jueves, 26 de junio de 2014

Tolerancia cero

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 Todo se mueve. Qué bien. Por fin parece que las cosas decentes no se hacen en vano. Ante el descubrimiento de que un banco, en el que se guardaban los dineros de algunos eurodiputados, pertenece a la red evasora en paraísos fiscales, sicav, se ha producido un verdadero terremoto. Lo ha desencadenado la prensa independiente virtual: infolibre. El primer resultado instantáneo saltó desde la conciencia de Willy Meyer, que asqueado por ese descubrimiento, denunció que él tenía allí sus ahorros en un plan de pensiones y que en ese momento cortaba por lo sano, a riesgo de que el banco nunca le devuelva sus ahorros. Y meditando sobre ello y hablando con sus compañeros, su pundonor de hombre de izquierdas, representante en Europa de IU/Plural, ha presentado su dimisión. En vez de hacer como el pp. O sea, callar, ocultar, tapar, y defender nada menos que con la justificación 'legal' de su estilo de siempre, una indecencia que ellos ven tan natural como el comer. Pero no para ahí la cosa, la onda de conciencia ha tocado también a Magdalena Álvarez y a Rubalcaba. No porque hayan hecho nada malo, sino porque no pueden hacer nada mejor de lo que han hecho hasta ahora. Mientras tanto la derecha blinda y afora sin parar. Para ellos dimitir es una rendición, una debilidad, un tirar la toalla, y es todo lo contrario. Dimitir en democracia es un derecho y un deber. Un acto de responsabilidad y de transaparencia, no una mariconada de cobardes, como piensa la peña de la gaviota. Dimitir es adecentar, ventilar, quitar estorbos y maledicencias, cascotes y escombros, dejar las responsabilidades muy claras. En tiempos pasados también dimitió Alfonso Guerra  a causa de su hermano. También dimitió Bermejo como ministro de Justicia. Aunque Felipe González no lo hizo y debería haberlo hecho en el caso GAL y en los casos de corrupción, -Willy Brandt y Brettino Craxi lo hicieron por cosas menos gordas-, algo que el psoe está pagando todavía, con el rollo-mantra de "la herencia" que parece una amenaza más que una acusación. En eso González coincide con el pp, por eso se quieren tanto. 

Ha abdicado el viejo rey con mucho retraso, algo que debería haber hecho cuando estalló la bomba Urdangarín-Infanta. Y ahora quedan pendientes muchas dimisiones, ¿qué harán Elena Valenciano, Rosa Díez y Arias Cañete clientes de la misma sicav y en el caso Cañete, cooperador directo en paraísos fiscales? Ellos ya lo saben , no pueden alegar sorpresa ni ignorancia. ¿Seguirán el ejemplo de Meyer o el del pp? No todos son iguales. Es cierto que todos somos humanos y que todos tenemos los mismos riesgos y las mismas posibilidades de meter la pata hasta el cuello, pero hay una diferencia grande, abismal, en el "como" se vive la gestión del error o del patinazo inesperado. Se puede elegir entre la honestidad del responsable que sabe que está haciendo un servicio a la comunidad social y le debe un respeto o el cinismo zafio, garrulo y cavernícola de los que han hecho de su caciquismo un poder absoluto para aplastar a la comunidad y enriquecerse empobreciéndola. Y han convertido la política en el negocio de sus vidas. 
Rubalcaba vuelve a la Universidad. Bono no cobra pensión política y ha vuelto a trabajar como abogado. En cambio Felipe González no volvió a su bufete laboralista, ni Aznar a ser Inspector de Hacienda, ni Zapatero a las aulas. Todos ellos se han quedado enganchados en la red estatal de prebendas vitalicias. ¿Y Fabra Carlos y Camps y Cotino y Blasco y Zaplana ? Esto tiene que acabarse, porque eso es la casta. Tolerancia cero, sí señor. La sopa boba estatal tiene que acabarse para siempre. Pero eso no lo harán nunca unas leyes que perjudiquen los intereses de esa misma casta ni lo hará ningún valido chambelán o mayordomo bien pagado del mismo enjuague. 
Tendrá que hacerlo la ciudadanía en forma de partidos que surgen como la luz matutina,  desde el horizonte de la base cívica, responsable, ética, solidaria y democrática. Ella elegirá limpiamente y por voto libre a los miembros del Poder Judicial, como a los del legislativo, del ejecutivo y al Jefe del Estado. No se votarán partidos, se votarán personas conocidas por su honestidad y por hacer de la democracia un camino de transparencia, de justicia, de igualdad, libertad y fraternidad. Y ya estamos en ello. Y ha comenzado la cuenta atrás para el fin de un mundo repulsivo, egoísta, narciso, patológico, superficial y necio. Podrido desde las cabezas coronadas hasta los pies de fango y de inmundicia. Tolerancia cero, Don Iñaki. Y amén!

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