Fiscalito,
fiscalito,
que se te ve el plumerito,
protegiendo los enjuagues
y
tomando partidito.
La ley no es de plastilina
que invite a los
jueguecitos
y a que la infanta Cristina
se lleve los dineritos,
en vez
de ser imputada
por monetarios delitos,
además de ese cohecho
y esa
prevaricación
que por abuso de cargo
y de representación,
enmierda más
todavía
la anómala situación.
Fiscalito, fiscalito,
por encima de la ley
hay un tejido más fino,
ética de la justicia,
se llama el dicho tejido
y
si no sabes hilar
en ese telar bonito,
deja al menos de incordiar
y de
decir al juez Castro
como tiene que juzgar
y calificar los casos
donde
el móvil es trincar
y aprovecharse de un cargo
Y si no sabes callar
ante
el derecho sagrado
de la justicia ejemplar,
déja ya de ser fiscal
y mira
a ver si te cogen
para asesorar enjuagues
en las puertas giratorias
del
forramen nacional.
Que un fiscal con tal cacao
entre justicia y moral
no está para que lo sienten
jamás en un tribunal.
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