-Buenos días somos de la agencia de batiburrillos sociales al por mayor, y estamos encuestando sobre las preferencias de los ciudadanos ¿Podemos hacerle unas preguntas?
-Pues sí, encantada. Diga, diga.
-¿Qué preferiría usted, la estabilidad de convivir treinta y cinco años como mínimo con una boa constrictor y sus crías, a las que deberá alimentar y cuidar para que sus vecinos vean el glamour de usted, su espíritu ecologista y lo bien que le sienta a su dieta adelgazante comerse las sobras de la boa y las boítas? O por el contrario ¿preferiría usted la opción de tener que alimentar a una piraña durante sólo cuatro años, con la inestabilidad que conlleva un tiempo tan breve?
-Bueno, pues visto así, yo preferiría que me preguntasen antes de endosarme el muerto, con qué modalidad me quiero quedar, si es que me quiero quedar con algo, claro.
-Pero imagine que no le quieren preguntar nada ¿usted que elegiría?
-En fin, si no hay más remedio, yo preferiría la opción de la piraña; por lo menos está ella sola, no agobia porque estaría metida en una pecera y no puede ir haciendo estragos por la casa como la boa & family, y me la puedo quitar encima en cuatro años si me molesta y veo que me incordia o me sale muy cara de mantener o se quiere salir de la pecera y dejarlo todo hecho asco. La boa, no, para nada, seguro que me sobrevive, se hace el ama de mi casa, simplemente por el tamaño, y mientras me aplasta, no permite que me mueva libremente agobiando con su volumen, su peso y su arrastre, con lo que necesita para mantenerse me deja sin comer, seguro. Menudas son esas boas que les das un cacahuete y te piden un elefante, son insaciables. En cambio si me harto de la piraña, la puedo llevar de vuelta al mar y aprovechar la pecera para acoger unas carpas cariñosas e inofensivas. Bien pensado... la piraña, la piraña, es lo más sensato y llevadero. Lo malo restringido es mejor que lo malo sine die, y cuanto menos dure, pues mejor para todos, qué quiere que le diga.
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