viernes, 16 de marzo de 2018

¿Podemos?

Luis Arroyo

Hay
algo muy serio
detrás del debate abierto en Podemos a propósito del nombre con el que se sellarán
las papeletas de las elecciones
autonómicas, locales y europeas del año que viene.
Pablo Iglesias ha propuesto
someter al voto de sus bases la obligatoriedad –con algunas excepciones como 
Ahora Madrid
 o 
Barcelona en Comú
– de que sea el nombre
Podemos
el que encabece las candidaturas respectivas. Garzón ya le ha advertido: si pone
Podemos
también tiene que poner
Izquierda Unida.
Se ha sabido que la resistencia a dejarse cobijar por la exitosa marca ha venido en este caso de la líder andaluza
Teresa Rodríguez
, que argumenta que allí también hay nombres muy conocidos, como 
Ganemos Córdoba
 o 
Participa Sevilla
.

El asunto va mucho más allá de
una mera decisión de márketing electoral
. Esconde en el fondo la dificultad de mostrar al público lo que en realidad no se es. En las fotos fundacionales de Podemos, la gente veía a un líder, Iglesias, rodeado de un grupo compacto y aparentemente bien avenido de lugartenientes –Errejón, Monedero, Bescansa y Alegre–. De
los cinco de Vista Alegre,
ninguno, excepto el líder, sigue ahí. Se han ido yendo uno a uno. En algunos casos, como el de Luis Alegre,
con hostilidad pública
, como cuando ha señalado a “un grupo de conspiradores” de poner al partido “en guerra interna”. En otros casos, con más sutilidad, como cuando
Carolina Bescansa
se posiciona contra la posición oficial del partido en debates como el de Cataluña. Y en otros, como los de Monedero o Errejón, manteniendo impecablemente las formas.

La ausencia de
un liderazgo único
se observa también en la propia configuración territorial de Podemos.
Manuela Carmena
y
Ada Colau
han dicho muchas veces que ellas no son de Podemos. Porque no lo son. Son ambas líderes de plataformas electorales instrumentales que agruparon a personas de origen diverso (verdes, comunistas, activismo ciudadano…). Lo mismo ha ido sucediendo en cientos de otros municipios y en las listas presentadas a las elecciones autonómicas. Incluso en las elecciones generales al Congreso y al Senado, Podemos no se ha presentado nunca como
una fuerza política única
, sino como resultado de lo que la organización llama “confluencias”. De manera que, por ejemplo, cada vez que
Podemos
habla en el Congreso, tiene que dividir su turno con sus socios catalanes y gallegos.
Para lo bueno –poder contar con muchas organizaciones– y para lo malo –la dificultad de organizarse con una voz única– Podemos no es una unidad política, sino una galaxia de personas y organizaciones variadas.
A veces demasiado variadas. Una organización puede ser percibida como una unidad aunque esté formada por decenas o incluso cientos de partes más pequeñas. Por poner dos ejemplos (no tan) distintos, ahí están la Unión General de Trabajadores o Comisiones Obreras, que son en realidad confederaciones de organizaciones jurídicamente independientes, sectoriales y territoriales. O la Iglesia católica, que por muy jerárquica que pueda parecer, es una inmensa federación de cientos de miles de personas jurídicas distintas.
Para que organizaciones de este tipo puedan funcionar bien, deben contar con un liderazgo moral único y unificador, y con un objetivo mínimo compartido por todos y que se sitúe por encima de los asuntos del día a día.
El problema fundamental de Podemos es que, detrás de la discusión sobre el nombre que se pone en las papeletas, hay demasiada pelea interna por el control de las decisiones. Las broncas en el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, son ya épicas. Y también que, sobre asuntos sobre los que el electorado exigirá posiciones claras –como la cuestión catalana, o la relación con la Unión Europea, o sobre Venezuela o Cuba o Rusia como símbolos– Podemos no habla con un solo mensaje, sino que emite más bien disonancias.
Una de las razones del ascenso de Ciudadanos en los últimos sondeos es probablemente que la formación de Albert Rivera no adolece de ninguno de esos dos problemas. Ciudadanos, primero, no es una amalgama de organizaciones diversas, sino un partido único, con un liderazgo orgánico consolidado. Y en segundo lugar, tampoco refleja posiciones contradictorias en su seno sobre los asuntos fundamentales. Podrá ser templado con las feministas, o con los pensionistas, pero es todo él templado. No hay contradicciones, o al menos no se ven tanto.
Karl Rove, quien fuera jefe de Gabinete con George Bush hijo, resumía las campañas electorales diciendo que el elector o la electora se hacía tres preguntas muy simples sobre los candidatos. “¿Es un líder fuerte? ¿Puedo fiarme de él? ¿Se preocupa de la gente como yo?”. Pablo Iglesias hace bien tratando de responder positivamente a esas tres preguntas promoviendo la imagen de una candidatura única y coherente bajo el nombre de Podemos. Y es muy probable que su propuesta gane en la consulta interna prevista para los próximos días. Pero el simple hecho de tener que preguntar demuestra que Podemos está lejos de ser la fuerza política fuerte y compacta que parecía ser en un principio, y que Pablo Iglesias quiere que sea.

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Acabo de encontrar este artículo en Infolibre y lo cuelgo aquí porque me parece un paradigma de choque entre la realidad caduca y la realidad emergente. El autor razona con claridad y con acierto, sólo que lo hace desde el paradigma gastado, ése de ganadores y perdedores en bloques blindados, como Alfonso Guerra,que es el "orden" al que está habituada la política del desgaste, la que ya nos ha demostrado con creces su caducidad con la inoperancia del bipartidismo decimonónico en plan bis erre que erre.
La crisis interminable del sistema que arrastramos desde hace diez años nos está demostrando sin parar que a la hora de las soluciones vitales los grandes mogollones políticos acostumbrados ya son ineficaces, la realidad cotidiana desborda su capacidad de  gestión. Somos líquidos y casi gaseosos gracias a los manejos desastrosos del capitalismo desalmado y ciego salvo para los dividendos, sumandos y multiplicandos de los suyo y para los restandos de la ciudadanía empobrecida y exprimida sin tregua. 

El viejo sistema tiende desde siempre a globalizar el poder, a ser un bunker monolítico y a considerar que la unidad es unilateralidad suprema e inamovible, una falange macedónica articulada contra un enemigo estratégico igualmente gerifalte al que hay que vencer por todos los medios y ponerlo al servicio de la propia ideología, de rodillas a ser posible, a base de ser hegemónicos en mayoría absoluta. Todo el engranaje es sólido, férreo. Pero, al mismo tiempo, la realidad social que ese sistema había configurado con tanta precisión se ha roto desde dentro, se ha visto abandonada y  a los capitostes que mandaban y organizaban seguridades que luego han sido ruinosas para toda la sociedad, salir corriendo en dirección contraria y refugiarse en sus cargos políticos de los que siguen viviendo años y años, de espaldas a los pueblos que les siguen pagando con sus impuestos por un trabajo que no saben desempeñar: crear el bien común y no solo cuidar su caché personal de políticos 'profesionales'.

Hasta esta crisis la gente había estado inconsciente de esa realidad paralela del poder como oficio y beneficio, porque el sistema social le permitía vivir con dignidad: trabajo, salario suficiente, derechos y libertades más o menos en su punto. Pero estalla la bomba de la debacle y la gente observa que mientras ella es arruinada por los bancos que  le obligan a rescatar, desahuciada, recortada y empobrecida sin tregua, los políticos responsables del mal gobierno que han provocado la crisis ya fuese  por acción o por omisión de responsabilidades, siguen donde estaban, no dan cuentas, no dimiten, viven de muerte y se siguen presentando a las elecciones como si nada hubiese pasado. Entonces el pueblo se pone en marcha y sale a la calle, nace el 15M y se empieza a organizar en asambles priero, en mareas después, logra  formar ILPs que llegan al  parlamento como la PAH. Sorpresa nº 1 que ningún político profesional comprende ni entiende y como consecuencia reguladora de desmadres posibles nace Podemos en 2013 y en 2014 arrasa en las europeas, en principio Podemos aparece como un intento del poder más ligth para regular las masas que pueden ser muy peligrosas si además piensan, se organizan y se independizan del sistema. Eso explica por qué Podemos al principio recibió tanta atención mediática y la prensa iba de palmera. 

Precisamente  las confluencias han sido un éxito del pueblo y el Podemos actual un trozo de poder político que trataba  de hacerse con ellas sin conseguirlo del todo. El pueblo coopera en común pero ya no se  somete al viejo esquema de poderes que ya le ha golpeado bastante. No se fía ni quiere regresar a la caverna después de haber salido de ella y ver que la política es de la polis, de los politoi y no de los banqueros, ni de los reyes ni los caciques ya sean financieros o ideológicos. Las elecciones municipales han demostrado que desde la base sí se puede superar el déficit, sí se pueden solucionar carencias y recuperar un bienestar sostenible si el bien común sustituye a la corrupción y la democracia  a la cleptocracia ejercida por unos gobernantes con la complicidad de la oposición, mientras en los ayuntamientos del cambio y su transparencia todo fluye, también la oposición puede y debe cooperar todo se habla y se arregla.
No tenemos más problema grave que el contraste de modelos y el miedo a perder la costumbre de lo de siempre entre un estado opresor con un gobierno capitalista y liberal en el fraude, de derecha dura y dictatorial, ineficaz en igualdad marrullero en justicia, opaco en ética, desastroso y miserable en economía, retrógrado e ignorante en educación y cultura, amnésico en memoria histórica y cruel en los malos tratos sociales, represivo  y turbio en el modo de legislar, frente a  un poder territorial y municipalista de corte social, solidario, democrático, transparente, eficaz y tirando a la izquierda, un poder legítimo y soberano como lo define la Constitución, que ha salido de las urnas y se está convirtiendo en el brazo institucional de la ciudadanía, al elegir a sus portavoces en asambleas populares abiertas . Y además resulta que tiene herramientas, que ha estudiado, que sabe lo que hay que hacer además de salir a la calle a protestar. Hay unos políticos muy bien preparados, unos jóvenes, otros mayores y entre sus debates y puestas en común los municipios y diputaciones están formando un tejido social nuevo, que nunca habíamos conocido después de la guerra civil. El Gobiernos los castiga con Montoro y sus amenazas como ariete.

Una política nueva mucho más humana e inteligente se está implementando, no de bloques ni de cómplices sino de acuerdos plurales, de minorías coordinadas y concienciadas en las que se puede y se debe unificar la sanísima diversidad enriquecedora para gestionar desde el bien común y no desde las siglas como hegemonías absolutas. Se rompen y desbordan los sistemas conocidos, Podemos se da cuenta de que no era cosa de empoderar masas ignorantes desde una cúpula de laboratorio político, resulta que la masa ya es conciencia e inteligencia colectiva y no se somete a directrices en las que ese potencial no decida ni participe directamente. Es un fenómeno que ha puesto en crisis el sistema viejo, no un error de táctica ni de estrategia política ni electoralista, la nueva sociedad ya no necesita lo rancio e inoperante de ayer, que falló de plano a la hora de la dificultad. La vieja hegemonia del domino y el miedo está siendo sustituida por la unidad de objetivos plurales e igualmente válidos donde no hay exclusiones y no se trata de potenciar siglas ni marcas ni iconos. Eso desconcierta también al Podemos que arrasó en Bruselas y se embarulló con un empacho de poderío principiante. No se trataba de arrasar nada sino de ir creciendo como pueblo que se empieza a autogobernarse solidariamente.

Queda bien patente con las confluencias que acabaron por convencer forzosamente con los resultados al Podemos hegemonista de que su plan inicial y absorbente de diversidades no tenía futuro si la conciencia colectiva que prefiere confluir  a absorber y aplastar  lo diverso ya no se somete a cánones dogmáticos y blindados con el único fin de imponerse al modo de la vieja política de competición y no de acuerdos. Se está demostrando en la práctica del gobierno municipal el valor del contraste, del debate y del acuerdo final que  hace los logros mucho más ricos, justos y democráticos, también más laboriosos y menos fáciles, pero no es mucho pedir si se está dedicado a esa responsabilidad y se cobra por ello de los impuestos públicos que paga la ciudadanía para tener un servicio político decente, eficaz y respetuoso y no a una cuadrilla de sobraos, corruptos y caciques adictos al poder y al beneficio particular y de partido en vez de ser decentes y libres de ataduras chanchulleras. 

Es muy natural que  el establishment esté atacando constantemente a ese Podemos que se ha visto obligado a escorarse a la izquierda por mandato popular y que muchos miembros del primer momento como Errejón, Bescansa o Alegre se hayan descolgado si es que tal vez tenían una idea de hegemonismo podemita más centrista que de  izquierdas, pero las bases sociales que son izquierda natural y sectorial más que ideológica reclaman formar parte de una fuerza soberana que participe en las instituciones más que estar sometidas a una estructura de poder rígido y blindado, dominado desde "arriba" aunque simulando un abajo poco convincente.
Se trata de un pueblo en proceso dinámico de empoderamiento, no porque un partido le empodere sino porque el partido le sirve y le hace de portavoz, como herramienta simplemente, por eso importa menos la sigla que la sustancia,al contrario de lo que ocurre en la derecha y en la pseudoizquierda del acople a lo que sea.
Para eso IU es única porque sabe evolucionar y adaptarse al objetivo común desde la reflexión y la praxis del compromiso en la calle y en el escaño, y  Podemos ya se ha dado cuenta, aunque haya intereses  que lo preferirían dócil al sistema y obediente, pero  para eso ya está C's, la fotocopia del pp más falso y del psoe más plastilínico.

Por otra parte acusar a Podemos de tener una diversidad fuerte de criterios no significa rupturas sino pluralidades negociables como deberían ser todos los partidos democráticos. Lo importante es que nos una la finalidad aunque los medios sean diversos, cada grupo trabaja mejor en su especialidad y eso es buenísimo y aporta muchos más recursos que una sola cabeza pensando por todas, con Franco ya vimos lo que es eso, con el viejo Psoe, Aznar, Rajoy y el buenazas de Zapatero hemos completado el cupo del blindaje con unos resultados que están a la vista. Ellos, los de siempre, reencarnados en C's son el pasado, y si gobiernan otra vez habrá otra crisis aun mayor porque son la repetición de las mismas causas y provocarán los mismos efectos aunque eso al sistema  le da igual, solo quiere mandar desde el miedo a los fantasmas que el mismo sistema fabrica cada día y que la prensa obediente reproduce através de opiniones y personajes como Alfonso Guerra o el autor de este artículo seguramente con la mejor intención o a lo mejor no, quién sabe. Allá ellos en todo caso. 

Lo que llama la atención poderosamente es la campaña de bombardeo en plan alud sincrónico con la que están tratando de minar la energía y la determinación de las bases populares. Si ladran  tanto no es porque Unidos Podemos lo esté haciendo mal sino porque es distinto y la derecha capitalista tiene  un miedo  cerval a los cambios que no puede controlar (pensionistas y mujeres la han  convertido estos días en un remedo de programa legislativo de Elena Francis inundando el Congreso con la casquería instintiva de la manipulación más repugnante), por eso  se quiere neutralizar cuanto antes a lo que se considera "el enemigo" e incluso influir en lo posible sobre el espíritu autocrítico de la izquierda mediante los medios, algo de lo que la derecha carece por completo, como de conciencia. Nunca se dividirá pensando, sólo si se trata de pasta, y eso sólo se ve en los juzgados cuando cantan y dejan de cantar de repente y de soltar la semana siguiente una declaración negando lo que cantaron la semana anterior...en fin... Ladran mucho, luego temen que sigamos caminando y no hagamos caso a sus ladridos y que como en las elecciones territoriales de 2015 se lleven otra castaña electoral a pesar de la protección de san d'Hontd bendito.
Tiempo al tiempo, compas...

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