Es
un serio obstáculo para el desarrollo humano el desconocimiento del
amor como estado de conciencia. El amor no es sólo el sentimiento y la
emoción que experimentamos por los seres queridos, es, sobre todo, un
nivel de evolución que nos hace experimentar la unidad armónica con toda
la creación y en todos los estados de la materia y de la energía.
Modifica y despierta la conciencia, regula y armoniza el cuerpo y la
mente, sana, ordena las funciones de los neurotransmisores y
hace posible las producción de endorfinas y de leucocitos T, que son la
base de la inmunidad; hace que respiremos mejor, que tomemos más
oxígeno y expulsemos con más facilidad el anhídrido carbónico de
nuestros tejidos. Que el exígeno produzca hemoglobina y la transporte
por el organismo, reforzando y alimentando los tejidos,órganos y
sistemas. Nos hace inmunes no sólo fìsicamente, sino también
energéticamente. Quien de verdad ama se convierte en energía de vida y,
como un espejo, el amor que emite es una coraza protectora, de modo que
cuando recibe amor, éste se suma a la propia condición y emite ondas de
armonía, belleza y afecto, de salud y de equilibrio, que
instantáneamente reciben quienes también aman. Y si se recibe odio,
malas ideas o intenciones torcidas, éstas "rebotan" en las ondas
protectoras del amor y vuelven por donde han venido, al foco que las
envió.
Generalmente los productores de maldad, de pensamientos tóxicos
destructivos contra el prójimo, creen que si actúan en el anonimato
y delegando en alfiles teledirigidos que no son conscientes de ser meros portadores de pensamientos y emociones parásitas, están a salvo de represalias de sus víctimas, pero se equivocan; es muy posible que la mayoría de esas víctimas ni siquiera de den por aludidas, son
ellos mismos los causantes del boomerang de sus males, cuando sus malas
intenciones "chocan" con el amor esencial de sus agredidos. Entonces se produce
el efecto rebote y todo lo malo que han tramado vuelve a ellos con
fuerza doble, el impulso inicial y el de la inercia al chocar con la
pantalla protectora del que es amor y vive en él. Lo único que nos hace invulnerables a las agresiones y ataques del mal, es no tener fisuras emocionales permanentes, como miedo, ira, enfado, rabia, celos, rencor, tristeza crónica, desaliento constante, baja autoestima y afán de control sobre los demás. Son estados de vibración muy densa, como esos nublados oscurísimos y espesos, opresivos, que a veces presenta la atmósfera.
Es natural que a pesar de vivir en el estado de armonía que produce el amor incondicional y universal, se tengan momentáneamente bajones de vez en cuando, debidos al desgaste natural de la existencia, al roce y al choque con los acontecimientos inevitables, pero tenemos a nuestra disposición el poder de recuperar y restaurar el estado natural de equilibrio en el que podemos estar serenos y receptivos a las vibraciones internas del amor infinito que nos da la vida y mantiene activos los procesos orgánicos, sensitivos y mentales. El "enchufe" que nos conecta instantáneamente con nuestra esencia inalterable y potentísima es la respiración consciente, algo que por instinto natural hacemos y recomendamos a los demás en los momentos difíciles, tensos o dolorosos. Respirar y parar la actividad, el pensamiento y la emoción que nos alteran. Bastan unos instantes para observar el cambio interno y como responden el organismo, la mente y las emociones a ese ejercicio constante del respirar cuando se hace desde la consciencia y no sólo desde la mecánica inercial del aparato respiratorio.
Los elementos básicos que constituyen la naturaleza, son el fuego, el aire, la tierra y el agua, pero además de su composición química tienen a su vez un potencial psíquico que nos aporta fuerza para alimentar la mente racional, transformadora y lógica con el fuego, la intuición y la creatividad con el aire, la percepción y la fecundidad del trabajo y de producir y organizar, con la tierra y la riqueza de fertilizante de las emociones, sentimientos, fluidez y capacidad de adaptación al medio, comprensión y empatía, con el agua. Los cuatro elementos con toda su capacidad motriz y generadora de vida forman nuestro equipaje corporal, anímico, sensitivo y mental. Y se ponen en marcha con la respiración; de hecho, lo primero y lo último que hacemos en esta vida es respirar. Al llegar "conectamos" y al marchar "desconectamos" el sistema. Los antiguos griegos al aire cargado de vida y de inspiración le llamaban "pneuma", los hindúes y budistas le llaman "prana", los taoístas y sintoístas le llaman "chi" o "ki". Y los místicos, "soplo del espíritu".
Ya es tiempo de ir atando cabos entre lo que consideramos ciencia y lo que nos han vendido como cuentos piadosos o imaginarios, basados en vaguedades y referencias de otros a lo largo de los siglos, a los que se consideraban "santos", "sabios" o "especiales". Todos somos especiales. Únicos. Originales. Irrepetibles en la unidad del amor. Sólo que lo ignoramos porque nuestra adaptación a la vida es traumática y nuestra evolución no es aún capaz de unificar lo que se piensa, se dice y se siente con lo que se hace y se comparte con el entorno. Esa ignorancia mecánica y programada desde la educación dirigida por parámetros que ya no están a la altura de nuestros cambios de conciencia nos condena a vivir de espaldas a la esencia que somos y de cara a la elementalidad que fuimos. Aspiramos a cambiar el mundo que no nos gusta sin cambiar nosotros para que el mundo pueda cambiar.
Es muy triste que el Planeta esté en un estado tan lamentable a causa de la ignorancia de nuestra valía, de nuestro potencial más elevado, que las tres cuartas partes de la población malviva y muera sin poder desarrollar un mínimo de vida digna que nos permita ir evolucionando hacia estados de conciencia colectiva e individual inteligente que permitan la autonomía y el ejercicio de derechos, libertades y dignidad. De llegar a niveles normales de desarrollo que superen el primitivismo del ego y sus instintos destructores, como los que justifican la crueldad "necesaria" para sobrevivir porque aún desconocen el poder que tiene el apoyo mutuo y la cooperación para sostener la vida, hasta en las formas más elementales. Y más triste aún, pensar y comprobar como se gastan millones y millones en nada más que rastrear la posibilidad de ganar más y de arruinar con más pericia nuestro patrimonio humano y ecológico, que van unidos indefectiblemente. Y que mentes educadas para manejar la racionalidad del pensamiento, para especular con la materia, el saber heredado, la información, las tradiciones, el inventar cachivaches que son como juguetes para entretener, manipular y acumular poder sobre los demás, no sean capaces de dedicar su empeño y su trabajo, en primer lugar para mejorar en serio y de verdad las condiciones de vida de los seres humanos, de las especies animales y vegetales, de la tierra y sus mares, océanos, bosques, campos y montañas. Que con tantos conocimientos sin scientia , en vez de cum scientia, -conciencia- sin sabiduría, no sean capaces de realizarse como seres completos ni ayudar a que los demás lo puedan ser, pero se dedican a inventar máquinas que les muestren la clave del todo. El boson de Higs. ¿Nos ha hecho mejores poder descomponer el átomo para contaminar el Planeta con la radiactividad? ¿Nos ha hecho mejores el petróleo en manos de millonarios sin escrúpulos? ¿Qué valor tiene hacerse los amos de los recursos si se desconoce quienes somos, qué sentido tiene nuestra vida y de qué potencial cósmico participamos por el mero hecho de ser amor inteligente en evolución y crecimiento constante, no hacia la expansión posesiva, sino hacia la toma de infinitud de la conciencia?
Si los científicos actuales no
se entretuviesen tanto en conquistar el espacio exterior y aplicasen la
física del conocimiento al espacio interno con el mismo entusiasmo con
que estudian probabilidades e hipótesis a millones de años luz, sin saber a ciencia cierta si lo que perciben existe realmente o sólo se percibe la noticia lejana de algo que tal vez ni siquiera exista ahora, ellos mismos experimentarían tales cambios que ya
estaríamos viviendo en condiciones mil veces mejores que en las
actuales. Muchas enfermedades no existirían y los achaques "normales" se
curarían ipso facto. Nuestras potencias psíquicas e intelectivas estarían avanzadísimas. Las crisis económicas serían una leyenda del
pasado remoto y las fuentes de energía serían inagotables, como ya
afirmaba Nikola Tesla y se habría descubierto que el amor es la
sustancia nutricia e inagotable de la evolución y del ser, de cuya conciencia o
ausencia, dependen todo el universo y sus leyes, como dejó bien claro
Einstein.
2 comentarios:
Manual para disfrutar de la oxitocina y unificar lo que una siente, dice, piensa, hace y cree:
- Convertirse en la élite
- Desmantelar la élite
- Disfrutar de la vida
Para todo lo demás:
lee y viaja.
Ostras, Goto, qué alegría tener noticias tuyas. Está claro que lo tuyo es el viaje como realización y disfrute. Cuando viajas emites magia y se te siente hasta más cerca.Me alegro un montón de leerte. Es como darte un abrazo en la distancia.
Tienes razón. La élite es un invento que se desmantela cuando empieza a importarnos un rábano y disfrutando la vida a fondo con todas sus consecuencias, sin juzgar ni culpar nadie ni a nosotros mismos tampoco, fluyendo con ella sin más, ni menos. Un abrazo grande, como tú.
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