No deberíamos permitir que nos
sigan distrayendo con esta farsa ni un minuto más. Deberíamos protestar,
no ya como ciudadanos, sino como clientes y espectadores estafados.
Hemos pagado una entrada y tenemos derecho a que nos ofrezcan un show
profesional y de categoría, no esta chapuza, mezcla de una función de
fin de curso y una exhibición de taller de teatro para aficionados, que
estamos teniendo que soportar desde el 26J.
Merecemos que no nos traten como idiotas y que nos tomen
mínimamente en serio. No pueden avisarnos que España no puede seguir un
minuto más sin gobierno y luego irse todos de puente antes de iniciar
las consultas. Simplemente no cuela. Igual que tampoco nos tragamos que
todos tengan tanta prisa pero ninguno haya tenido tiempo para sentarse a
negociar nada mínimamente sensato durante casi un mes.
Los portavoces del Partido Popular no pueden salir todos los días a
amenazar a los pensionistas con quedarse sin pensión o a los
funcionarios con quedarse sin parte de sueldo porque aún no hay
gobierno, pero no haber sido capaces de iniciar una sola negociación
seria, con papel y equipos de trabajo. Si realmente estuvieran tan
incómodos en funciones y la recuperación económica necesitase tan
urgentemente un gobierno habrían hecho algo más que enviar un resumen de
su programa electoral
Los portavoces de Ciudadanos
no pueden comparecer a diario para contarnos que Rajoy les ha cedido dos
puestos y su mayoría en la mesa del Congreso a cambio de una abstención
que vale nada sin los socialistas. Rajoy sabe sumar, igual que
nosotros. Ciudadanos pretende ocupar una posición central y resultar
decisivo durante la legislatura sólo con su abstención. Una gran
estrategia que solo tiene un pequeño fallo: los demás partidos,
especialmente el PSOE y el PP, tienen que estar dirigidos por perfectos
cretinos.
Los nacionalistas vascos y catalanes no
pueden seguir negando la evidencia de que votaron con el PP para amarrar
sus grupos parlamentarios y sus puestos en las mesas y esperar que les
tomemos en serio. Tampoco nos tragamos que los populares les hayan dado
todo eso sólo a cambio de hacer presidenta del Congreso a Ana Pastor. A
no ser que ya sea agosto en el PP y hayan comenzado las superrebajas.
Los socialistas y los de Podemos no pueden seguir castigándonos un día
sí y otro también con este cruce permanente de reproches, rencillas,
vendettas y ajustes de cuentas. Los votantes de izquierdas deben
sentirse cada día un poco más niños en mitad de un divorcio largo y
desagradable, donde todo el mundo les pregunta todo el rato a quién
quieren más, si a papá o a mamá.
Lo mínimo que
deberíamos exigir y esperar de nuestros representantes políticos es que
se muestren capaces de ofrecernos un espectáculo político mínimamente
profesional. A falta de capacidad de diálogo o calidad democrática, que
por lo menos demuestren que saben seguir un guión decente comportarse en
público y manejarse con los cubiertos en la mesa o con el atuendo en
una ceremonia.
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