jueves, 14 de marzo de 2019

Mensaje urgentísimo de Greenpeace y la última ocurrencia demencial de un sociópata que gobierna el mundo desde su cerebro peligrosamente trastornado. ¿Puede llamarse democracia soportar que gobierne algo así porque ha engañado a millones de torpes e ignorantes? ¿Puede llamarse democracia a un sistema que compra y vende políticos y en el que los millonarios en el poder pueden hacer lo que quieran, no solo en su país, sino tomando decisiones que ponen en peligro el Planeta y la supervivencia de la propia humanidad? Eso no es democracia, sino un fraude colosal, en el que el "demos" sin "arkía", es el que paga todos los platos rotos y encima aguanta y consiente que el mismo al que han votado los machaque y se ría de ellos...mientras hace negocios a costa de sus votos ¿No sería más adecuado cambiarle el nombre y reconocer lo que es en realidad: una tontocracia terminator haciendo el ridículo mundial y encima en peligro constante de extinción por tonti-locura gravis del preboste más inepto de la Historia? Nadie debería privarse de ver el último trabajo de Michael Moore. Ningún país decente debería tener embajadas de ese engendro en su territorio ni embajada propia en él, mientras tal disparate gobierne y encima se imponga en el mundo como una plaga bíblica. La Casa Blanca convertida en un psiquiátrico de luxe, donde el psiquiatra es el loco más rico del pueblo, que compró el título en una universidad fundada por él mismo, que es el rector. En eso se han convertido EEUU. Pobres B. Franklin, A. Linconl, F.D. Rooselvet y demás "padres" ilusos de una desaparecida democracia paradigmática guiada en estos tiempos por la versión más gore y desquiciada de Forrest Gump, disuelta en tecno-mierda, petróleo,violencia, sectas forring-office, plásticos, dólares, pasteles, helados, pelis, hamburguesas y mentiras a tutiplén...Las malas lenguas científicas afirman desde hace años que la Coca-Cola, además de los dientes, destruye las neuronas, da la impresión de que no van desencaminadas en su investigación...Ains!



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El Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico es el hogar de algunos de los animales salvajes más espectaculares del planeta.
Osos polares, manadas de caribúes, bueyes almizcleros, lobos y búhos que podrían sufrir las terribles consecuencias de la última decisión de la administración Trump: conceder permisos a las compañías petroleras para perforar la que es el área protegida más grande de Alaska.
Enormes camiones de más de cuarenta toneladas en busca de petróleo y gas, máquinas perforadoras y peligrosos oleoductos que podrían tener filtraciones y dañar permanentemente toda esta vida salvaje, incluyendo la tundra congelada, ya de por sí amenazada por el cambio climático.
La ciencia ha hablado: tenemos que decir adiós a los combustibles fósiles si queremos evitar los peores impactos del cambio climático.
El Ártico ya está sufriendo los efectos de un clima que cambia a grandes velocidades: la región se calienta el doble de rápido que el resto del planeta y el hielo marino se está derritiendo, con las devastadoras consecuencias que eso tiene para las comunidades que habitan en estas tierras y para los animales que dependen de él.


Por ejemplo, los osos polares tienen que dirigirse hacia el norte o nadar miles de kilómetros hacia el sur para llegar a tierra firme, ya que el hielo se derrite y se rompe, disminuyendo la cantidad de tiempo que pueden pasar buscando alimento en el hielo marino. Lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico. La decisión de Trump tiene consecuencias globales para la salud del planeta y con tu apoyo desde Greenpeace seguiremos diciendo a líderes como él que el Ártico no está a la venta y no pueden ponerlo en peligro por obtener beneficios económicos.
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