgana, a que la gente sencilla se aparte de la política.
- La semana pasada conocíamos que en el caso de los ERE, en el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, se retrasaba la redacción del fallo del magistrado hasta después de las elecciones. Contraste, ¿no?
- Ese no se va a saber. Es posible que sean casualidades. Si son casualidades, últimamente en España las casualidades van siempre para el mismo lado. No lo sé, no tengo ninguna información, pero un observador ajeno, externo, podría observar que las cosas van con distinto ritmo. En algunos casos las cosas van extraordinariamente rápida, en particular en campaña, y en otros casos se toman su tiempo.
Nosotros pusimos en conocimiento de la Junta Electoral Central que personas vinculadas al PP estaban pagando muchos miles de euros para suplantar mi identidad y movilizar una campaña de la abstención entre votantes progresistas. Algo muy grave, era una campaña de intoxicación. El PP tiene derecho de pedir la abstención de la gente progresista o de izquierdas, pero no de hacerlo mintiendo. En eso no se ha resuelto. Es posible que sean casualidades, pero desde hace tiempo en España todas las casualidades caen del mismo lado.


- ¿La reacción del Estado al independentismo pone en riesgo derechos y libertades fundamentales en toda España, no solo en Catalunya?
- Es muy importante que afrontemos la cuestión de los conflictos territoriales o plurinacionales en España desde una óptica estrictamente democrática. Hay mucha gente a la que la discusión territorial o nacional le ha podido tensar y ofender y está dispuesta a justificar o comprender medidas de excepción. Pero no hay ningún caso en la historia en el que las medidas de excepción, una vez que han llegado, se disipen. Las medidas de excepción llegan para quedarse.
Lo que estamos planteando es cómo resuelve la democracia española los conflictos políticos. Es verdad que el de ahora es Catalunya, pero Catalunya pasará o se atenuará y vendrán otros. La pregunta es si tenemos los canales institucionales y la cultura política como para resolver los conflictos democráticamente. Entiendo que ha habido un problema de orden público en Catalunya, pero el problema de orden público no es el conjunto del problema político. Hay un problema político de mayor calado, que es un test de estrés para la democracia española, Catalunya nos pone a prueba para ver cómo resolvemos los problemas políticos por mecanismos institucionales.
- El ambiente está enrarecido. ¿Caldo de cultivo para que la ultraderecha saque mejor resultado del esperado?

- Sin duda. La extrema derecha hace un uso extraordinariamente irresponsable de los conflictos de convivencia o de los problemas de encaje entre los distintos pueblos de España. Se mueve muy cómoda en eso, haciendo una tarea objetiva de separación entre pueblos de España. Cuando Vox propone el estado de excepción en Catalunya, sabe que eso no va a acercar a la mitad de los catalanes que están en posiciones independentistas, sabe que no va a renovar un acuerdo de convivencia duradero y estable entre los pueblos de España, lo que pasa es que no le importa. Por mucho que hable de la unidad de España, está dispuesto a engrandecer las diferencias entre los diferentes pueblos de España si así saca unos diputados más.
 Tenemos una derecha con muchas dificultades para pactar en el Congreso, porque ya no le quedan socios, ha apostado todo a una estrategia ultracentralista y eso significa que el bloque de las tres derechas en España es objetivamente un actor político que dificulta, empeora y alarga la posibilidad de una solución a los conflictos territoriales y plurinacionales en España. Y lo hace conscientemente. La única novedad es que alguien ha dado un adelantamiento por la derecha a Ciudadanos y estos, que confiaban toda su vida en el enfrentamiento territorial, han encontrado un actor más irresponsable, que a lo que dice Rivera le añade dos huevos duros. Rivera está probando su propia medicina, esta puja reaccionaria de a ver quién ofrece medidas más reaccionarias y duras, medidas que en campaña electoral suenan muy duras y resolutivas, pero que en la práctica son las que llevan diez años empeorando el conflicto político en Catalunya.

- Ciudadanos se despeña y Vox sube como la espuma, según las encuestas...
- Otra cosa que hace que el clima sea mucho más favorable para ellos es la desilusión, el cansancio. Cuando Sánchez e Iglesias nos llevan a la repetición electoral, nos llevan en un clima que está precedido por actitudes antipolíticas, por la sensación de que la política no tiene que ver con la vida cotidiana sino con un deporte privado de políticos y periodistas. En este terreno, el neoliberalismo autoritario arraiga muy bien.
Las leyes neoliberales de la economía siguen naturalizando el sálvese quien pueda, el pisas o te pisan, estás solo, la ley de la selva, el individualismo feroz, competitivo y egoísta... Mientras, la política no es capaz de equilibrar esto. Cuando hablamos de bloqueo, no es que el país esté parado, es que están bloqueadas las políticas públicas que equilibran la balanza, de las que normalizan la cooperación, servicios públicos, la solidaridad...
Entonces, por un lado, la política inútil, bloqueada por los actores progresistas incapaces de ponerse de acuerdo, algo que desmoviliza a la gente progresista. Mientras, por otro lado, los valores del neoliberalismo campando a sus anchas todos los días. Esto es un caldo de cultivo perfecto para Vox. La prueba más clara de esto la vimos en el debate electoral. El votante progresista o de izquierdas, cuando apagó la tele o la radio, se acostó más solo, más desprotegido, más preocupado. Vox no tiene que hacer mucho, la extrema derecha solo tiene que esperar a la incapacidad de las fuerzas progresistas de ponerse de acuerdo y que el hartazgo con la política haga el resto. Ese clima le va muy bien. Mi preocupación es que tal y como he visto la campaña, no es descartable que Sánchez e Iglesias nos vuelva a llevar a unas terceras elecciones y el mayor beneficiario de eso es Santiago Abascal. Para evitar esto hay un elemento nuevo que somos nosotros.
El caldo de cultivo de la ultraderecha no es solo que las negociaciones no salgan bien, es que siguen las medidas de empobrecimiento, fragmentación y destrucción del tejido social que puso en funcionamiento el PP: la ley mordaza sigue en vigor, la reforma laboral, un modelo económico concentrado en la construcción inmobiliaria... Además, la amenaza de una nueva recesión económica sin que se hayan puesto medidas para valorizar lo público y proteger a los trabajadores y la sensación de que la política y las fuerzas progresistas no sirven. Esto es un caldo de cultivo peligroso y hace que estas elecciones sean unas elecciones de emergencia. Si hace tres años las elecciones se celebraban a la ofensiva, en una clave antioligárquica, popular y democrática, hoy se celebran a la defensiva, hay garantizar un gobierno que haga lo mínimo para frenar el empuje de la ultraderecha y garantizar que se empiecen a reconstruir lazos sociales.

- Si las derechas y ultraderechas suman el domingo, ¿Sánchez e Iglesias se deben echar a un lado?
- Si suman las derechas y extremas derechas tendrán que que hacerse una pregunta: ¿esto mereció la pena por un ministerio más que quería Iglesias o los cinco diputados más que quería Sánchez? Yo creo que no habría merecido la pena, pero no por la mayoría en el Parlamento, sino porque cuando el centro de gravedad gira hacia la extrema derecha es socialmente grave. Me separa un océano de las posiciones de Ciudadanos, pero es que en el bloque de las derechas se han movido las cosas, el centro de gravedad se ha desplazado hacia Vox.
Esto se nota en la calle. El otro día, nuestro diputado en la Asamblea de Madrid, Emilio Delgado, lo puso en conocimiento. Se están incrementando las agresiones de grupos organizados con porras para pegar a "menas", es decir, niños que están solos. El otro día, en un autobús, un impresentable le dijo a una señora que se fuera a su país. El caldo de cultivo social que se genera en la calle cuando la extrema derecha normaliza un determinado tipo de actitudes lo pagan siempre los más débiles, siempre. Por tanto, es una extraordinaria irresponsabilidad. Esto justifica llegar a un acuerdo, aunque sea de mínimos, porque aunque sea de mínimos hace falta reconstruir un poco de sociedad y frenar a la extrema derecha.
El mejor antídoto contra el fascismo es la reconstrucción de los lazos sociales, que han sido destruidos por una paciente obra, una guerra de posiciones de la derecha, que cada vez ha hecho más difícil la comunidad. Si la comunidad está rota, la política no sirve para nada y la gente está decepcionada, viene la extrema derecha. Pero viene después, la extrema derecha es el resultado de un fracaso. Hay que empezar a paliar ese fracaso poco a poco.

Si Más País en vez de sumar al bloque progresista restara como dicen encuestas en algunas circunscripciones y esto llevara a que las derechas y ultraderechas sumen, ¿asumirá responsabilidades, se echará a un lado?

- Claro. Haremos el análisis de los resultados que salgan. Quiero poner encima de la mesa que las encuestas no están midiendo la enorme cantidad de abstención que estamos sacando de la apatía y la estamos incorporando al voto progresista. Creo que nadie puede imaginarse que el voto progresista iba a reaccionar como si fuera cautivo, como si fuera a darle a la tecla de repetir como si aquí no hubiera pasado nada. El comentario que más escucho por la calle es de gracias porque había gente que no tenía a quien votar y se iban a quedar en casa.
Yo espero que en todos los lugares sirvamos para conseguir más escaños. Es posible que en algunos no, pero no vamos a aceptar lecciones de responsabilidad de quienes no fueron capaces de hacer su trabajo y dar una segunda oportunidad a Vox. El otro día, Abascal hizo un mitin ante 23 millones de españoles sin que nadie le contradijera, sin que Rivera y Casado, cobardes, le dijeran nada porque quieren contar con sus votos y sin que los líderes de los partidos progresistas que estaban presentes le respondieran.
Se le ha dado una segunda oportunidad a la derecha. Para que no vuelva a pasar lo mismo, es evidente que hay que votar diferente. Sánchez e Iglesias parecen dispuestos a llevarnos a unas terceras elecciones y eso a quien más beneficia es Vox. Eso empeoraría nuestro país y le pondría las cosas más difíciles a la gente de abajo, a las mujeres, a la gente LGTBI, a las personas migrantes. Desde las izquierdas hay que cerrar el paso a eso y hacerlo con responsabilidad y no con maximalismos.

- Más País es un proyecto de aspiración ecologista. ¿Ha echado de menos que se haya hablado de emergencia climática en esta campaña?

- Precisamente en el momento en el que algunos están intentando sacar del cajón una idea de España esencialista, agresiva, que sirve fundamentalmente para que la derecha reclame el nombre de España y nos diga al resto que somos malos españoles, nosotros tenemos una idea de patria y de comunidad nacional que tiene que ver fundamentalmente con cuidar. Con cuidar el entorno en el que vivimos y pensar en las generaciones que vendrán después y mirar menos al pasado, preguntar por los apellidos, color de piel o lo orígenes.
Mirar al futuro pasa por cuidar de nuestro pueblo y de nuestra tierra, eso pasa por trabajar por la justicia social y ecológica. Eso es una enorme oportunidad para modernizar nuestro país en base a sectores que pueden ser muy productivos y generar más empleo. Hay muchísimo empleo en transformar nuestro modelo energético, de transporte, nuestras viviendas, nuestra estructura de agricultura para pegar población al territorio a través de agricultura de proximidad, ecológica y sostenible... Es la gran oportunidad de generar empleo y de equilibrar la balanza. Los norteamericanos lo llaman el Green New Deal y lo que están diciendo es que quieren volver a hacer un esfuerzo como el que se hizo para salir de la crisis del 29 para que el estado ayude a equilibrar la balanza e invertir en los sectores de futuro.
La gran oportunidad para hacer eso es la transformación verde de la economía. Esa preocupación está en los españoles, pero algo no se está haciendo bien cuando no está en la campaña electoral. La gente lo sabe, la gente es consciente que si seguimos viviendo así no habrá planeta habitable por el ser humano. La gente lo sabe, el otro día estuve en el Mar Menor y es desolador el estado en el que se encuentra. Ya lo venían avisando las organizaciones ecologistas y ahora el ecosistema está destruido y arruina el trabajo de cientos de familias de pescadores. Todo el mundo es consciente de que el cambio climático, en el Mediterráneo, lo vamos a notar más que en otros sitios.
No quiero ser catastrofista, quiero ver una oportunidad. Los retos que sí o sí vamos a tener que emprender, nos permiten darle una vuelta a la forma en la que nos relacionamos, trabajamos o nos transportamos. Y hay dos opciones: o lo hacemos de forma organizada, planificada o en cooperación o lo hacemos al estilo de las películas distópicas de Mad Max, sálvese quien pueda que los recursos son escasos. Es muy necesario que haya un gobierno que empiece a demostrar que esto no es solo una preocupación conservacionista, sino que es una oportunidad para todos los españoles.
- En caso de que sumara el bloque progresista para formar gobierno. ¿Renuncia a formar parte de ese gobierno de una forma proporcional a los resultados que resulten el domingo?
- Eso no es lo importante. Como entremos en el juego de las sillas, vamos a unas malditas terceras elecciones, es decir, otro regalo para Vox. Lo importante es que haga ese gobierno. El otro día salió una sentencia espantosa del Tribunal Constitucional que validó el despido de una trabajadora porque en dos meses estuvo nueve días enferma con justificación médica. Gracias a la reforma laboral del PP, que no se ha derogado porque no se han puesto de acuerdo las opciones progresistas, es que esa señora está de patitas en la calle.
Lo que estamos viendo es que la incapacidad de haber llegado a acuerdos ha mantenido y acrecentado la violencia social que se ejerce contra la gente de abajo todos los días. Es fundamental que estas cosas se empiecen a revertir. Cuando no se revierten, la gente se acostumbra a ellas. Todavía nos escandalizamos cuando sale esta sentencia, pero si sigue en vigor cuatro o cinco años más, se normalizará. Es posible que un norteamericano vea esa sentencia y le parezca normal, porque están acostumbrados a un escenario de desprotección y destrucción de las normas en beneficio del capricho del empresario brutal. Es fundamental que eso se eche para atrás, eso queremos poner encima de la mesa, o que a la ley mordaza se tiene que poner fin de inmediato, o que hay que comenzar ya la transición económica, o que hay que multiplicar los recursos contra la violencia machista... Esto es lo fundamental.
Luego viene lo de quién se sienta en cada silla. Pero eso no es lo principal. Y tampoco es verdad que a un gobierno del que no te fías se le controla más por tener dos o tres ministros que están subordinados a Pedro Sánchez. Es que eso no es verdad. Si no te fías de un gobierno, tienes distintas maneras de controlarlo. Lo puedes controlar desde dentro, que tiene sus complicaciones; lo puedes controlar desde el Parlamento, que también las tiene. Pero seamos honestos, no controlas más a Sánchez por tener un ministro más cuyo jefe es Sánchez. Lo controlas teniendo una correlación de fuerzas más favorable en el Parlamento y en la calle. Para que esa correlación de fuerzas sea más favorable, es necesario que vuelva el ánimo al campo progresista. Para que vuelva el ánimo y la esperanza, es fundamental que la política empiece a ser un poco útil.
Que la gente lo tenga claro, por nuestra parte, no va a ser por una silla que se le dé otra oportunidad a Abascal. Creo que si ahora se le preguntara a Sánchez o Iglesias si merece la pena la repetición electoral, ninguno diría que sí, dirían que fue por culpa del otro. Eso no nos arregla la situación, porque tenemos a la España progresista más harta y a los reaccionarios a la ofensiva. Esto hay que pararlo.

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P.D. Debe haber mucho miedo en el ambiente hacker a que MásPaís llegue al Parlamento. Me ha sido dificilísimo pasar este artículo al blogg desde Cuarto Poder, igual que los vídeos en You Tube. Por algo será... ¿Qué idelogía  e intereses estarán tan ocupados  en bloquear esas noticias? ¿Quienes podrían salir esquilados si se vota a MásPaís?  No acuso a nadie, prefiero que cada uno y una 'avive el seso y despierte' sacando sus conclusiones, pero cuando el río suena, agua lleva,  ni tampoco es oro todo lo que seduce. En fin...






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