domingo, 10 de julio de 2016

¡Oh bancos! ¡Mis bancos!


 

Publicada 10/07/2016 
    


Es bueno y legítimo recordar de vez en cuando la pregunta que Bertolt Brecht deslizó en su Ópera de los tres centavos: “¿Qué es el robo de un banco comparado con el hecho de fundar uno?”. La pregunta es una respuesta sobre el modo en el que una sociedad puede legalizar operaciones de explotación ilegítima. Y ahora que se habla tanto de corrupción, dinero negro y fraude, conviene recordar que los verdaderos cuchillos que dibujan en la piel de cada individuo el mapa de una sociedad se ofrecen en los escaparates y se venden de forma legal.

Mientras estaba leyendo en el periódico que Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea entre 2004 y 2014, acaba de firmar como presidente no ejecutivo de la casa de especulación Goldman Sachs, recibo una llamada del despacho laboral de un banco para avisarme de que en una semana van a proceder contra mí por una deuda de 85 euros. Primero pienso que debe tratarse de un error, que no tengo nada que ver con ese Banco Mare Nostrum, pero después recuerdo que la Caja de Ahorros de Granada acabó en sus garras cuando se desataron los procesos de absorción. Junto con las dos últimas reformas laborales, el desmantelamiento de las cajas de ahorros, obligadas a invertir parte de sus beneficios en obra social y en desarrollos del territorio, ha sido la actuación política más graves de los partidos que cantan la internacional del neoliberalismo. Los colmillos de los grandes bancos exigían ese cuello.

Abrí una cuenta en la Caja de Ahorros de Granada en 1981, cuando empecé a trabajar. Confieso cierta melancolía al escribir sobre una oficina situada en mi barrio de siempre, junto a la casa de mis padres, regentada por gente a la que conozco y de la que recibí un trato amable hasta que decidí cambiar mi nómina de entidad. A Granada le tengo lealtad, al Banco Mare Nostrum ninguna. Dejé la cuenta a cero y busqué cueva en otra selva más cercana a mi vida de hoy. En cualquier caso, cuando me acerqué a la vieja sucursal a preguntar qué pasaba con los 85 euros ya sabía que me iba a guardar en el bolsillo la impertinencia con la que traté a la abogada del teléfono. No dudé en decirle que iría a solucionar la situación, aunque sospechaba que se trataba de alguno de esos robos que los bancos legalizan con el nombre de comisión... Cajeros, ingresos, transferencias, sístoles, diástoles, lo que antes era gratis a cambio de especular con nuestro dinero, ahora resulta carne de cañón y comisión. Pero no iba a pagar el pato con los trabajadores de la vieja sucursal. ¡Qué culpa tienen ellos!

De una forma muy educada me explicaron que, aunque llevaba años con la cuenta a cero, me habían enviado una tarjeta de crédito (que yo nunca pedí ni recibí), que la comisión por enviar la tarjeta era de 40 euros y que los intereses por impago de esos 40 euros sumaban otros 45. De ahí mi deuda. Para cerrar mi cuenta tuve que pagar, además, una comisión de 35 euros. Esa modesta riqueza de 120 euros no le llegaba al mundo desde los barcos de pesca, ni desde los huertos que dan tomates, ni desde los talleres que producen bienestar, sino de la explotación legalizada. Y la califico de riqueza modesta porque si la comparamos con la legislación española sobre desahucios, que ha sacado la sangre y el alma a miles de vidas, es sólo una broma barata.

También es una broma barata si la comparamos con el negocio que representa para los bancos la Unión Europea. Hace unos días Begoña P. Ramírez publicaba en infoLibre una crónica sobre el comportamiento feliz de unas entidades que reciben dinero gratis del BCE y luego lo prestan a una media del 8,6 %. ¿Podemos extrañarnos del Brexit o de las indignaciones sociales, que a veces derivan hacia al racismo y la extrema derecha, con un BCE que trabaja en favor de la especulación de los bancos en vez de ayudar a los Estados, es decir, a la ciudadanía?

¡Oh especulación! Durão Barroso firma por Goldman Sachs en Londres para ver cómo se puede convertir el Brexit en beneficio especulativo. ¿Por qué hay guerras? Porque hay industria armamentística que alimentar. Quien participó en la reunión de las Azores en marzo de 2003, junto a Bush, Blair y Aznar, apoyando la guerra de Irak y convirtiendo en negocio la mayor catástrofe humana de los últimos años, bien puede ahora sacar beneficios del Brexit. Contará con el sabio consejo de Mario Draghi, otro hombre de Goldman Sachs, además de presidente del Banco Central Europeo.

A España le toca en estas cosas bailar con el más feo. Nuestro ministro Luis de Guindos era el presidente en España y Portugal de Lehman Brothers, ese nido de especuladores que quebró en 2008, dando el pistoletazo de salida a la crisis y a sus buitres. El alma de Europa está en manos de los bancos y la especulación. Hablar de derechos sociales y democráticos es una farsa que legaliza lo que no es legítimo. Walt Whitman escribió un conmovedor poema en homenaje al capitán que había salvado un barco del naufragio a costa de su vida: “¡Oh capitán! ¡Mi capitán!”. Nuestra Unión saluda a los especuladores que viven a costa de nuestra vida y nos llevan al naufragio: ¡0h bancos! ¡Mis bancos!”.

Acabo con otra frase de Brecht: “Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse tendrá que pasar al ataque”. Los que no somos partidarios de la violencia, de los francotiradores o de la extrema derecha, estamos obligados a buscar y crear políticos que nos defiendan. 

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La nada del todo y viceversa 
(versión rapera, item vale re-pera) 

No sé que tienen los bancos
en su chungo especular
que enamoran de ese modo
al trinke del capital
y a la política gens 
que se ha convertido en mafia
al ritmo de ese va y ven
con soniquete charmant
y tan seductora gracia 
que hace olvidar la memoria
y disponer el bolsillo
pa llenarlo a tutiplén...
¿Será ese garbo rumboso,
esos aires  sandungueros,
con que saben acosar
y convertir en moroso
a quien ignora una deuda
que le acaban de endosar
por lo que nunca compró
ni imaginó que existiera

¿O tal vez por el glamour
que salta a la yugular
del ciudadano de a pie
sin más razón que robar,
sin más cómo ni por qué
que el designio retorcido
de una entidad fantasmal,
que practica el vampirismo
y la debacle social? 
 Y viendo cómo está el patio
solo queda una razón
para explicar el por qué
de esa inmunda maldición:
La causa es el terrorismo
de corbata y portafolios
y el avieso paripé
de tan vulgar silogismo
que supone maridar
política con parné 
y conseguir que a la vez,
todos en la misma mierda,
acabe siendo lo mismo
un ministerio de Hacienda,
un parlamento jodido,
un Presidente o un juez. 

Y un global batiburrillo
de mediocres millonarios
se apodere suciamente
de los derechos humanos
y los convierta en puré
con el poder soberano
que les concede el parné
que a todos nos han robado.

Pues no hay forma de escapar
a trampa tan sibilina
que cobra por respirar
mientras se te sienta encima
y te obliga a costear
las pensiones millonarias
de sus excelsos banqueros,
trabajando sin parar
y cobrando una miseria
para devolver al banco
lo que cobra por robar. 

Será por ese talento
tan grande y tan seductor
que nos tiene comprimidos,
abducidos y arruinados,
por lo que todos callamos
pagándole  al portador
de intereses y desahucios
en un constante gotero,
cantidades infinitas
por papeles sin valor
sin siquiera rechistar,
dinero que no debemos
pero que necesitamos
por justicia y dignidad. 

Querido poeta, bienvenido al club de víctimas de la estafa por el morro, aquí no se escapa ni diosh; has pasado la iniciación banquera de la miniestafa legal Patio de Monipodio fashion. ¿Cómo se te quedaría el cuerpo si te digo que eso mismo me lo hizo el gobierno de Cospedalia con el cobro de 100 euros en 2011, recién ganadas las elecciones autonómicas, por una radiografía hecha en la Seguridad Social de Albacete en 2007, cuando se supone que no había recortes en una Castilla La Mancha gobernada entonces por Psoe? Flipé con la innovación de la estafa con efecto retroactivo para ir llenando la hucha familiar de Capio (madremía, si hasta en el nombre de la empresa declaran intenciones: capio, capire, capivi, capitum..., más o menos, 'arramblar' y ' apoderarse de algo', en todos los sentidos; qué mundo de sugerencias semánticas!)  Otra esppecialidad a la misma altura del trinke bancario, pero poniendo al Estado como testaferro...eso se llama rizar el rizo de la rapiña como vocación y dedicación plena. No hay por donde salvarlos ni con la mejor voluntad. Uno para todos y todo para unos pocos. Si D'Artagnan levantara la cabeza... se muere de la impresión. Ains!



 


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