El boomerang de Artur Mas
Lo de Mas, cada vez es menos creíble ni posible. Está muy bien que una parte de los ciudadanos que quieren aclararse disponga de su libertad para refrendar su opción, pero de ahí a organizar simposiums y foros sobre el expolio del Estado contra ciudadanos determinados e imbuídos de ideas de independencia frustada, está más cerca de Freud que de la lógica social. Esa Catalunya de psicoanálisis teledirigido por sus oligopolios como CIU, que son el equivalente a un populismo nacionalista al servicio de mercados y capitales siempre corromplibles no tiene piés ni cabeza. Una independencia en manos de los Pujol o los Mas o los Durán i Lleida dejaría a Catalunya a los piés de los caballos, como el pp está dejando al resto del País. No es serio ni es lógico ni inteligente, apelar a las deformaciones hipertrofiadas para conseguir el mal común y el beneficio de cuatro gatos.
Por la misma de regla de tres, que Catalunya lleva "esquilmada" 300 años por el Estado español, todas las comunidades autónomas deberían levantarse en rebeldía con el mismo argumento. No hay ningún Estado, ni siquiera catalán, que pueda sobrevivir sin impuestos de sus habitantes. Lo natural es que los habitantes y áreas más ricos y ricas, paguen más al fondo cumún, porque también reciben ayudas de trabajadores de otras regiones que aumentan su riqueza con un trabajo que se debe remunerar y servicios del Estado para todos, que cuestan dinero.
Los precios en Reus o en Sabadell son bastante más altos que en Alicante, en Mérida o en Cartagena. La misma camisa comprada en Barcelona puede costar 50 € y en Valencia o Madrid (dependiendo la zona) 20€, e incluso 15, porque el comercio es libre y especulador en este Estado que no tiene techo para la avaricia y el lucro. Entonces, un catalán se compra un abrigo en Valladolid que le cuesta 30 euros menos que en Girona y piensa que "España" le roba. No le roba España, le roba su propia autonomía que durante años se ha estado beneficiando con maletines y salidas a Suiza, o con mejunjes privatizadores del sector público, como la sanidad, por ejemplo, que es un escándalo. Catalunya, quitando los años de socialdemocracia que la regularon e igualaron escalones con la equidad, ha estado mucho tiempo, y en ello sigue, dominada no sólo por CIU sino por la mentalidad social de CIU. Como ahora ha estado pasando en el resto del Estado con el pp. Si no fuese así ni uno ni otro podrían gobernar por mayorías absolutas, aunque en esta legislatura en Catalunya no sea así. Pero prevalece un President de la misma cuerda. La avaricia y el desorden corrupto no lo arregla la independencia de nadie, porque es una cuestión de ética social y honestidad gestora, mucho más que de ideas y partidos. Si el único problema que ven los directores de esa iniciativa revisionista es el económico, es que no se han enterado de qué va la cosa o no se quieren enterar. Una sociedad dominada por la especulación salvaje da lo mismo que sea independiente sobre el papel, en realidad es super dependiente de su miseria pesetera. Adicta a su propia decadencia social. Por fortuna la mayoría de los catalanes tiene una inteligencia práctica y equilibrada estupenda, que les hace remontar con éxito cualquier infortunio. "El catalán de la piedra saca pan" se dice de ellos. Por eso, seguro, que eligen lo mejor, ignorando las tentaciones sin fuste de los mismos buitres de siempre.
El Estado inmoral y vergonzoso que sufrimos todos en estos momentos merece que cada autonomía se separe de él. Que sea independiente, se autogestione y se federe con las demás para construir un mundo más sano, limpio, eficaz y habitable. Lo parcial es más fácil de organizar que lo global. Si lo parcial funciona bien, lo global es un éxito, pero si es al revés, no funcionará jamás. Lo mismo que un cuerpo no puede estar sano si sus células y órganos están enfermos, porque su bienestar depende de ellas y de ellos que realizan todas las funciones. O una casa se deteriora y es una ruina si los materiales que la forman son de pésima calidad. El Estado es nuestra construcción , no nuestro amo. Lo hemos comprendido con esta crisis y una forma impresentable e ineficaz de representación político-gestora. Por eso ahora la verdadera política se hace en la plataformas cívicas y en las iniciativas legislativas populares, mal que les pese a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Una vez que hemos perdido la venda y vemos la realidad que se ha deteriorado y destruido con un modo de vida erróneo ya no podemos seguir con el mismo tipo de gestión social al que estamos acostumbrados y hemos estado llamando 'estado de bien estar' porque era lo mejor que nos había sucedido históricamente, pero no para quedarnos estancados en él, sino para mejorarlo en calidad e inteligencia solidaria y ecológica; no se ha hecho así y por eso hemos generado la entropía que padecemos: obediencia ciega a los mercados, los recortes infames, la corrupción y el deterioro de lo que ya no nos sirve y por eso seguir en ello sólo nos degrada y agota en todos los sentidos. Esto los gobernantes no lo han entendido todavía, piensan estúpidamente que esto se va a arreglar a su favor con la medidas de sus dogmas económicos aconsejados e impuestos por los trust financieros del mercado, que la tormenta pasará, que la rapiña del capital salvaje en la naturaleza no es más que un arañazo sin importancia, que la inmoralidad disfrazada de conveniencia política tapa y justifica sus patinazos mediocres e interesados, y se lo toman como una insurrección popular, como un motín de Esquilache más, que va contra su seguridad e integridad, por eso se defienden de algo que deberían trabajar y potenciar, quieren reprimir lo que va mucho más allá de su visión limitadísima del mundo y de su evolución, y debemos hacérselo entender tanto los ciudadanos de Catalunya y de todas autonomías, como de todos los países y continentes. Todo llegará.
España debería ser -y se quiera o no, acabará siendo- no una "patria" sino simplemente una toponimia de referencia, una localización geográfica a la que desde la antigüedad se le puso ese nombre. Hispania. Nada más. Las patrias son el invento de los terratenientes y de los oligarcas que necesitan tener bajo control lo que desean poseer y dominar para su beneficio. No son cosa de la ciudadanía libre, autónoma y responsable de sí misma, porque para el ciudadano verdadero, su "patria" es la humanidad y su "casa" el Planeta y con esa actitud gestiona su hábitat y sus relaciones con el medio próximo. Eso quiso decir Marx hablando de una "clase" única como aspiración universal. No una clase oprimida por otra que le impone sus normas e ideas a la fuerza. Eso quiso decir Jesús de Nazaret cuando hablaba de los bienaventurados y del reino de Dios, no de dogmas y dominio de las mentes, almas y conciencias por medio de la religión. Eso es la Nueva Tierra y el Nuevo Cielo del libro de la Revelación. La gran utopía de Tomás Moro y el proyecto humano de Erasmo de Rotterdam. Un espacio dialógico donde entenderse, cooperar y sentirse iguales y fraternos. Sin más autoridad que la conciencia de ese imperativo categórico de Kant, al que tantas veces hago referencia como algo imprescindible. Esa es la aspiración profunda de todas las revoluciones elementales que han hecho al hombre ir tomando conciencia y posesión de sus derechos y deberes, de sus libertades y ahora, de los límites de la avidez depredadora y de la necesidad de ir diseñando otro modo de vida y de sociedad. Simplemente para poder vivir con dignidad y con la cobertura básica para todos, mientras se desarrollan facetas de comunicación, creación, trabajo y expectativas nuevas. Otro mundo. Otra era.
Ante ese reto, el Estado tradicional acabará transformándose porque tal y como está no es compatible con la evolución. Por esa incompatibilidad se deteriora tanto, se corrompe y se degenera en estado autofagocitador, como un Cronos ciego y autómata que devora a sus hijos para poder alimentarse y morirá cuando los acabe de devorar. Como hacen las células enfermas de bulimia en los organismos vivos. El cáncer es la reproducción holográfica de lo que la especie humana, estancada en su entropía, está haciendo consigo misma.
Ante ese reto, el Estado tradicional acabará transformándose porque tal y como está no es compatible con la evolución. Por esa incompatibilidad se deteriora tanto, se corrompe y se degenera en estado autofagocitador, como un Cronos ciego y autómata que devora a sus hijos para poder alimentarse y morirá cuando los acabe de devorar. Como hacen las células enfermas de bulimia en los organismos vivos. El cáncer es la reproducción holográfica de lo que la especie humana, estancada en su entropía, está haciendo consigo misma.
Cuando los catalanes se levantan en masa para pedir liberarse de este Estado, no es una rebeldía, sino un aviso de peligro y una evidencia de lo que nos está pasando a todos. Un problema mucho más grave de lo que creemos, que no lo pueden solucionar las herramientas institucionales que ahora manejamos. Hay que dar pasos nuevos, inventar, proponer, reunirse, consensuar, respetar y escuchar a los que tiene algo que aportar, no desechar a nadie porque todos somos el mismo tejido y la misma energía y juntos formamos un cuerpo, un Estado funcional que responderá siempre al estado orgánico de las células que lo componen. Y eso vale lo mismo para Europa y el resto del mundo. Nunca nos sacarán del problema soluciones "globales" si lo particular es insuficente, mezquino, miserable, avaricioso, soberbio, violento, falso, vulgar, obsceno, y para colmo, intransigente.
Temer a la libertad y a la reflexión que no es la nuestra en vez de escuchar y aprender lo que nos desborda y no conocemos nada más que por el lado negativo de los prejuicios, es una mutilación y una torpeza que nunca podrá solucionar nada, porque en sí mismo ese estado de cerrazón es ya el problema irresoluble. La ceguera que, sin haber aprendido las lecciones del pasado ni superado la inercia de repetirlas, nos impide abrir en un presente dormido las puertas de un futuro imposible.
Temer a la libertad y a la reflexión que no es la nuestra en vez de escuchar y aprender lo que nos desborda y no conocemos nada más que por el lado negativo de los prejuicios, es una mutilación y una torpeza que nunca podrá solucionar nada, porque en sí mismo ese estado de cerrazón es ya el problema irresoluble. La ceguera que, sin haber aprendido las lecciones del pasado ni superado la inercia de repetirlas, nos impide abrir en un presente dormido las puertas de un futuro imposible.
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