Las plataformas antifracking consiguieron recoger más de 100.000 firmas para elevar una Iniciativa Legislativa Popular al Parlamento Vasco, que aprobó una ley que evita el uso del fracking en Euskadi.
AITOR URRESTI
Ingeniero Industrial
especialista en Energías Renovables
y profesor de la Universidad del País Vasco
Ingeniero Industrial
especialista en Energías Renovables
y profesor de la Universidad del País Vasco
La fracturación hidráulica o fracking, es la técnica que ha revolucionado el sector energético. Inyectar agua, arena y aditivos químicos a gran presión para romper a varios kilómetros de profundidad las capas de pizarra, permite aprovechar nuevos depósitos que hasta hace poco eran inviables.
Sin embargo, el uso de esta técnica durante más de una década ha demostrado todos los riesgos que tiene: contaminación de aire, de aguas subterráneas y de los ríos, sequías asociados al alto consumo de agua, el aumento de terremotos debido a la reinyección de aguas residuales y una ocupación importante del terreno.
Recientemente el gobierno introdujo incentivos económicos para los municipios que promuevan el uso de la técnica del fracking en la modificación de la Ley de Hidrocarburos. En concreto la norma crea el Impuesto sobre el Valor de la Extracción de Gas, Petróleo y Condensados, que establece un gravamen de entre el 1% y el 4% sobre la producción de gas no convencional, y fija un canon de 125.000 euros por cada sondeo de exploración y cada pozo de producción en tierra, que deberán revertir con especial intensidad en las Comunidades Autónomas y en los municipios donde se ubiquen los pozos.
Las 3 claves que debemos abordar son: contaminación, beneficios y empleo.En
muchas ocasiones, la mala calidad de la roca, obliga a realizar una
gran cantidad de pozos de extracción, entre 6 y 10 pozos cada 2 km. Todo
esto deja una importante cicatriz en el territorio, para la corta vida
media de estos pozos, que suele ser de 5 años. Además, una vez terminada
la explotación, las contaminación de subsuelo queda como legado para el
futuro. La evidencia científica lo certifica: el 96% de las
publicaciones científicas sobre fracking demuestran riesgos potenciales a
la salud, el 73% contaminación de agua, y el 92% contaminación de aire.
Los habitantes de la zona presentan un aumento importante de
enfermedades respiratorias, dermatológicas, cardiovasculares y
neurológicas. Las empresas que promueven el uso de esta técnica
prometen grandes beneficios económicos, y la generación de puestos de
empleo. Pero la realidad de EEUU, donde esta técnica está muy extendida,
es que el mayor coste que supone esta técnica, y el gran número de
perforaciones que son necesarias, ha provocado que las empresas que
explotan el gas de fracking estén perdiendo más de tres dólares por cada
dólar facturado, y la deuda que tienen contraída las están asfixiando. Se generan de media dos empleos por
pozo, la mayoría exige una cualificación técnica específica, que no
tenemos en España; lo que supone con seguridad contratar en el
extranjero. Respecto a los puestos de
empleo, se generan de media
dos empleos por cada pozo, y la mayoría de ellos exigen una gran
cualificación técnica muy específica, que hasta ahora no tenemos en
España más que de manera residual; lo que supondría con alta
probabilidad contratar en el extranjero. A esto hay que añadir que el
empleo local creado se va a dedicar sobre todo a labores de vigilancia
de los pozos, durante la corta vida útil de los mismos. Se trata por lo
tanto de empleo de escasa calidad, con poca estabilidad y baja
cualificación. Aún así, en estos análisis siempre se elude evaluar el
empleo perdido por incompatibilidad con otros sectores, como la
agricultura ecológica o el turismo rural. No es de extrañar por
lo tanto, que allí donde se ha propuesto el uso de esta técnica, se
hayan alzado movimientos locales de respuesta, y las comunidades locales
se han alzado para impedir el uso de una técnica. En el estado se han
creado movimientos que han conseguido la aprobación de leyes autonómicas
contra el fracking, leyes que han sido rápidamente recurridas por el
gobierno central. La última de ellas, en Euskadi, donde las plataformas
antifracking vascas consiguieron recoger más de 100,000 firmas para
elevar una Iniciativa Legislativa Popular al Parlamento Vasco, que
aprobó una ley que evita el uso del fracking en Euskadi.
A nivel
europeo, se ha conseguido articular un movimiento que se ha hecho
escuchar en varias ocasiones en el propio Parlamento Europeo, obligando a
la Comisión a pronunciarse mediante unas recomendaciones a los estados
miembros, aunque de momento se están directamente ignorando, o
implementando de manera muy negligente. De todos modos, la
pregunta que subyace a este conflicto es evidente: ¿por qué asumir a los
riesgos que implica el uso de esta técnica, por unos beneficios
pírricos en manos de unas pocas empresas, teniendo en cuenta que la
Agencia Internacional de la Energía advierte de que tenemos que dejar
bajo tierra el 80% de los combustibles conocidos, sino queremos
desencadenar un cambio climático imparable? ¿Qué temas te preocupan? Participa y ayúdanos a hacer oír la voz de la ciudadanía.'Programa Ciudadano'
En colaboración con: HAYSALIDA.org y QUONERS.es
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