George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
martes, 18 de febrero de 2014
Meridianos
La resignación se acaba
cuando la esperanza crece.
El horizonte se expande
entre las manos abiertas
y los almendros se cuajan
en flor tinta de febrero
Un pájaro se ha cruzado
delante de la ventana
y aunque las nubes suscriben
el compás de su cansancio
que se ha vestido de gris
yo sigo mirando al cielo
mientras la tierra me silba
versos de junco y aloes
Hay que parir el mañana
como se paren los hijos
-sopla por dentro la brisa
de esta tarde recién puesta
en los faldones del cielo-
y sólo puede esperar
fruto maduro y sabroso
quién se ha atrevido a engendrar
y a hacer crecer las raíces
abonadas por el viento
se reparte entre los surcos
tal que semilla en sazón
aliñada por la lluvia
en la sartén del cariño
y rehogada al pleno sol
de un futuro inevitable
si el presente se nos llena
de esencia y de jazmineros
y de lejos va y te besa
la estrofa de otra balada
que ha llegado de repente
como surge el pensamiento
sin que nada lo convoque
y sin pedirle permiso
ni al filtro de la razón
ni al archivo de la mente
que se guarda en la memoria
los aromas y sabores
del tiempo que se disuelve
en los charcos del olvido
igual que viene y se va la luz
entre las guedejas
de la aurora y el ocaso
así cruza este momento
los rincones de mi alma
enhilando la poesía
en un collar infinito
lleno de perlas extrañas
diferentes entre sí
hechas de cosas corrientes
de rutinas deliciosas
de familiares retornos
y dulces monotonías
que hacen de la eternidad
un soufflè de calabaza
y que traspasan la muerte
como si fuese un cristal
tan nítido y transparente
y tan sutil compañero
sólo para demostrarte
que la vida no se acaba
aunque caduquen las cosas
y los cuerpos se diluyan
y claudiquen los deseos
y las emociones cambien
y se nos marche febrero
como ha arrancado ese tren
perdido en la lejanía
de Xátiva a Cartagena
que mañana volverá
con viajeros diferentes
Así transita la vida
de la eternidad al tiempo
del tiempo a la eternidad
así trama el corazón
el pálpito que sostiene
y así junta una balada
con materia y energía
la luz que vela el poniente
y desciende entre la noche
y el alba que se adelanta
como seda imperceptible
del ciclo que vuelve y gira
y aunque parezca la misma
palpable repetición
cada instante es diferente
en el pequeño milagro
de su magia irrepetible
con que las cosas corrientes
mecidas por el amor
son manantiales-sorpresa
que brotan en las vaguadas
de la más simple emoción
cuando se canta y se baila
con ese soul que adereza
cada verbena interior
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