Rodrigo Rato está acusado de apropiación indebida,
blanqueo de capitales, administración desleal, falsedad documental,
alzamiento de bienes, maquinación para alterar el precio de las cosas y
fraude fiscal. Luis Bárcenas, de los delitos de blanqueo de capitales,
falsedad documental, estafa procesal, cohecho y fraude fiscal. Ambos son
políticos. Ambos del PP. Ambos tenían dinero en Suiza y ambos se
beneficiaron de la amnistía fiscal de Rajoy.
Ambos
están imputados pero no condenados, acusados los dos de distintas
modalidades del robo a costa del contribuyente español. Bárcenas ha
pasado por la cárcel y Rato aún no, pero fue prisión preventiva, la misma prisión preventiva que han aplicado al presunto testaferro del “artífice” del “milagro español”.
Sin embargo, el trato que el PP dispensa es muy distinto entre los dos. Mientras Luis Bárcenas es calificado de “delincuente” que “da asco”, Rodrigo Rato “no es culpable de nada” y hasta le recibe en su despacho el ministro del Interior.
¿A qué responde este doble rasero con el “inocente” Rato y el
“delincuente” Bárcenas? ¿Cuál es la gran diferencia entre los dos? No es
su situación judicial: ambos están imputados, pero siguen sin sentencia
aún. No son las expectativas de acabar en prisión: ambos se enfrentan a
procesos penales con varios frentes abiertos y que pintan (para ellos)
muy mal. No es la gravedad de sus delitos ni sus consecuencias para los
ciudadanos; cuesta imaginar un perjuicio mayor que la quiebra de Bankia,
que provocó el rescate español. No es por sus millones en Suiza, un
asuntillo que no parece escandalizar demasiado en el PP; Rajoy le deseó
“fuerza” a Bárcenas cuando apareció su fortuna allí y ayer se supo que Rato pidió consejo al ministro Montoro antes de mover su dinero en este paraíso fiscal.
La gran diferencia, lo que explica por qué Rodrigo Rato disfruta de un
claro trato de favor, es que, a ojos del PP, Luis Bárcenas es un
chivato. El “delincuente” Bárcenas ha acusado al presidente del Gobierno
y a toda la cúpula del partido de cobrar sobres con dinero B. Hasta que
tiró de la manta, el tesorero estuvo igual de protegido como hoy lo
está Rato. Porque en el PP ser un presunto delincuente se disculpa; incluso un delincuente condenado, como Jaume Matas, puede encontrar comprensión.
Ser un ladrón se tolera, pero Génova no perdona a un traidor.
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Nota del blog:
Está claro, Génova no perdona a un traidor, pero sólo si la traición es contra Génova exclusivamente, porque los que traicionan el compromiso institucional contraído en las urnas con el Estado español y sus ciudadanos, lo llevan traicionando con un cinismo atroz desde el 20 de Noviembre de 2011, usando la mayoría absoluta del timo del escaño, como ariete, catapulta y misil contra la libertad, la democracia, la dignidad, los derechos y la misma Justicia, de la que se pitorrean constantemente. Desde la vendida de Felipe González en plan Judas, con lo de la OTAN y la entrada con calzador en la UE a base de dejarnos sin infraestructuras económicas ni soberanía, no habíamos padecido una traición tan alucinante, incluyendo el soberanicidio del artículo 135 de la Constitución, hecho a cuatro manos por Zapatero y su compinche Rajoy. Lo triste de esta situación es que la traición a la Patria se ha convertido en una herramienta de trabajo, mientras que las traiciones de secta política y financiera que perjudican al clan cleptócrata del "partido", o más bien de "la partida" del Ppernales, se han convertido en delito.
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