Periodo reconstituyente
Menos mal; por lo pronto parece que se está removiendo el engranaje inerte de una sociedad que durante tanto tiempo ha estado entumecida, alicorta, enjaulada, rancia como el unto del caldo gallego y aburrida de sí misma, reducida a estado rebañil por una tropa de espabilados, pero, desde luego, con el consentimiento mayoritariamente absoluto de los siervos de la dicha tropa. Es un buen síntoma que los ciudadanos comiencen a implicarse en la construcción y mantenimiento de la democracia, en vez de esperar a que se la traigan a casa los de Seur, mientras se contempla en la tele lo del mundial. Esa actitud sanísima, decidida e inteligente debería animar y reconfortar a las instituciones del Estado, al gobierno, al parlamento y a los partidos. Pero por ahora no parece que sea así. Más bien lo contrario; este despertar que ya lleva tres años en marcha y ahora, después de iniciativas, debates, acuerdos, plataformas, mareas y votaciones grupales, ha cuajado en la incorporación ciudadana a la estructura legislativa por medio del primer intento en nuestra historia, de elegir directamente a los candidatos representantes, desde la mera condición de ciudadanía, sin afiliaciones ni militancias previas, ha supuesto un susto de muerte inexplicable para el establishment, que, paradójicamente, se ha visto amenazado por el propio ejercicio de la democracia en vivo y en directo, en vez de enlatada y envasada al vacío, como lleva siendo costumbre desde el remoto año de maricastaña transicional en el que se nos quedó encasquillada, gracias al miedo del miedo mantenido a des-conciencia por el reino de Lacasta. Es la falta de costumbre de catar democracia vivita y coleando y el exceso de apego al chollo, muy explicable si se tiene en cuenta que las señorías 'representantes' andan todavía de la mano de Cánovas, Sagasta y Alfonso XII, cuando la democracia consistía en conseguir que en un par de años no hubiese un golpe bananero de estado por parte de los cuarteles. Qué le vamos a hacer, se nos han quedado ahí, metidos en formol, y no hay quien les mueva.
Ahora, dicen, toca una ración de felipismo agudo, porque así lo ha decidido el diunvirato que dice que nos gobierna y lo reafirman los palmeros del asunto, ignorando a la sociedad. Siguen pensando que en una democracia es normalísimo imponer un rey de repuesto sin pensar en más. Como autómatas. Como los filtros del agua: se agota uno y se repone otro, por la misma inercia. No reparan en si los ciudadanos quieren ese rey o no, teniendo en cuenta la situación histórica de la que procede la tal monarquía y la anomalía de su retonno. ¿Saben lo que está empezando a pensar la ciudadanía ante ese interés opaco, represor y obsesivo en esta sucesión? Pues que algo muy oscuro, turbio e inconfesable debe estar ocultando ese mecanismo que priva de legitimidad verdadera a la coronación felipesca. Si Felipe Borbón fuese lo que quieren vendernos que es, y conociendo el estado de su pueblo, sabiendo que no le quieren, les importa poquísimo -y están hasta el moño de tener que alimentar a base de sueldos astronómicos a toda su parentela (mujer e hijas, más lo que necesiten ahora papá y mamá, que no es moco de pavo, porque vamos a tener dos reyes y dos reinas)-, Felipe no querría ser coronado sin un referendum previo. El hecho de que ni siquiera lo considere, indica que lo único que le importa es ir a lo suyo. Veremos qué hace cuando se vea coronado. ¿Tendrá la dimisón de Rajoy, como es el protocolo? Y caso de tenerla ¿la aceptaría, disolvería el Parlamento y convocaría el referendum y con el resultado, o bien asumiría el fin de su función o unas elecciones legislativas que permitan una reestructuración de un parlamento y de un poder ejecutivo que no tienen que ver con lo que ahora necesitan y reclaman los españoles? Sería algo extraordinario. Aunque, viendo lo que hay, absolutamente improbable. Por eso, para una gran mayoría de españoles agobiados por un régimen devastador que los maltrata sin compasión desde todos los frentes, esa coronación no forma parte del cambio social, sino de la anquilosis lacastícola que impide el triunfo completo de una democracia verdadera. No se pide una República, se pide elegir entre república o monarquía; una democracia verdadera aceptaría respetuosamente el resultado mayoritario que se elija. Yo me siento republicana desde siempre y aceptaría civilizadamente la decisión contraria. Pero si no se permite expresar esa voluntad, ni esto es una democracia ni ese rey merece que se le considere legítimo, por muy preparado que esté. Ni su juventud, ni su preparación, ni su porte mayestático, ni su mujer plebeya, ni sus princesitas de cuento, nos van a convencer de que un apaño como ése es democracia. Muchos medios apelan al modelo de las monarquías europeas para justificar la española. Lo malo es que no nos pueden convencer con ese argumento: en ningún país de Europa, donde haya un monarca, éste ha sido impuesto por un dictador, sino que han jurado la constitución y no los estatutos de una dictadura, como es el caso del rey saliente. Esa monarquía es contra natura y contra democracia y lo será mientras siga ahí. No nos van a hacer comulgar con ruedas de molino. Mucho nos tememos, querido don Iñaki, que a pesar de su estupenda y esperanzada visión, esta jugarreta del día 19 es más bien rey-aconstituyente que otra cosa. Con el agravante recochineo de haber elegido la fecha de la torrada asoladora de Xátiva por orden del primer Felipe del elenco, su antepasado. Suena y sabe a chulería de muy mal gusto sádico. No lo han podido hacer peor y con menos vergüenza histórica. Muy mal comienzo han trazado para una situación tan delicada. Parece que es un signo de los que marcan un antes y un después en la impronta de un carácter. "El Preparao" sabe historia suficiente como para haber tenido en cuenta ese latigazo cacique y castigador del derecho de pernada. Si en vez del corazón de los ciudadanos ya entra ganándose la bilis y el ácido clorhídrico, con cajas destempladas, lo va a tener muy mal. Los abucheos no desaparecerán si no desaparecen los motivos que los han provocado. Esperemos que como papá, no se le ocurra montar otro show 23 F fashion para "salvarnos" otra vez, porque a lo mejor, los ciudadanos, hasta las narices del timo, en esa hipotética ocasión, van y prefieren a los golpistas. Susto institucional antes que muerte democrática.
Ahora, dicen, toca una ración de felipismo agudo, porque así lo ha decidido el diunvirato que dice que nos gobierna y lo reafirman los palmeros del asunto, ignorando a la sociedad. Siguen pensando que en una democracia es normalísimo imponer un rey de repuesto sin pensar en más. Como autómatas. Como los filtros del agua: se agota uno y se repone otro, por la misma inercia. No reparan en si los ciudadanos quieren ese rey o no, teniendo en cuenta la situación histórica de la que procede la tal monarquía y la anomalía de su retonno. ¿Saben lo que está empezando a pensar la ciudadanía ante ese interés opaco, represor y obsesivo en esta sucesión? Pues que algo muy oscuro, turbio e inconfesable debe estar ocultando ese mecanismo que priva de legitimidad verdadera a la coronación felipesca. Si Felipe Borbón fuese lo que quieren vendernos que es, y conociendo el estado de su pueblo, sabiendo que no le quieren, les importa poquísimo -y están hasta el moño de tener que alimentar a base de sueldos astronómicos a toda su parentela (mujer e hijas, más lo que necesiten ahora papá y mamá, que no es moco de pavo, porque vamos a tener dos reyes y dos reinas)-, Felipe no querría ser coronado sin un referendum previo. El hecho de que ni siquiera lo considere, indica que lo único que le importa es ir a lo suyo. Veremos qué hace cuando se vea coronado. ¿Tendrá la dimisón de Rajoy, como es el protocolo? Y caso de tenerla ¿la aceptaría, disolvería el Parlamento y convocaría el referendum y con el resultado, o bien asumiría el fin de su función o unas elecciones legislativas que permitan una reestructuración de un parlamento y de un poder ejecutivo que no tienen que ver con lo que ahora necesitan y reclaman los españoles? Sería algo extraordinario. Aunque, viendo lo que hay, absolutamente improbable. Por eso, para una gran mayoría de españoles agobiados por un régimen devastador que los maltrata sin compasión desde todos los frentes, esa coronación no forma parte del cambio social, sino de la anquilosis lacastícola que impide el triunfo completo de una democracia verdadera. No se pide una República, se pide elegir entre república o monarquía; una democracia verdadera aceptaría respetuosamente el resultado mayoritario que se elija. Yo me siento republicana desde siempre y aceptaría civilizadamente la decisión contraria. Pero si no se permite expresar esa voluntad, ni esto es una democracia ni ese rey merece que se le considere legítimo, por muy preparado que esté. Ni su juventud, ni su preparación, ni su porte mayestático, ni su mujer plebeya, ni sus princesitas de cuento, nos van a convencer de que un apaño como ése es democracia. Muchos medios apelan al modelo de las monarquías europeas para justificar la española. Lo malo es que no nos pueden convencer con ese argumento: en ningún país de Europa, donde haya un monarca, éste ha sido impuesto por un dictador, sino que han jurado la constitución y no los estatutos de una dictadura, como es el caso del rey saliente. Esa monarquía es contra natura y contra democracia y lo será mientras siga ahí. No nos van a hacer comulgar con ruedas de molino. Mucho nos tememos, querido don Iñaki, que a pesar de su estupenda y esperanzada visión, esta jugarreta del día 19 es más bien rey-aconstituyente que otra cosa. Con el agravante recochineo de haber elegido la fecha de la torrada asoladora de Xátiva por orden del primer Felipe del elenco, su antepasado. Suena y sabe a chulería de muy mal gusto sádico. No lo han podido hacer peor y con menos vergüenza histórica. Muy mal comienzo han trazado para una situación tan delicada. Parece que es un signo de los que marcan un antes y un después en la impronta de un carácter. "El Preparao" sabe historia suficiente como para haber tenido en cuenta ese latigazo cacique y castigador del derecho de pernada. Si en vez del corazón de los ciudadanos ya entra ganándose la bilis y el ácido clorhídrico, con cajas destempladas, lo va a tener muy mal. Los abucheos no desaparecerán si no desaparecen los motivos que los han provocado. Esperemos que como papá, no se le ocurra montar otro show 23 F fashion para "salvarnos" otra vez, porque a lo mejor, los ciudadanos, hasta las narices del timo, en esa hipotética ocasión, van y prefieren a los golpistas. Susto institucional antes que muerte democrática.
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