Una parte del electorado español vota “como las
personas normales” pero hay otra parte que se comporta como una pandilla
de anormales y vota para que Rajoy y su partido no gobierne, así
ocurrió en noviembre pasado.
Como tampoco la
oposición fue capaz de armar gobierno hubo que volver a votar en junio y,
aunque el PP mejoró resultado, nuevamente el voto de esa pandilla
decidió que Rajoy no gobernase y en eso estamos por culpa de la
insensatez de personas que no acaban de aceptar la necesidad de que
Rajoy gobierne y algo habrá que hacer porque este país “no es Uganda”
pero ya se va a parecer a Bélgica que lleva más tiempo sin gobierno.
Por eso, en un programa de televisión la presentadora
pregunta: “¿Qué hay que hacer para que Rajoy pueda formar gobierno?” y, a
continuación, ella y sus colaboradores discuten las diversas
posibilidades, que unos voten, otros se abstengan, etc. Así llega la
actualidad política a través de los medios de comunicación mayoritarios:
Es necesario, imprescindible y urgente formar gobierno. O sea, nos
recuerdan que debe acabar el bloqueo para que Rajoy vuelva a gobernar.
Y, ya que es necesario, imprescindible y urgente, los partidos serios,
responsables y constitucionalistas deben colaborar de un modo u otro
para que el presidente en funciones se perpetúe. Que cada uno haga su
aportación para que eso suceda, porque es lo único sensato, ese es el
pensamiento dominante que comunican cada día los poderes que se expresan
a través de las televisiones y las cabeceras capitalinas.
Lo sensato es que el gobernante que legisló para recortar el derecho a
la justicia, que aprobó una ley mordaza que utiliza como porra para
perseguir las libertades, que llegó al Gobierno sobre la corrupción
sistemática de su partido (una corrupción de la que él mismo se
benefició), que vació la caja de pensiones para tapar su fracaso
económico, que decretó una amnistía fiscal para los suyos, el presidente
plasmático que despreció el parlamento y mintió reiteradamente en él,
quien creó una policía política ayudada por la utilización policial de
la fiscalía para perseguir a sus enemigos políticos, el artífice de la
clasista y reaccionaria “ley Wert”, quien a pesar del recorte de
cobertura a parados y protección social dejó el estado con déficit…,
vuelva a gobernar. Eso es lo sensato, nos dicen.
Lo
sensato es que aquel joven político franquista, contrario a la
Constitución y los estatutos de autonomía, reconducido al nuevo juego
político de la mano de Fraga, el que repartió chapapote informativo para
tapar los graves errores gubernamentales en el naufragio del Prestige,
el que se encargó de defender en el parlamento que Sadam Hussein tenía
armas de destrucción masiva y correspondía atacar Irak, quien sostuvo la
teoría de que detrás del atentado a los trenes de Madrid posiblemente
estaría ETA en beneficio de Zapatero, quien hizo una oposición tan
desleal que acusó al presidente del Gobierno de entregar Navarra y
España a ETA, quien recogió firmas contra el estatuto catalán azuzando
el anticatalanismo que desencadenó la rabia de la ciudadanía catalana…,
vuelva a gobernar.
Lo razonable y de sentido común es
que el presidente que en esta etapa de gobierno en funciones siguió
burlando al parlamento y tomando decisiones abusivas por decreto…,
vuelva a gobernar.
Así lo dice “la gente como Dios
manda”, “la gente normal”, lo que hacen “en los países serios”, es lo
que dicta “el sentido común” y es lo razonable. Así lo cree él, su
partido y todos los poderes que lo apoyan, así lo cree Rivera de
Ciudadanos y así lo creen algunos cargos autonómicos del PSOE y así lo
creen González, Guerra, Rubalcaba… Incluso lo creen una lista de
intelectuales “de toda la vida”, también sensatos y con sentido de
estado, que ese presidente en funciones y de vacaciones debe volver a
gobernar.
Quienes hace un año mantenían la teoría de
que, ya que era previsible que el PP perdiese la mayoría absoluta,
habría que apuntalar las políticas en curso con una “gran coalición”,
quienes prohibieron a Sánchez dialogar siquiera con los partidos vascos y
catalanes limitándole el juego posible y sus alianzas, le señalan ahora
el camino: lo sensato es que Rajoy vuelva a gobernar, que la ciudadanía
española vuelva a disfrutar de su presidencia y del gobierno de su
partido.
Como es tanto el sentido común y tanta la
sensatez que reina en España posiblemente acabe por triunfar lo más
sensato: que vuelva a gobernar el campeón de la justicia social, las
libertades y el déficit. Y si no lo hace será por culpa de Sánchez, qué
insensatez.
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