lunes, 12 de marzo de 2018

La Columna de Almudena y como siempre un gracias muy Grandes

Cuando escuchen estas palabras, ustedes ya sabrán hasta qué punto el 8 de marzo ha sido un éxito. Yo no, porque como ayer hice huelga, grabé esta columna el miércoles 7. En cualquier caso, con independencia de las cifras concretas, es indiscutible la energía, la solidez argumental, la creatividad y la masiva capacidad de contagio que ha desarrollado el movimiento feminista en los últimos dos o tres años.
Ya sé que es un fenómeno internacional, pero quiero hablar de España, porque aquí mismo, en el plazo de unas pocas semanas, ha surgido otro movimiento inesperado, masivo y sorprendentemente enérgico. Los mayores no sólo han salido a la calle a protestar por el 0,25 de aumento en sus pensiones. Han salido también a hacer memoria. A recordar que no tienen miedo porque llevan toda la vida luchando, primero contra la dictadura de Franco, después durante la Transición, más tarde contra las reformas laborales, ahora por sus derechos y por los de quienes serán jubilados dentro de unas décadas. Así, han arrastrado a los más jóvenes, que se han sumado a su causa y se manifiestan a su lado, por sus abuelos y por sí mismos. Es una estampa tan emocionante como los carteles que convocaron a la huelga de ayer. Pero mientras las mujeres, los jubilados y jubiladas, los estudiantes afirman la fortaleza de nuestra sociedad civil, ¿dónde están los partidos de izquierdas? ¿Por qué, en el peor momento de la derecha tradicional, no son capaces de rentabilizar este fabuloso capital político? Me encantaría contestar a estas preguntas, pero por desgracia no me sé las respuestas.
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Respondiendo a la reflexión que propone  Almudena, a mí me parece que el principal atasco que confunde  y divide los votos es el papelón del Psoe, un verdadero tapón político, que se autoconsidera y se autoproclama de izquierdas sin serlo, simplemente es de centro tiquismiquis, y para más inri, el colectivo más votado por la gente no derechista de centro, pero con miedo a la izquierda a la que nunca se le ha permitido gobernar y sobre la que pesa la negrura y la toxicidad del franquismo ideológico heredado y mantenido por una incultura total y la negación de la memoria histórica en la educación.
España no es de izquierdas, está muy claro. Por un lado se emociona con las causas justas cuando se convierten en fenómeno mediático, como lo hace con una serie de tv, por ejemplo, pero la sociedad española mayoritariamente no relaciona la resolución de esas causas con la creación e implementación de  herramientas políticas que pueden ayudar a solucionarlas. Y en esa inseguridad, se vuelca hacia la rutina de votar antes lo malo conocido que lo bueno por conocer. IU, como los En Común, Las Mareas, Podemos, Compromís, Equo, el Feminismo, y los LGTBI, las comunidades soberanistas, vasca, catalana, valenciana, gallega, andaluza, extremeña, canaria y balear, tienen también un sector importante implicado a la izquierda, lo mismo que el mundo sindical, pero no es suficiente esa fuerza a la hora de atraer electores que ante la pluralidad se asustan y prefieren elegir un Psoe que inexplicablemente, con una carencia total de orientación, siempre nadando entre dos aguas y escorado mucho más hacia el capitalismo salvaje que hacia el servicio a la ciudadanía, a la  justicia y a la verdadera igualdad, sólo toma partido por el poder y apoya al neoliberalismo económico, dejando a un lado la solución de gravísimos problemas derivados de utilizar los presupuestos estatales al servicio de la banca, la empresa y el negocio de las privatizaciones, con abandono del sector público como motor de prosperidad solidaria. Se han acostumbrado a que el "socialismo" oficial y "de orden" funcione así. Y a eso le han llamado 'izquierda', todo lo demás que lo sobrepasa en valores y apertura es demasiado rojo y antisistema, en una sociedad conejil y acurrucada en la milonga del "Virgencita que nos quedemos como estamos."
Para colmo el Psoe durante los 22 años que ha gobernado en total no cambió la conciencia colectiva para nada, sólo se limitó a aprovechar el buen momento de la UE y a repartir los fondos de cohesión para Expos, JJOO y AVEs, pero no invirtió en vivienda social, ni en mejorar el sector agrario, ni en un verdaero blindaje constitucional de las pensiones y el derecho a la vivienda por encima del 'derecho' al lucro y al enjuague,  el fomentar la educación en valores sociales y éticos, eliminando la confesionalidad religiosa y  de facto en las escuelas públicas y concertadas, ni ha movido pieza creando infraestructuras y rehabilitación de nucleos de población rural, abandonados y que repoblados por políticas acertadas podrían ser centros cooperativos comarcales y municipales magníficos, hábitats sanos como son los de gran parte de la Europa no urbanizable, ni en mantener los textiles, la manufacturación, ni el pequeño comercio, ni los astilleros, ni la producción alternativa de los cultivos ecológicos, sólo grandes superficies vendiendo castañas de China, fresas en enero traídas de Chile, espárragos en diciembre procedentes de Uruguay y las manufacturas, textiles, zapatería, juguetes y confección de Tai Wang, Corea, Singapor o de Calcuta; solo se conserva el sector del motor, autopistas, gasolineras, resto de burbujas inmobiliarias,  especulación vergonzosa con la vivienda, una ley de desahucios impresentable, pisos turísticos para vándalos, que hacen la vida imposible en el centro histórico de las ciudades y en los barrios y urbanizaciones, proliferación de empresas de energías tóxicas derivadas del petróleo, prospecciones igualmente tóxicas con la obsesión del fracking con efectos secindarios y de empresas ruinosas e ignorantes como la Castor de Florentino Pérez (contratada en tiempos del Psoe) que, en vez de penalizarla por su inutilidad irresponsable,  hemos indemnizado entre todas, por habernos timado como a idiotas, o lo poco alternativo que hizo Zapatero en energías sostenibles y que se lo ha acabado cargando el pp como era de esperar. Más una aceleración disparada del cambio climático como consecuencia de ir a saco con las reservas naturales, especialidad  en la que el primo de Rajoy debe ser el sumo sacerdote, acompañada por el agotamiento de los recursos hídricos acentuado por un despilfarro enloquecdo de agua en hoteles monstruosos,campos de golf y piscinas del pijerío descontrolado, como si esto fuese Noruega, sin que el estado haga el menor gesto de poner límite a semejante devastación. Y mientras, esa izquierda surrealista del Psoe callada y quietecita, no vaya a ser que cualquier cambio repentino les arruine las maniobras orquestales y cantamañanas del no es no de Sánchez o las vainicas ciegas de Susana Díaz en Ferraz.

Ese régimen "estable" en  apariencia, porque nunca cambia nada importante, pero criminal y desastroso como gestor de recursos bien administrados, nos tiene atados y bien atadas. Es un callejón sin salida, en el que el miedo y a la manipulación política y mediática de ese canguelo endémico, nos está pasando una factura monumental que ya es imposible seguir pagando sin morir en el empeño como democracia y estado de derecho, como comunidad humana libre y consciente de sí misma. Catalunya es la prueba del nueve.

Seguramente el hecho de que los movimeintos sociales como la unidad de los colectivos de mujeres y de pensionistas en los útimos días, estén demostrando, como lo han  hecho antes y siguen en ello la PAH, Las Mareas, los En Común, los estudiantes, los parados, los pensionistas, los sindicatos y el 15M, que sí, que la base social y sectorial, tiene muy claro lo que quiere y necesita con urgencia, y que lo peor que puede pasarnos es que los partidos políticos en vez de ponerse al servicio de las causas concretas unidos a la ciudadanía y con la función de ser sus portavoces, no sus patriarcas y chamanes mangoneantes, la pillen como rehen y como causa-objeto, tal y como ha venido pasando a lo largo de la historia con la mujeres, el proletariado, los pueblos desprotegidos y los sectores más humamente olvidados  de la población. Esa realidad inteligente de la conciencia colectiva tiene el poder natural de cambiar las cosas, no solo porque es multitudinaria, que lo es, sino sobre todo porque la mayor parte del país se reconoce en su verdad indiscutible, se anima y revive, respirando el  valor que  le ha faltado al silencio sumiso e inútilmente sufrido durante décadas  y siglos. 

Yo no sería dura con la izquierda verdadera, a la que veo implicada, sudando tinta en los barrios y desmontando la corrupción, como en Valencia ha hecho IU, lo mismo en el Ayuntamiento de Alicante que en la Diputación de Valencia, y trabajando sin parar en unir cabos imposibles e intentar un consenso que nos permita hacer algo parecido a los acuerdos valencianos del Botánico o ya en el colmo de la inteligencia política y social, al gobierno portugués.  Aunque sea mucho pedir, soñar es gratis (hasta que Montoro invente el sueñómetro y nos cobre un ojo de la cara por uso indebido y desregulado del cerebelo)

Pero en cambio creo que deberíamos ser completamente de acero inoxidable y no pasar ni una institucionalmente, con peña como el Psoe hasta que se decanten por la coherencia y reconozcan que no se puede usurpar con una sigla la conciencia social de las y los trabajadores y trabajadoras, de los que sufren, de los desahuciados, de los enfermos crónicos arruinados y sin tratamiento, de los niños asistiendo a barracones inundados con goteras y a bajo cero o en un infierno de 40º si hace calor, o sin beca de comedor cuando la comida única es la de la escuela, o que las mujeres estemos condenadas a la eterna brecha salarial -si no son  ministras o gerifaltas de postín-, o desentendidos absolutamente del destino de los refugiados que se rechazan hasta del cupo UE que nos toca por ley, abandonados a su suerte en las cárceles de "acogida" que son los CIEs y tantas veces tiroteados en las fronteras como  en las pateras. Por ellos ningun gerifalte se coloca lacitos en las solapa ni grita en las manis "Je suis refugiée", sólo suelen gritar algo así los peligrosos locos y locas de IU, gente de rastas, hoces, martillos, feminismo y malvivir. O sea, los y las que cumplen  de corazón, pensamiento y voluntad el código enterito de las Bienaventuranzas evangélicas, aunque no vayan a misa los domingos, como  hacen los buenos cumplidores de normas y códigos, más que por devoción por el interés de  comprar a base de cultos y rezos mecánicos una parcela en los cielos, por si acaso después de diñarla va y resulta que hay  algo por ahí además de la pasta y el caché... Menos mal que a los pobres de egoísmo y faltos de obsesión por el pastizal y el egoísmo, ni falta que les hace: el cielo de la igualdad y la justicia que nacen de la sororidad fraterna ya lo llevan puesto por dentro y por fuera cuanto más rojos y rojas  son. Ni necesitan Munillas que les adecenten el curriculum del paripé con toques de agua bendita y perdón de pecados con los que  sus vidas vacías y farsantes cantan La Traviata sin parar de que ni consideran la posibilidad de arrepentirse de lo que más les mola, y vivir como cristianos de verdad, de los de denominación de origen; vamos, que esa peña ya es una rareza, una anomalía, como las izquierdas tal cual. Esos incorformistas que dan amor sin calcular las medidas ni el trueque, y casi siempre a cambio de que les ignoren, son los buenos samaritanos que van por el camino de la vida arreglando los desaguisados inhumanos de clérigos, gerifaltes, letrados, mangantes políticos y millonetis sin alma ni corazón, sin rastro de humanidad. Vamos, evangelio esencial sin más protocolos ni juramentos ante la cruz y la biblia. Pero denunciando con sus vida  la miseria por sectores en las manis y sacando los colores al imperio de la corrupción. Eso sí.

El Psoe, reducido a secta política de  izquierda carnavalesca es el chocolate del loro electoral, y para más inri, el tapón cómplice y oxidado que como el perro del hortelano ni cambia  ni gobierna ni permite que la izquierda pueda hacerlo sumando votos con ella, mientras él se siga llamando izquierda como señuelo atrapavotos incautos, y así permite que siga lo que hay aunque España se hunda sin remedio con su pasotismo interesado y sus "no es no" de pacotilla, y mientras sea el segundo de a bordo en el puente de mando del Titanic y , por supuesto a años luz de la izquierda fetén.
Sí,  creo que  ese enmierdamiento ideológico de conveniencia y  de conciencia ausente en el Psoe, puede que sea la causa por la que la izquierda no sea reconcocida como tal en nuestra sociedad y nunca los votos mayoritarios le hayan permitido gobernar nada más que ayuntamientos pequeños, donde la  gente se conoce y sabe de qué pie cojean los caciques y quiénes se parten el alma por el bien común y nunca se venderán a cambio del  sobre-cogimiento. Sólo los pactos en las municipales han hecho posibles los cambios deseables en los últimos tres años, experimentados material y éticamente por la ciudadanía por primera vez en la mayorìa de los casos. Facilitando el contacto, las soluciones, las asambleas, la proximidad y la convivencia, sin corrupciones ni basuras a la carta. E innovando lo agotado con propuestas adaptadas a tiempos tan distintos, líquidos y transversales, donde el mercado del dinero y el lucro, como la tecnologìa desatada y sin regulación medioambiental del consumismo enloquecido pasando por encima de las personas y sus derechos fundamentales, no pueden seguir siendo los objetivos básicos ni deseables para una sociedad entrampada de por vida por la usura de un establishment- estado-Cueva de Alí Babá llenito de ladrones que le crecen como setas tras la lluvia y el cieno de la corrupción más bestia y cínica que hemos conocido hasta ahora. Sólo la verdadera izquierda entiende y trabaja en ese sentido donde la dejan gobernar y le votan sin que el caciquil sistema d'Hontd se lo impida.

Las bases del Psoe se merecen otra cosa mejor, o sea, que lo que hay se vaya lo antes posible, porque lo de cambiar ellos ya no cuela, ha sido demasiado abuso de fe y confianza en quienes solo devuelven mediocridad, chanchullos y tapujos de sacamuelas, cada cambio en ese plan es más engaño superpuesto y más dañino para todas. Como parte de la mentalidad patriarcal con sordina, también su tiempo c'est finí. Y la mayoría de los españoles y españolas también nos merecemos otro estado, otro sistema, otro gobierno y otro rumbo. Otras oportunidades más decentes, más despiertos,menos enmarranados y más lúcidos: a la altura de los tiempos que corren.

En realidad la verdadera izquierda es el pueblo responsable y soberano. Hermoso y fuerte en su verdad incontestable. Por eso les da tanto miedo a las castas cuando se moviliza y sale a la calle desarmado pero con una fuerza sorprendente, con las ideas más claras que los gobernantes de fanfarria y poco menos, esos posos prescindibles y fuera de tiesto que la dignidad colectiva deja en evidencia y a la altura del betún.

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