jueves, 20 de febrero de 2014

¿Cómo gestionar la propia ideología y combinarla con la praxis del bien común?

                                         

¿Es posible  que desaparezca el abismo ideológico que supera y separa a los ciudadanos españoles? Claro que sí. Pero eso requiere que el ego personal y colectivo sea revisado honestamente por cada uno de nosotros. Sigamos un orden razonable y pongamos en nuestras mentes mecánicas el aliño de la inteligencia. No es lo mismo tener capacidad racional que pensar con inteligencia. 
Como click inicial, cerremos los ojos antes de seguir leyendo. Respiremos profundamente unas cuantas veces , poniendo la atención solamente en el aire que entra y sale en y de nosotros, al salir, arrastra consigo barreras y socavones que son prejuicios y manías, al entrar nos aporta serenidad y libertad frente las propias ataduras. En pocos minutos estaremos en paz , sin resistencias obstinadas, dispuestos a revisarnos sin trabas y disfrutando de poder hacerlo.

Comencemos el ejercicio:
I) ¿Qué es lo más importante: el ser humano que piensa ideas o las ideas que piensa y adopta el ser humano? ¿Crees que puede existir una idea sin una inteligencia humana que la haya creado o descubierto?

II) Si has deducido que es el ser humano quien "inventa" las ideas y no la ideas las que inventan al ser humano, ¿qué sentido tiene seguir una ideología que nunca se concreta en nada duradero, positivo y con capacidad para transformar la sociedad? La idea si no se realiza material y plenamente en la acción ¿para qué crees que existe? Para distraer, alienar y dar vueltas como autómatas sobre el mismo centro de atención. Como hacen los musulmanes alrededor de la Kaaba, después de una larga peregrinación, que simboliza la misma vida, que es lo que en realidad les puede cambiar la conciencia y la existencia. No la piedra a la que adoran, sino el camino hasta encontrarla y las experiencias que les proporciona el viaje. Ése es el sentido de la idea: estímulo y alimento para el camino hacia la realización cada vez más plena, pero no quedarse a vivir en ella sin arriesgar ni afrontar el resto del itinerario que nos queda por descubrir. Una tentación que la cómoda pereza del ego humano convierte en ideología de culto. Puede ser política, religiosa, o filosófica. O sea, una cadena limitadora, que ata la mente y el corazón a realidades utópicas, que son un estímulo mientras permanecen como idea, pero que se convierten en lastre en cuanto les damos forma de obligación inamovible y dogmática que nos convierte en monolíticos, intransigentes, fanáticos y esclavos del juicio contra todo aquello que no apoya nuestra ideología. Como ejemplo, recordemos las "tertulias" en la tele o en la radio, o las peroratas en el Congreso de Diputados, cuando lo preside una mayoría absoluta ideológica y analicemos si después de regalarles el tesoro de nuestro tiempo, conseguimos sacar algo en claro, que no sepamos de antemano y que no sea el agotamiento aburrido al comprobar la incapacidad de lo ideológico para el dialogar, que es caminar juntos por el camino de la palabra que comprende y no establecer constantes batallas cuyo final siempre es el mismo: vencedores o vencidos. Con el resultado de la esterilidad constante, porque lo que se decreta en esas victorias ideológicas resulta que se deshace cuando la batalla la gana el bando opuesto. Por ejemplo: gana el psoe y consigue desarrollar un bienestar social promovido por el Estado, pero pierde en las urnas y el pp, que considera un despilfarro esas soluciones ideológicas  deshace esos proyectos para promover el bienestar privado de unos pocos, que es en lo que consiste la ideología pp.
Por lo tanto vamos comprobando que el camino de lo ideológico adquiere matices de grave ideo-i-logía. Deja de ser idea estimulante para convertirse en costumbre de mentes y disposiciones perezosas y cómodas, que incluso se han montado a costa de lo ideo-i-lógico un verdadero mercadillo del absurdo. Un callejón sin salida que impide crecer a la conciencia del hombre, y que a la vez hace de ese impedimento, su negocio particular. Nuestro sistema vive como las hienas, los buitres o los tiburones: de los despojos que produce la infelicidad humana, que a su vez es causado por la toxicidad idelo-i-lógica que lo ha formateado y lo promociona. Y si hay alguna duda veamos qué es lo que hace ricos y poderosos a hombres y gobiernos: la industria militar, la posesión y comercio de armas, de materias primas combustibles, de medicamentos y de tecnología aplicada a la industria de controlar, sea manu militari , sea mediático, suprimiendo la educación universal en libertades y derechos, lo que lleva al control de la ciencia y la información, el control de la enfermedad por el negocio de los laboratorios farmacéuticos, con los seguros "porsiacaso" y los bancos omnipotentes que controlan, como emperadores absolutos, toda la cadena productiva de dolor, injusticia, desigualdad, crueldad, y sobre todo miedo, que acaba en la muerte, que también está controlada por el negocio funerario y el negocio notarial de sus secuelas, por muy poco que deje el difunto.
O sea, siguiendo la inercia de lo ideo-i-lógico hemos perdido la capacidad creadora y liberadora de la idea. ¿Por qué? Porque, simplemente, la hemos hecho una esclava del ego, en vez ponerla al servicio de nuestro Yo superior, nuestro Adulto.

III) La ideo-i-logía es un juego entre el superego y el ello freudianos, que son como un padre mandón a base de reglas inamovibles y/o una ñoña protección castradora en el los dos extremos, por exceso y por defecto y como un niño manipulado por la adaptación forzosa que oscila entre la sumisión borreguil asustada y la explosión rabiosa del rebelde con todas las causas. Así explica Berne la relación entre los elementos de Freud. Esta dicotomía absurda y mecánica, fatal,sólo se supera cuando aparece el tercer elemento equilibrador: el Adulto.

IV) ¿Qué creemos que puede encarnar ese Adulto en este momento de la evolución humana como individuos y como sociedad? A ver: ¿La ley? ¿La Justicia? ¿El poder político? ¿La economía? ¿El orden a la fuerza de una dictadura mundial? ¿La religión? ¿La eterna lucha de clases que nunca termina y si termina resulta que es porque los "luchadores" se han incorporado al sistema de la explotación y al consumismo de los explotadores que les han "vendido" la cabra del "progreso" de shiempre para bajarles los humos revolucionarios a cambio del utilitario y el apartamento en la playa? No,eso no es el Adulto. Es el manejo del Padre, trasunto del superego .
                                               
                                       

Entonces ¿tal vez el adulto será la rebelión violenta más que justificada para cambiar las cosas e instaurar otro sistema, en el que seguirá siendo necesaria la lucha constante, la rabia contra los que mandan y contra los que tienen más recursos o inteligencia o cualidades que el resto? ¿será el incordio infinito, la quema de contenedores, la rotura de cristales, el asalto a los supermercados del barrio, el despelotarse en los bancos o en la calle porque siempre fue la ilusión oculta del precario Narciso sin autoestima, o la toma de todos los palacios de invierno del mundo mundial, la desconfianza en todo lo que huela a conciliación, el odio y el rencor en vena que hace imposible los acuerdos y la escucha porque se vive con las anteojeras del insulto constante y la descalificación, echando pestes de todo lo que no huela a pólvora, a azufre y a compañerismo cómplice de la misma ideo-i-logía? ¿Quizás será la aceptación sumisa y mansueta de todo el poderío del Padre Superego, que siempre sabe lo que hace porque nunca se equivoca y más bien son los estúpidos pueblos del rebaño los que se desmarcan del circuito trazado por el buen pastor, con la cooperación de los estupendos perros ovejeros uniformados y muy hábiles en el uso de los mordiscos a discreción, para "proteger" a los borregos despistados que se pueden escapar del rebaño y acabar comidos por los lobos del desorden, el caos y la rebeldía o abducidos por el "enemigo" como un traidor flautista de Hamelin? Pues tampoco es el Adulto. Sino el pobre niño del ello, que se debate constantemente entre el pánico al poder y la mala leche destroyer, porque aún no sabe quién es y necesita la confirmación asertiva de la manada para reconocerse y no andar dando bandazos a la búsqueda de otra seguridad que no sea lo malo conocido y sobeteado, antes que lo bueno y fresco por descubrir.

V) El comienzo de la solución del dilema ideo-i-lógico  es descubrir la ausencia de Adulto tanto en el nivel personal como en el nivel social, ya que no se pueden separar ambos niveles: personas inmaduras a millones no pueden construir una sociedad adulta y una sociedad adulta está constituída por individuos adultos en una mayoría casi absoluta, por tanto, esa sociedad se encarga de educar adultamente y de ayudar a alcanzar la adultez a los más retrasados en su evolución, con ayuda y atención social, no con cárceles y represión, sino procurando situarles en el punto donde ellos puedan alcanzar sus mejores resultados teniendo en cuenta sus condiciones. Lo mismo que se hace con los discapaces físicos o psíquicos. Haciendo que los "castigos" a las infracciones sean educativos con una pedagogía capaz sanar y de encender e iluminar el proceso cognitivo de la comprensión de causas y efectos, de la polaridad, de la atracción o afinidad, que son leyes universales con consecuencias más que demostradas en la praxis de cada día. 
También hay discapaces éticos en cantidades industriales, pero éstos pasan por "normales", por "luchadores", por "valientes", "por inteligentes" y hasta por "triunfadores" (Mario Conde, Ruiz-Mateos, la Infanta y Urdangarín, los banqueros en general y salvando rarísimas excepciones, políticos chaqueteros y oportunistas, juristas, economistas o periodistas-sardina que se arriman por dinero al ascua que mejor paga o príncipes religiosos que usan su influencia sobre las almas y voluntades para sacar tajada de todo tipo, como los charlatanes "videntes" de la tele) dada la tolerancia habitual de una sociedad que no es adulta, sino inmadura y dual, que oscila entre el Padre y el Niño. Son los cínicos, los sinvergüenzas, los irresponsables, los corruptos, tanto los que ofrecen como los que aceptan, los autoritarios, los mentirosos, lo hipócritas, los adictos al poder, al abusar y al manipular, olos miedosos, pusilánimes y cobardes, los que son incapaces de plantearse si sus costumbres de siempre y sus idelo-i-logías no serán una piedra de molino atada al cuello de su despertar evolutivo. Ego puro y duro, o sea, comportamiento del instinto animal transferido a lo humano en lo mental, emotivo y físico, y un impedimento enorme para que nazca el alma y se forme la conciencia que es su expresión externa y social. 
Todo indicio de ética es indicio de adultez, en lo privado y en lo público. O sea, síntoma inequívoco de que hay alma que percibe y conciencia que expresa lo percibido.
                                   

VI) ¿Dónde, pues, estará socialmente escondido ese Adulto que se nos hace tan invisible? Es claro que está en la reconversión de los pueblos en ciudadanía. De la oveja guiada o la cabra rebelde, en ciudadano consciente de sí mismo y de su responsabilidad en el conjunto circundante. En la superación del caudillismo ideo-i-lógico que ya no sirve para nada, sino para parasitar a la ciudadanía que comienza a autogestionarse, a saber cuales son sus derechos y sus deberes y que ambos son inseparables, y que tampoco necesita que se le impongan, sino que se la eduque en ellos, que vea modelos y paradigmas en su entorno. El Adulto se aprende por contagio y qué mejor lugar para contagiar que la escuela y la convivencia cercana de unos con otros. Y cuando hablamos de escuela no es sólo de la escuela de niños, sino de la escuela cívica del barrio, de la asamblea semanal y mensual, del pleno del Ayuntamiento o del Congreso en que se participa como voz de la conciencia cívica, de la disciplina dialógica que nos enseña a escuchar con la inteligencia y con los sentimientos, con la lógica de la compasión y de la empatía. Con el respeto que emana de ello.
¿A qué conduce este proceso que se ha dado en llamar empoderamiento ciudadano, pero que es mucho más: un señorío de sí mismos como núcleo compartido e igualitario del bien común, no como "luchadores" a la antigua usanza,que siempre acaba por matar la gallina de los huevos de oro que alimentaba la energía. Para el ciudadano despierto ya no hay enemigos ni rivales, hay personas despiertas y dormidas. Por eso no "lucha" ni se somete. Es pacífico e insumiso absoluto ante la injusticia, el abuso y la perversa trampa del engaño corruptor social. Y la insumisión no violenta nacida del férreo convencimiento ético y solidario es, sencillamente, invencible e inderrotable. Porque modifica la percepción elemental y la convierte en conocimiento poderosísimo e inalcanzable para los niveles más elementales, primarios y violentos. Mandela comenzó luchando, violencia contra violencia, pero pronto comprendió el valor absoluto de la insumisión. Y eso fue lo que acabó, como en el caso de Gandhi y la India, por hacer que la violencia del poder se derrotase a si misma. 
El movimiento asambleario que ahora se ha desarrollado y se desarrolla sin parar, desde 2011, entre los ciudadanos de nuestro país, va por esos derroteros. En el camino tenemos que superar muchos baches de incomprensión e incluso de resistencias íntimas porque procedemos de una cultura deficitaria, sin Adulto, donde todo ha dis-funcionado desde siempre en el terreno tensional y egocéntrico entre el Padre Superego y el Niño Ello, la vieja inercia tiende a  mirar al pasado echando de menos el caudillismo del Padre Superego, ya sea como figura carismática que guíe la barahúnda o como ideo-i-logía que vaya dando pistas certeras e "infalibles"de que todo está cambiando para seguir igual. Es natural que todavía una considerable parte de la ciudadanía necesite el taca-taca, nunca ha andado por su cuenta y teme caerse. Por eso nacen nuevos partidos con las ideas 15-M y está muy bien, mientras eso no impida y retrase demasiado la verdadera y definitiva Transición de la vieja a la nueva conciencia ciudadana o esconda en sus mentores un instinto natural manipulador de la ciudadanía que aún consideran el pueblo.

Ahora el reto es que la base insumisa, noviolenta, ni atada a ideol-i-logías partidistas y concienciada al máximo por el factor humano real, o sea la base que está trabajando en el día a día de los problemas concretos que se van resolviendo con diálogo, proximidad, pactos decentes, denuncias justas, acompañamientos in situ, y reivindicaciones maduras hechas desde el Adulto, y apelando al Adulto en la conciencia de los opresores con las leyes y la Constitución en la mano, sea valorada y comprendida por las fuerzas sociales antiguas como un verdadero tesoro inmanipulable por parte de bandos de la vieja guardia revolucionaria que no ha aprendido todavía que a la evolución que de verdad cambia las cosas le sobra la "r". 
Es un largo camino pero, que tal vez no sea tan largo, porque la conciencia vivida intensamente hace milagros cuánticos. Es la magia que posee la verdad cuando no se impone ni se cacarea pero se vive con amor, que es la clave de todo. Un amor que quita el cansancio y la mala uva, que transforma la percepción en visión y conocimiento lúcido.
                         
                                     

Por eso se ve siempre a los ciudadanos liberados de las idio-i-logías participar en todo acto justo, reivindicativo y solidario de cualquier partido político que vaya en esa dirección, puesto que  lo que pretenden es la armonía de todas las fuerzas que trabajan para el mismo fin, sin recelos ni desconfianza ni rechazo, porque consideran que todos los seres humanos tienen derecho este cambio excelente, pero nunca se les verá militando en ellos. Por desgracia, y esperemos que por no demasiado tiempo, los partidos al uso se intentan apropiar de los códigos y los votos de los nuevos ciudadanos ocultando sus intenciones e incorporando a sus métodos iniciativas de la ciudadanía para adaptarlas a su dialéctica y a sus dinámicas no siempre transparentes ni sinceras. Los ciudadanos despiertos no quieren arrasar lo que hay y aún puede funcionar, sólo desean mejorar todo, estando presentes en las instituciones como base y fundamento de todo gobierno, que sin ellos no existiría ni tendría sentido ni sustento material.
Los ciudadanos en transición consciente del viejo al nuevo sistema no buscan "tener poder" porque saben que el poder se sostiene en ellos. Ellos son el poder de la solidaridad y del bien común. Y su trabajo vale más que todo el oro del mundo, que si ellos no trabajasen no serviría para nada porque no habría nada manufacturado que adquirir. Ni servicios ni ideas realizables. O sea no habría nada.  Si los partidos políticos de la actual izquierda comprenden esa realidad y se unen a la ciudadanía no como "pastores" del rebaño para hacer campañas electorales con éxito, sino como sencillos y normales ciudadanos que tienen mucho que dar y recibir en las asambleas y actividades cívicas, entonces esto no habrá quien lo pare.
Confiemos en que inteligencias como las de Don Julio Anguita, Alberto Garzón, Cayo Lara, Llamazares,  Mónica Oltra, Joan Ribó, como también Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, y lo más sano y espabilado del psoe, etc, etc... lo comprendan y lo practiquen en común. Eso puede ser una verdadera maravilla, la síntesis estupenda entre Sócrates, Aristóteles, Kant, Marx, Gandhi, Buda y Jesús de Nazaret y Vicente Ferrer. La hostia. Y además de verdad.

  

                                    


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