lunes, 2 de diciembre de 2013

Un poco de filosofía no viene mal cuando las cosas se complican. Más Platón y menos prozac, dice un filósofo sueco. Más Karl Marx y Gandhi y menos bolchevismo fascista o viceversa: fascismo bolchevique, que los extremos siempre se arriman más de la cuenta


Cambio Social
Para el materialismo histórico el cambio social se explica básicamente a partir del cambio en el sistema productivo de cada sociedad y del enfrentamiento entre las clases antagónicas generadas por el sistema productivo.

      Si entendemos por cambio social no tanto la movilidad social de un individuo de una clase a otra sino el cambio de las instituciones, leyes, sistemas políticos..., en definitiva el cambio que observamos en la historia, el materialismo histórico propuesto por Marx presenta una interpretación característica. Para Marx el motor de la historia es consecuencia del enfrentamiento entre clases opuestas, el enfrentamiento entre la clase explotada y la clase explotadora (clases que adquieren diferentes rasgos en cada época histórica: esclavos-amos, siervo-señor, proletario-burgués). Los distintos movimientos sociales, los distintos acontecimientos históricos, descansan en último término en el afán de la clase dominante por perpetuar su dominio, por satisfacer su interés, y en el afán de la clase oprimida por romper el yugo de la opresión, por liberarse de la condición de explotación en la que vive. Este enfrentamiento es inevitable, y en gran medida independiente de las voluntades y conciencias de los individuos particulares, pues es consecuencia de la sociedad misma y del desarrollo técnico y económico alcanzado en cada momento histórico y gracias al cual las distintas sociedades resuelven el problema de la supervivencia. Cada modo de producción da lugar a sistemas de dominio propios, a clases sociales peculiares. El modo de producción capitalista ha dado lugar a las clases sociales antagónicas de la burguesía y el proletariado.
      Sin embargo, Marx fue optimista y consideró que el enfrentamiento entre clases sociales antagónicas no era un destino absolutamente inevitable de la humanidad, antes bien, creyó que el propio hombre puede hacerse dueño de su destino y eliminar este antagonismo. Y ello precisamente como consecuencia de la praxis revolucionaria, de la actividad de cara a la transformación del sistema político: dado que todas las situaciones de dominio tienen como fundamento último la existencia de la propiedad privada, podremos eliminar la opresión de un grupo sobre otro si eliminamos la propiedad privada. Hay que insistir en que esta valoración es optimista pues cabe pensar que la opresión de un grupo sobre otro, la injusticia y el sufrimiento, descanse en algo más básico aún que la propiedad privada, o que tal vez acompañará al hombre hasta el fin de la humanidad. Marx no defiende esta concepción pesimista y considera que, eliminadas las causas sociales, eliminaremos el sufrimiento de la humanidad. La transformación de la sociedad precisa de una acción revolucionaria que suprima la clases sociales. En este punto las ideas de Marx no son claras: en algunos textos se subraya el carácter inevitable del fin del capitalismo (se dice por ejemplo, que en función de sus propias leyes, el capitalismo cava su propia tumba); sin embargo es más afín a su pensamiento la tesis de que el paso a una sociedad nueva se ha de hacer merced al esfuerzo revolucionario del proletariado.
      El pensamiento marxista posterior al propio Marx suele establecer las siguientes fases en el proceso revolucionario hacia la sociedad sin clases:
1) La democracia: en esta etapa se constituye la "dictadura del proletariado" mediante la toma del poder político. Los marxistas suelen distinguir entre democracia obrera y democracia burguesa:
  • en la democracia burguesa la libertad de los individuos es meramente formal, es una libertad proclamada por la ley vigente pero que no viene acompañada por la posibilidad material para su realización. En esta democracia el verdadero poder está en manos de la burguesía y no de la clase trabajadora, a la que se le dan derechos sobre el papel pero no las condiciones materiales (económicas, políticas y sociales) para que realmente la ejerzan;
  • en la democracia obrera es la clase obrera la que ostenta realmente el poder, impidiendo mediante leyes y medios coercitivos diversos (policía, ejército, expropiación de tierras, control de los movimientos financieros, nacionalización de la banca y de las fábricas,...) la explotación de una clase social por otra. Desde el punto de vista de los obreros es una democracia porque el poder descansa en esta clase social, poder que se expresa institucionalmente en la creación de consejos obreros en las fábricas, o en órganos políticos en manos del partido comunista. Desde el punto de vista de la burguesía es una dictadura pues se emplean medios coercitivos para perseguir a los que defienden ideas contrarias a los intereses de la clase trabajadora y la violencia en la expropiación de las riquezas de los burgueses.
2) El socialismo: en esta fase se potencia el papel del Estado como instrumento para racionalizar la producción (economía dirigida, planes quinquenales para la economía, ...), la distribución a toda la población de la riqueza generada (sanidad pública, educación pública, obras públicas, subsidios, ...) y el control social (represión de los grupos que quieran volver a instaurar la propiedad privada y el sistema de clases sociales). En esta fase el Estado consigue un intenso desarrollo de los medios de producción y de la riqueza social y va eliminando las diferencias económicas y sociales de los distintos grupos o clases sociales que pudieran aparecer.
3) El comunismo: o culminación del proceso revolucionario. Es la fase definitiva en el desarrollo de la humanidad y con ella comienza la auténtica historia humana. Auténtica historia porque sólo en ella el hombre es realmente protagonista de su destino, sólo en ella se ha hecho dueño de sí mismo; frente a esta fase, todo lo ocurrido antes al ser humano pertenece a su prehistoria. Es una época de abundancia, de plenitud, en donde ya habrán desaparecido definitivamente las clases sociales, los intereses particulares, e incluso el Estado, al menos el Estado entendido como el instrumento de un grupo para dominar sobre otro.

      En relación con el proceso revolucionario como momento necesario para la superación de la sociedad capitalista y la instauración del comunismo, es preciso recordar también las siguientes consideraciones:
  • respecto del uso de la violencia: muchos partidos comunistas, particularmente hasta los años setenta del siglo XX, consideraron que ésta era legítima y crearon grupos armados (guerrillas, grupos terroristas, ...);
  • en cuanto a la dictadura del proletariado, los sistemas políticos instaurados tras las revoluciones propiciadas por los partidos comunistas como el ruso, chino, cubano..., la han defendido; otros partidos comunistas, por ejemplo los creadores del socialismo democrático como el eurocomunismo de los partidos comunistas francés, español e italiano, han rechazado este método y han propuesto la persuasión democrática, el convencimiento de los electores antes que la violencia política como método para llegar al socialismo.
      La posición de Carlos Marx sobre estas importantes cuestiones no está clara: no fue totalmente explícito en la valoración de la violencia como instrumento para la toma del poder por parte del proletariado, ni de la legitimidad de la violencia del Estado (dictadura del proletariado) sobre grupos sociales distintos a la clase obrera, aunque los textos parecen avalar una interpretación autoritaria del poder político (legitimación de la violencia y de la dictadura del proletariado). Tampoco explicó con claridad las peculiaridades del sistema social que llamamos socialismo y mucho menos el que llamamos comunismo.  
      De este modo, la praxis revolucionaria no hace mas que realizar el ideal filosófico de Marx expuesto en su tesis XI sobre Feuerbach: "los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo".

      Ver “materialismo histórico”.

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Me interesa la reflexión sobre la violencia humana como método reivindicativo. Todo tipo de violencia, sea material, verbal o "legal". Los exégetas dicen que Marx no es claro en este punto. Y no es extraño, porque era un hombre muy evolucionado y muy sabio. Muy bueno. Su natural no era violento ni rencoroso. Aspiraba a la realización del bien común, algo que sus seguidores creo que tergiversaron haciendo del 'comunismo' un sistema dictatorial que ha terminado por pervertir el mensaje original del bueno de Karl Marx. Un santo civil ejemplar por lo que pensó e impulsó, pero sobre todo por como vivió y murió. Plenamente coherente con su disposición y sus ideales. A la altura de Sócrates, pero en la praxis social además de en las ideas. Y tan cercano a Jesús de Nazaret que resulta mucho mejor discípulo y compañero suyo que los cristianos de oído y olvido capaces de inventar cruzadas e inquisiciones para que se "cumpliese" el mensaje de Jesús, como han hecho Lenin, Stalin o Mao o Fidel Castro, para que hacer real el legado de Marx, y como consecuencia y rebote hayan dado lugar a estados de espanto como la Rusia o la China actuales, por falta de conciencia y educación solidaria con todos, no sólo con los iguales en ideas y capaces de liquidar y reprimir a los diferentes. 

Creo que Gandhi es el complemento perfecto para el marxismo. Socilalismo pacífico, conciliador y respetuoso con la diferencia.

¿Está justificada la violencia cuando se pisotean los derechos, las libertades y la dignidad de los ciudadanos, se les empobrece, se les condena a ni siquiera poder protestar y se machaca el medioambiente y se mata la vida? Ya sé que es muy lógica y natural la indignación y la defensa, no se puede pedir al que sufre maldades que las soporte de buena voluntad. Es cruel, porque está en inferioridad de condiciones. Pero estoy convencida del poder de la solidaridad de los que pueden explicar los derechos, de los que sin que ellos estén afectados personalmente, como Marx o Gandhi, se sensibilizan y procuran herramientas, ideas y apoyo legal, intelectual y personal a los más desprotegidos y les empujan a hacerse dueños de su destino, a reivindicar justicia y legitimidad, con razones , inicativas y reglas nuevas, que también ayuden al cambio de las clases opresoras y a su evolución. Sin ese cambio el mundo siempre estaría condenado a una guerra de clases en alternancia, de revolución en revolución, en lucha permanente que no deja espacio vital para descubrir planos de la existencia superiores a la rivalidad animal, por eso Marx afirma que el éxito de la justicia social es que las clases desaparezcan y todos los componentes de la humanidad alcancen un grado de evolución semejante. No a base de reprimir sino de liberar.  No a base de imponer sino de comprender y respetar. La socialdemocracia es el ideal de convivencia.

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