domingo, 2 de febrero de 2014

Es que no dan una

Navarro: “Creímos que el proceso soberanista iba ser más sensato”

Pere Ríos Barcelona 
El líder del PSC cree que reclamar la competencia para hacer el referéndum es "buscar el portazo".
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 Y a los ciudadanos nos parece tremendo que un partido socialista de verdad no se dé cuenta, viendo lo que hay, de que la insensatez esté instalada en el mismo Estado presuntamente soberano, que nos machaca  a todos por igual abusando de una Constitución que se cambia a capricho de lo que rote, sin consultar a los ciudadanos y que impone una monarquía por narices, aceptada a la fuerza hace 35 años y no querida actualmente por la mayoría de ciudadanos que ni siquiera estaban en edad de votar entonces, pero que ahora la padecen con todos los efectos secundarios de sus secuelas in crescendo
La única diferencia es la reacción de los ciudadanos según sea la conciencia soberana de cada territorio. Los catalanes, vascos, canarios, baleares y gallegos esa sensibilidad periférica y descentralizadora la tienen más despierta y por eso son ellos los que más reclaman su capacidad de autogestión. Eso no significa que estén destarifados, ni que se sientan mejores que los demás, sino que tienen mayor conciencia de autogestión y saben que sin un Estado opresor, explotador, injusto y tirano, corrupto hasta nunca decir basta, se puede gestionar mucho mejor un país. Y que una federación de regiones independientes, vertebradas en plataformas cívicas participativas y co-responsables, funciona con mucha más fluidez y armonía. Como los hijos cuando crecen y se emancipan no dejan de querer y ayudar a sus padres ni a sus hermanos. Lo ilógico es intentar que cuando algunos hijos alcanzan la mayoría de edad sigan en casa a la fuerza. Ya vemos que eso sucede en las crisis y en los desastres, cuando los hijos están sin trabajo y sin autonomía económica. En el normal funcionamiento lo mejor es la independencia federada de una familia sana, respetuosa y bien avenida. Pero, claro, ¿quién querría ese plan si vive del Estado nutriente a base de partidos, instituciones obsoletas y monarquías parásitas pero "necesarias" para que todo siga igual bajo aparentes cambios-chapuza cuyo residuo tóxico es la corrupción como modus vivendi y modus forrandi?

Sólo se empeñan en agudizar y maximizar el "problema catalán", en plan traca valenciana y castillos de pólvora en el aire,  quienes quieren distraer la atención de los ciudadanos para, entretenidos por la gibraltaritis patriótico-integrista, que no reivindiquen sus derechos, para que no reclamen justicia social, ni empleo ni salarios justos, ni el fin de los desahucios, ni que se deroguen barbaridades como las privatizaciones, la esclavista "reforma laboral", los recortes a los más débiles para aumentar las ganancias de los más ricos, la machista, perversa  e hipócrita "ley del aborto" o el fin de esa pantomima de luxe que es imposible seguir manteniendo como hilo conector del caos nacional: el pegote franquista de la monarquía. Cómplice, tapadera y disfrutadora inmoral del desastre y los beneficios que le proporciona la descomposición ética y 'legal' del mismo estado parásito que la mantiene en una indecente retroalimentación basada en exprimir ciudadanos hasta convertirlos en esclavos y en siervos de la gleba. ¿Cómo se puede llamar "patria" al conjunto de corderos encerrados en un redil,dividido en porciones por proximidad, que dependen de las necesidades del pastor, que es quien decide cuánto, dónde y cómo deben pastar hasta que estén listos para el matadero?
Qué pedazo de programa social: España, de la postmodernidad cibernética a la baja Edad Media feudal, en sólo dos años. Pasen y vean el último milagro de la Virgen del Pilar y Santiago matamoros mano a mano. Qué carrerón, ¿verdad, señorías-bellaquerías? ¿Cataluña como enemigo de España? O, más bien, una España inventada por Isabel y Fernando, baqueteada por la oligocracia del dinero mano a mano con el poder político y religioso, tan manipulada y engañada como entonces, podrida hasta las cachas, como entonces, por una historia jamás revisada al alza ni reformada en ética y comiéndose, como entonces, a los ciudadanos igual que un Cronos loco, avaro e insaciable.

Un partido que se dice socialista y no ve lo que hay ¿se puede seguir llamando socialista y obrero, para más inri? Sólo español. Eso sí. ¡Faltaría másh! Porque aún no ha entendido que esa pegatina gentilicia no se corresponde con una realidad redimida de la miseria, sana y lúcida, como es ya una gran mayoría cívica de los pueblos celtibéricos que aún no ha decidido como llamarse a sí misma, porque entre represiones y agresiones del "estado-piraña" no ha tenido tiempo aún para detalles y etiquetas de denominación de origen, pero sí se siente una y federada con Cataluña en otro sentido: la libertad responsable, la justicia histórica y la solidaridad respetuosa, cooperativa y fraterna de seres humanos en vecindad serena y hermosa, capaces de decidir como quieren organizarse y capaces de solucionar sus problemas por sí mismos, sin falsos representantes-opresores votados en listas electorales de política ficción, puestos  a dedo para que esos problemas en vez desaparecer en la solución se compliquen en el caos, aderezados con la rapiña de las arcas públicas, para acabarlo de arruinar.

Lo más preocupante y urgente del caso es ¿qué hacer y cómo actuar cuándo los ciudadanos están más despiertos, más evolucionados y tienen más recursos intelectivos, dialógicos y creativos que sus representantes? ¿Qué hacer cuando Cenicienta comprueba que el único zapatito de cristal de que dispone  el príncipe azul-gaviotazarzuelera, no es el suyo, y, para remate, es tres tallas menor que su medida? Sólo le queda elegir entre la libertad de ir descalza hasta encontrar su número o las rozaduras, ampollas, callos y juanetes de la resignación.

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