martes, 5 de noviembre de 2019

Gracias, Iñaki, por este análisis tan acertado, de un debate con obsolescencia programada, un bis del mismo patiment que llevamos a cuestas como en un viacrucis sado-maso, la confirmación de la tesis gattopardo fashion: fingir que todo cambiará para que todo siga igual.Con el agravante de que ellos ya ni siquiera se molestan en fingir nada. Son pura transparencia y completamente previsibles. El 11N seguiremos igual, si los votos no toman otra dirección que les descabale el Monopoly y el Stratego. Esperemos que la conciencia y el sentido común de la ciudadanía les marquen una goleada que los deje a la altura de sí mismos, y que los partidos autonómicos, territoriales, sectoriales comprometidos en común con alma federal y con los pies en la tierra del 15M, les obliguen a asumir la realidad que ellos solo usan como arma electoralista. No paran de hacerlo. Y que en esa unión de pluralidades, MásPaís, se convierta en la llave necesaria para el diálogo y la bajada de tantos humos ya insoportables y tan política y socialmente insostenibles, como la combustión de crudos y sus derivadas energías tóxicas


Notas sobre el debate electoral




En el debate electoral de anoche ganó Pedro Sánchez porque no perdió, porque todos fueron a por él y, sin embargo, salió ileso. Y ganó Santiago Abascal porque aprovechó la oportunidad que le daba el prime time para hacer un fantástico mitin que seguramente le sirvió para captar a algunos indecisos. En segundo lugar, habrá muy probablemente investidura pero no se ve muy bien que pueda haber un gobierno, y lo que no se ve en absoluto es que pueda haber un gobierno estable.
Por lo que a Cataluña se refiere, dos posturas antagónicas. Por un lado, las derechas; en otro, Unidas Podemos. Las derechas creen que estamos ante un problema de orden público y de indisciplina inconstitucional, y hace falta mano dura. Pablo Casado propone la ley de seguridad ciudadana; Albert Rivera propone el 155; y Santiago Abascal va más lejos y propone directamente la liquidación de la autonomía. Unidas Podemos, en el otro extremo, porpone diálogo enmarcado en una relectura de la arquitectura territorial española. En medio de ambos, la postura de Pedro Sánchez, que quiere ser pragmática: orden público defendido con toda la contundencia necesaria pero con proporcionalidad. Y en el otro lado, diálogo, pero comenzando con diálogo entre las propias fuerzas catalanas.
En materia de economía y empleo, las recetas tradicionales. Para la derecha es imprescindible bajar los impuestos; para la izquierda es imprescindible subirlos. Hubo poco énfasis a la hora de defender todo esto porque ya se da más que por sabido. También se da por sabido que en un debate de estas características no se va a decir ni una sola palabra de Cultura ni de Ciencia. En campaña, para los políticos, los ciudadanos electores somos sobre todo un bolsillo con piernas.
A la hora de analizar el trabajo de los líderes que ayer intervinieron, mi punto de vista es que Pedro Sánchez era el más criticado, el centro de todas las críticas y el enemigo a batir. También era el más fácil de criticar, porque como no suman ni las derechas ni las izaquierdas, cualquiera que intente sumar va a tener que hacer cosas raras y envolverse en un montón de contradicciones, y en estas cosas de las contradicciones Pedro Sánchez se mueve estupendamente bien. Ayer se colocó en una postura centrada, tratando de equidistar de los sitios y creo que le resultó bien. Entró como ganador y salió como ganador.
Pablo Casado, que saben ustedes que venía de Aznarismo y se convirtió a la UCD después de la derrota del 28 de abril, ayer quiso estar en presidente, pero desde mi punto de vista, le falta un largo hervor. Tuvo además el inconveniente de que quiso confrontar con Sánchez pero Rivera no le dejaba porque estaba permanentemente discutiendo las argumentaciones y así terminó la derecha enredándose en sus propias cuitas. Creo que Casado llegó al debate como aspirante y salió como   aspirante.
Unidas Podemos es una formación muy sólida en lo argumental.muy frágil a la hora de aplicar sus pensamientos; es una estructura endeble con una capacidad analítica muy completa. Pablo Iglesias es el único profesional de la teoría política de los cinco ayer reunidos. Estuvo Iglesias bien, más apagado que de costrumbre, pero estuvo correcto. Creo que ni ganó ni perdió.
Ciudadanos es un partido que entró en estado comatoso. El objetivo de Albert Rivera era demostrar que el cadáver aún respiraba pero no salió demasiado bien parado del trance. Se entendió que la descolocación que tiene Cs es la descolocación que tiene el propio Rivera. Quiere estar en todas partes y no está en ninguna. Alguien le debería decir que esos cartelitos que saca constantemente no se leen ni se entienden, es una gansada. Y por otra parte, la ristra de transferencias que mostró ayer para que se viera cuánta concesión se había hecho sobre las autonomías era simplemente lo obligado por los distintos estautos de autonomía. creo que Rivera llegó al debate como naúfrago y salió del debate como naúfrago.
Respecto a Vox, he de confesar que me siento incapaz de analizar al partido con imparcialidad. Su tufo franquista me resulta directamente insoportable. Imaginar que esa presencia de la democracia orgánica en el parlamento democrático español va a ser muy numerosa que resulta muy difícil de digerir. Acepto, que vaya pode delante, que mi opinión de Vox está totalmente mediatizada por un prejuicio profundo. Ayer llegó como si fuera una nueva fuerza y era una fuerza nueva; a la gente joven le pudo sonar como el mensaje más fresco que había, pero era el más viejo de todos, disfrazado del más nuevo. Para Vox el asunto es muy sencillo de explicar: todos los males proceden de la existencia del estado de las autonomías y la solución pasa por volarlo. Eso, y su obsesión con la inmigración, que le conecta de manera indiscutible con todos los moviemientos de extrema derecha europea.

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