miércoles, 13 de julio de 2016

Ni hablar del peluquín


Entre tan farragosa actualidad tripartita: o sea, autóctona, del eurocontorno y del desastre global, de vez en cuando se producen acontecimientos de enjundia y transcendencia que lo flipas en colores. Como por ejemplo esta primicia que hoy nos sirve la prensa en la bandeja del desayuno: el peluquero de Hollande cobra 9.800 euretes mensuales. 
Así de sopetón como que te quedas en plan golpe zen. Afectada por un extrañeza rarita, valga la redundancia. Como que no sabes si estás leyendo en serio o simplemente es que aun no te has acabado de despertar y lees visiones. Y vas y piensas, aunque no te resulte fácil, así a bote pronto, en plan aquí te pillo y aquí me quedo; y luego reaccionas despacico y te lo repiensas. A ver, rebobinando: la noticia sigue ahí delante, en la pantalla. No es un espejismo de quita y pon. En twitter los emolumentos del gestor del pelamen  presidencial francés es ya casi trending topping; un puro rettwit que se expande por las redes como un manchurrón de brillantina caído en combate por el descuido profesional de los pelazos egregios. Y sigues percibiendo las andanadas de realidad a bocajarro. ¿Qué tiene de impactante esta noticia para que nosotros, españolitas/itos, con la que nos está cayendo en estos momentos, nos la estemos pasando de mano en mano como la "farsa monea" de la copla, "que de mano en mano va y ninguno de la quea"?

Pueden ser motivos diversos los que nos llevan a esta sensación de asombro repentino. Por ejemplo, una forma de animarnos un poco al pensar que en Francia también se cuecen habas derrochadoras entre la política de recortes. Y que un socialdemócrata, sea aborigen o transpirenaico, acaba siempre seducido por el glamour, o bien  de un peluquero no demasiado habilidoso -, según se ven los resultados de su modus operandi-, o de la carcundy zone de una Susana Díaz o del funambulismo entreverado de un Pedro Sánchez en modo oxímoron compulsivo. O sea, ni chicha ni limoná, que no es que tengan ese tipo de glamour peluqueril, pero cansar cansan lo suyo y lo ajeno, como si el evento tocomocho lo tuviéramos que fabricar nosotros en plan self made. A decir verdad, no lo fabricamos, pero lo pagamos carísimo.

A los franceses la socialdemocracia a la pacotille se les pone por las nubes con el look presidencial y la transparencia informativa que no se les escapa una; a nosotros, directamente, ese look nos arruina, pero desde la prudencia de un silencio ya épico, aunque el peluquero presidencial fuese amateur y no cobrase nada más que en especie y no en euros. Sí, favor por favor, a la española caciquil, que es lo de siempre. "Vamosh, Benitiño, que a cambio de no cobrarme por el peloteo natural que el cargo produce, te concedo un alquiler shocial a cargo de la Xunta y una subvención libre de impueshtosh  para emprendedoresh galaicosh, y que ashí te pongash una peluquería de luxe en La Rúa del Villar, por ejemplo, y ashí no levantamosh soshpechash ni damos la campanada como en Francia; yo creo que por el tinte semanal, el recorte del bishoñé y de la barba, está superbien pagado, rapaz!", "Ya lo creo, señor Presidente, no se hable más. Acepto encantado y además en la próxima sesión de repaso cabellil le traigo un tupper lleniño de lacón con grelos del que fa miña mae.", "Puesh no se fale maish, Benitiño, que te quiero, coño, Benitiño, que te quiero." Y claro, así, con esa discreción y esa mano izquierda tan derecha ella, con tal savoir faire, ¿quién podría resistirse a la tentación y/o coscarse de la transacción? ¿Cómo averiguar con exactitud el montante al que pueden ascender las generosas recompensas de tanta Taula, tanta Gürtel, tanta Púnica y tanto de tanto y cuánto...?
Vértigo nos dan estas meditaciones sugeridas por noticias como esta del peluquero gabacho, aplicadas al hispánico modo. Y ya en elecciones ¿cómo no votar a un partido tan generoso, cuya base social está siempre agradecida y recompensada de modo tan espléndido, a base de "pellizquitos", enchufetes, contactos a lo pequeño Nicolás y tantos miles y miles de detalles protectores  'sociales'? No como en Francia que todos se enteran de todo en un plís plás, y  donde ocultar los excesos manirrotos se paga carísimo.


Luego, se sigue pensando y una llega a más conclusiones, como por ejemplo, que con lo que al peluquero del Hollande le sobra cada mes del pastón que recibe del erario público franchute por cuidar la delicada cabellera presidencial, seguramente, podrían comer durante cuatro semanas varias familias de refugiados, de esos que estorban en todas partes y no tienen donde caerse muertos, porque, precisamente los aviones de l'armée del'air  française  et sa grandeur les han dejado sin casa ni techo, a base de bombas, misiles y demás lindezas bélicas, mientras el pelo del presidente social y demócrata, reluce y va por esos mundos hecho un pincel.
Y una sigue pensando si es normal que a la ciudadanía de Europa se nos obligue a quedarnos atrapados en las redes de políticas tan absurdas, injustas , fariseas y mediocres, que producen noticias como esta en plan escoria informativa y degradante. Y comienza a darle vueltas por enésima vez a eso de un posible Eurexit masivo, que obligue a los gerifaltes de la UE a replantearse todo.

Con heridas a izquierda y a derecha, Europa es un inhóspito y ruinoso hospital de campaña, no por falta de recursos sino por falta de inteligencia ética y práctica para gestionarlo adecuadamente,  mucho más que la realización de aquel gran proyecto político que parecía al principio, cuando al calor del pensamiento keynesiano se emprendió la idea política común de unidad económica y social del Continente. Sólo que ya no queda peña como Adenauer, De Gaulle,  con todos sus peros, ni De Gasperi, ni Togliatti, ni Churchill, ni Olof Palme, ni un Gorbachov o un Suárez, un Sandro Pertini o un Willy Brandt, con todos los peros habidos y por haber...Quiero decir, en general, a falta de ideas asumibles por el bien común e inteligentes y de un proyecto sensato, amplio, sensible al factor humano y con contenido social y ético en lo económico. Y una sigue pensando y  hasta llegar  a conclusiones tan poco gratas como  preocupantes. Europa está desalmada a base de estar tan armada, que no se encuentra  a sí misma  ni de broma bajo el entramado de su hiper auto-protección miedosa, ya casi patológica, a todos los niveles. Ha perdido el alma a pedacitos; a recortes; gota a gota. Se le ha evaporado la capacidad de crear, de pensar, de regenerar, de analizar en inteligente y no solo en modo robot, a lo Draghi o a lo Barroso o Guindos. Se ha ido desvalijando per se mucho más que per  accidens, mientras se auto-rebaja los listones de  la inteligencia y se suben por las nubes los de una brutal incompetencia sistémica. 

Sólo así se comprende una socialdemocracia neoliberal engolfada en las puertas giratorias; un dominio absoluto del neocapitalismo más atroz y de ahogamiento voluntario de derechos y libertades, acompañado de sueldos astronómicos y pensiones vitalicias a diputados, presidentes y cargos de todo tipo, que mantenemos entre todos los euro-recortados. Un rescate especulador y generalizado de la banca privada a costa de la sangre, el sudor, las lágrimas y hasta la vida de la ciudadanía. Y que sea la noticia del sueldazo "oficial" disparatado del peluquero de un presidente presuntamente socialista, lo que nos deje alucinando. Peccata minuta, es cierto, si lo comparamos con las millonadas afanadas por Fabra, Blasco, Cotino, Castedo, Granados, Pujol, Infanta &husband & royal  family, Blesa, Rato, Olivas, Bárcenas. etc... y tramas corruptísimas en toda ppepperilandia y, de rebufo, en ciertos rincones del socialismo más oscuro y aún vigente y con voz demasiado cantante.

Tal vez nos sacuda este aldabonazo de la actualidad como un signo de alarma, del rien ne va plus, o como el tufo a quemado cuando hace un buen rato que la comida se carbonizó en el olvido del cocinero.  Y ya no tiene remedio. Hay  que tirarla a la basura y cocinar otra vez en un nuevo cacharro limpio.  Pero, ¿se habrá percatado el personal de cocina de la gravedad del chamuscamiento general? y además, ¿dispondremos de cacharros limpios y en buen estado para volver a cocinar y que el guiso resulte comestible y hasta sabroso, si no es mucho pedir?

No quisiera por nada del mundo que la respuesta a los españoles y europeos, ante las demandas cada vez más frecuentes y explícitas de democracia, transparencia, decencia, justicia y humanidad, fuese aquella con que de chica, en casa, me negaban a veces las cosas que pedía, con esta frase habitual: "Y de eso, ni hablar del peluquín".

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