Feijóo y Marcial Dorado: no es una foto, fueron años de amistad y viajes entre un cargo público y un capo del contrabando
El presidente gallego insiste en Salvados en que fue ingenuo y no
supo a qué se dedicaba el capo con el que viajó a Canarias, Ibiza, Picos
de Europa y Portugal
La propaganda de su Gobierno intentó reducir a una instántanea años de relación y excursiones al mar, la montaña y el extranjero junto a Dorado
Feijóo era número dos de Sanidad en Galicia durante aquellos viajes y a Dorado ya le habían detenido en la Operación Nécora y vinculado al lavado de dinero
La propaganda de su Gobierno intentó reducir a una instántanea años de relación y excursiones al mar, la montaña y el extranjero junto a Dorado
Feijóo era número dos de Sanidad en Galicia durante aquellos viajes y a Dorado ya le habían detenido en la Operación Nécora y vinculado al lavado de dinero
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"¿Le gustan las series? ¿House of
Cards, Juego de Tronos, Narcos...? ¿No ha visto Narcos? Bueno, narcos
supongo que sí que ha visto, pero me refiero a la serie".
Las preguntas de Jordi Évole forman parte de uno de los anuncios del programa Salvados,
que este domingo emite La Sexta y en el que se entrevista al presidente
de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, uno de los barones en alza del PP en
el sempiterno debate sobre la sucesión de Rajoy, cuyos índices de
popularidad siguen hundidos desde el batacazo electoral en Catalunya.
El diálogo sobre sus años de amistad con el narco
constituye el pasaje más tenso de la entrevista de Évole a Feijóo, de
gira durante los últimos meses por los medios nacionales coincidiendo
con la crisis en que está sumido su partido. Como cada vez que sale el
asunto de Marcial Dorado -un histórico de los clanes de Arousa que hoy
cumple condena por narcotráfico- con el que compartió viajes a la playa,
a la montaña y al extranjero a mediados de los 90 cuando el actual
presidente era número dos de Sanidad en el
Gobierno de la Xunta, aflora el Feijóo más nervioso y dubitativo. Estas
son las explicaciones que ofreció en Salvados sobre cómo vivió aquellos
días de 2013 en que un reportaje de El País destapó su pasado:
"Fue un momento en el que tuve que dar explicaciones, de qué había
ocurrido 20 o 25 años antes con personas que conocí o con las que tuve
algún tipo de encuentro. Esas fotos son, cuando menos, difíciles de
explicar". [...]
"¿Usted cree que si yo supiese de lo
que iba a ser acusado yo me dejaría hacer fotos o iría a comer con él?
No tenía nada que ocultar, por lo tanto en ningún caso tenía información
de si es verdad o no, la verdad judicial es que sí tenía alguna
relación con determinados negocios relativos al narcotráfico. Es
evidente que en Galicia sí se sabía que había personas que se habían
dedicado al contrabando de tabaco, eso sí lo sabía, no se lo puedo
ocultar, pero alguna relación o algún asunto pendiente de la justicia...
jamás tuve conocimiento de que lo tuviere".
En una
de las repreguntas, Evole muestra su incredulidad y recuerda que Dorado
había salido vinculado al contrabando o al narcotráfico en 66 noticias
de La Voz de Galicia, en 18 de El País, 20 del Abc y 19 de La Vanguardia.
Feijóo responde: "Sí, pero yo si supiese esto, ¿qué ganaba yo? La
verdad a veces puede no entenderse en toda su amplitud pero esa es la
verdad. Y si usted me dice 'es usted un ingenuo', a estos efectos, no
tenga la menor duda. Que he aprendido, también. Que ahora
lamentablemente cuando a uno lo invitan, lamentablemente pregunto '¿este
quién es?' y hay veces que no voy".
Las respuestas
de Feijóo en Salvados mantienen la línea argumental que tanto él como su
equipo siguieron cuando estalló el escándalo en la primavera de 2013
tras difundirse aquel álbum de fotos
que delataba una parte oculta de su biografía: un alto cargo de un
Gobierno autonómico compartiendo viajes y fines de semana en casa de uno
de los señores del tabaco. Según probó luego la Audiencia Nacional,
durante aquellos años Dorado estaba lavando cantidades millonarias.
Acabó condenado a 13 años por tráfico de cocaína y los yates y mansiones
que alojaron a Feijóo están hoy incautados por la Justicia.
La propaganda oficial del Gobierno y del PP gallego ha tratado de que
aquello quedase en una foto producto de un descuido de juventud de
Feijóo.
No es del todo exacto. Ni Feijóo era un joven
-tenía más de treinta años y altas responsabilidades en el Gobierno
gallego a principios de los 90 cuando era secretario general de Sanidad a
las órdenes del hoy presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay
Beccaría-. Ni aquello fue solo una foto. Está probado que Feijóo viajó
a Ibiza, Canarias, Picos de Europa y Cascais (Portugal) en compañía de
uno de los mayores capos de la Rías Baixas. Además de las fiestas y
fines de semana que ambos compartían en las mansiones de Dorado en la
Illa de Arousa y Baiona, una localidad turística cercana a Vigo. El
presidente llegó a contar a El País -cuando uno de sus periodistas se
presentó a contrastar la veracidad de las fotos antes de publicarlas-
que también viajó a Andorra con Dorado. Un día después de que el diario
escribiese que era uno de los destinos favoritos de los narcos y
contrabantistas para lavar dinero, el presidente corrigió ese dato y
dijo que en realidad había estado en Picos de Europa. "Sé que había
nieve", dijo, visiblemente nervioso, en su rueda de prensa más delicada.

Junto a Dorado y Feijóo -y sus parejas de entonces-
navegaba en aquellos yates un personaje clave en esta historia. Manuel
Cruz, con un pasado oscuro vinculado a la ultraderecha de Ferrol, era en
aquel momento chófer de Romay Beccaría en la Xunta y al mismo tiempo
testaferro de Dorado (sí, ambas cosas eran compatibles entonces: los
noventa fueron una era de realismo mágico en Galicia).
Fue precisamente Cruz quien presentó al político y al contrabandista en
un acto con empresarios en la comarca del Salnés, en las rías Baixas,
una de las zonas más turísticas de Galicia y donde se concentraron
históricamente los capos de la droga que antes se habían bregado en el
contrabando.
La respuesta de Feijóo fue convocar una
rueda de prensa en el Parlamento gallego, en la que intentó responder
durante más de una hora a todas las preguntas que se le iban planteando.
Pese a su larga comparecencia y a la ronda de entrevistas que concedió
en medios nacionales durante los días siguientes, la relación de Dorado y
Feijóo dejó muchas incógnitas en el aire. Para empezar, quién pagaba
los viajes. El presidente dijo no recordar ese dato y dio a entender que
unas veces uno y otras veces el otro. Tampoco se aclaró nunca si
existieron contratos entre las empresas "legales" de Dorado y la Xunta,
si sus gasolineras habían surtido combustible para la calefacción de los
hospitales gallegos. Feijóo respondió primero que él no firmó ningún
contrato pero añadió que no pondría la mano en el fuego por todo el
personal de la Xunta. Ante las reiteradas preguntas de la oposición por
aquellos expedientes, su Gobierno acabó respondiendo semanas después que
no podía facilitar los de aquellos años porque algunos se habían
perdido en la inundación de un almacén.
El juez que había detenido a Dorado por narcotráfico en 2003 desmontó sin pretenderlo
parte de la versión del presidente en una entrevista en El Mundo.
Feijóo había repetido a los medios que rompió toda la relación con el
contrabandista en 1997 y que solo lo vio en 1999 en el entierro de
Manuel Cruz, fallecido en un accidente de coche. Pero el instructor de
aquella causa al intentar quitar hierro a los vínculos de Feijóo y el
narco reveló que hubo conversaciones de ambos más allá de 2001 cuando
pinchó el teléfono de Dorado para investigarlo. Taín negó que en la
causa que acabó en una condena de 13 años hubiese hallado "algún indicio
legal contra Feijóo" (que nadie había insinuado) pero al desvelar la
existencia de aquellas charlas puso en duda la explicación del
presidente.
En una de las pocas declaraciones hechas a través de sus abogados desde la cárcel Marcial
Dorado tampoco aclaró demasiado sobre aquellos años. En julio de 2013
aseguró que la última excursión que realizó con Feijóo fue a Ibiza en el
verano de 1998, un año después de que Aduanas anunciara una operación
para deternelo. A partir de ahí se enfrío la relación, según Dorado que
califica como.falsas las alusiones del juez Taín a llamadas posteriores,
aunque tuviese "la intención de defenderlo". El tercer protagonista,
Manuel Cruz, tampoco puede aclarar nada porque falleció en accidente de
coche en 1999 tras ser implicado en una causa por blanqueo como
testaferro de Dorado en los negocios de gasolineras.
Los días más difíciles de la carrera política de Feijóo acabaron con un
reparto de ayudas de la Xunta a los medios de comunicación gallegos.
Tras unos primeros días de sobreexposición pública, el presidente que se
presentó como víctima de una campaña que pretendía amedrentarlo,
decretó el fin de "la infamia" aprovechando
las declaraciones del juez Taín el 4 de abril de 2003, cinco días
después de que aquellas instantáneas vieran la luz.
El tema se convirtió entonces en tabú en la prensa gallega y Feijóo optó
por espaciar también sus intervenciones en los medios nacionales. Se
acabaron aquellas visitas a Madrid aprovechando los comités de
direccción del partido en los que el líder gallego dejaba titulares que
lo hacían emerger como un verso suelto dentro de una organización
sacudida por la corrupción: "Me avergüenzo de Bárcenas", "Nos falta
contundencia contra la corrupción", "Debemos mejorar el relato sobre la
crisis".
Su estrategia para presentarse como
alternativa en un partido donde gran parte de sus líderes estaban
chamuscados por diferentes escándalos se vino abajo. Aquel polémico
álbum significaba que también Feijóo tenía un grave lamparón en su
expediente. La herida a nivel interno en el partido no le impidió ganar
sus terceras elecciones consecutivas en la Xunta e incluso ampliar la
ventaja con la oposición.
Ahora, cinco años después
del escándalo, Feijóo repite que no se ve aspirando a un cuarto mandato
en Galicia y vuelve a las quinielas sobre la hipotética sucesión de
Rajoy. Con él regresan las miradas a aquellas fotografías.
Comunicadores con mucha prédica en el sector más a la derecha del PP
como Federico Jiménez Losantos y otros han atribuido durante las últimas
semanas la aparición de las fotos en 2013 directamente a la
vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría sin facilitar
ningún dato más. El presidente gallego culpó en su día también sin
aportar ninguna prueba al PSOE. Y los pocos que de verdad conocen los
detalles de la historia saben que no fue producto de ninguna
conspiración política.
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