Dejen que nos riamos
por Moncho Alpuente
Una ironía incomprendida genera reacciones adversas. A nadie le gusta que le tomen por idiota por no haber comprendido el chiste, por no haber sabido captar ese guiño a la inteligencia. Una ironía y un guiño de Jordi Évole sobre la opereta bufa del 23F, orquestados con maestría, han desencadenado furibundas reacciones entre muchos de los que cayeron en la ingeniosa trampa. No hagan bromas con una cosa tan seria ha sido una de las reacciones más extendidas, como si el golpe de Tejero hubiera sido un golpe serio. Seguimos aquí porque no lo fue y muchos de los que caímos en su red en los primeros momentos casi hubiéramos deseado que el programa fuera realidad y no ficción. Los límites entre realidad y ficción están muy difuminados, en este sentido “Operación Palace fue un programa muy moderno aunque se basara en episodios anteriores, en “fakes” como la invasión marciana narrada por Orson Welles o la “Operación Luna” que negaba que el hombre hubiera puesto los pies en el satélite, afirmando que todo era un montaje dirigido por Stanley Kubrick.
El primer atisbo de que la historia era un fraude fue para mí la presunta dirección de José Luis Garci, como ya han señalado muchos compañeros de oficio (verdaderos o falsos) el 23 F parecía construido a la medida de Berlanga. Aunque Alfredo Landa, actor fetiche de Garci, hubiera dado un buen Tejero, el director asturiano no daba la talla. Si lo hubiera dirigido Garci aún estaríamos viéndolo, dijo, unas horas después, un contertulio de uno de los muchos debates que ha producido una emisión que, pasará a la Historia de la Televisión que suele ser efímera y olvidadiza. Uno de los mejores “gags” de “Operación Palace” era el que explicaba el Oscar que dos años después recibiría José Luis Garci por “Volver a empezar” como una muestra de agradecimiento por los servicios prestados en el 23 F. Por fin una explicación creíble y verosímil de tan incomprensible galardón. Otro “gag” digno de reseña fue la explicación de Jorge Verstrynge, que últimamente destaca en su faceta de humorista televisivo, sobre los motivos de Fraga para querer salir como fuera del hemiciclo tomado, había llegado la hora de comer y al omnívoro político gallego le picaba el gusanillo.
La polémica generada retroalimentará la programación televisiva durante algún tiempo, pero polémicas aparte nadie puede poner en duda su record de audiencia y su incidencia social. Todos queríamos saber lo que pasó en aquella fecha marcada en negro en nuestro calendario, 33 años y un día después del fallido asalto al poder y pese a todo lo dicho, escrito e investigado sobre el tema, aún no estamos al cabo de la calle sino en un callejón sin salida. En principio parece ser que Évole se había propuesto hacer un programa en “serio” sobre la efemérides y no pudo hacerlo por el secretismo que rodea aquél nefasto suceso. Dejen que nos riamos a gusto y que nos congraciemos con el antiguo “follonero”que ha vuelto a armarla y a generar debate, polémica y reivindicación de nuestro derecho a saberlo todo, por ejemplo sobre la trama civil del fallido golpe. La idea de un gobierno de concentración (campo de) presidido por una autoridad, militar por supuesto, me sigue poniendo los vellos de punta, casi tanto como se les pondrían a algunos políticos con clara filiación de demócratas si por fin se destapara la olla podrida del 23 F. Una de las hipótesis difundidas en estos días de reflexión afirma que la intentona falló porque Tejero se negaba a que el Partido Comunista entrara en un gobierno que hubiera marcado con el nombre de golpistas para siempre a todos los implicados. Entre sus virtudes, “Operación Palace” ha tenido la innegable virtud de sacar, entre medias verdades y medias mentiras el oscuro tema a la palestra. No queremos esperar 50 años, o 25 después de que haya muerto el último de los implicados agraciado con indulgencia plenaria. Queremos saber ahora quiénes eran, dónde estaban y qué hacían los implicados en la intentona y cual fue la implicación del rey que acudió a salvar la democracia en cuanto tuvo noticias de que el golpe fracasaba. Puede que haya más verdad en las mentiras de Évole que en las verdades a medias que hasta ahora nos han contado.
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