martes, 24 de diciembre de 2013


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El Rey se examina

EL PAÍS
Mucho nos tememos que este alumno realmente poco aventajado, su malestad,  no pase el examen aunque copie y como de costumbre relea la monótona chuleta que le pasan otros, y mucho nos seguimos temiendo que en tales tesituras como las que estamos soportando y sufriendo, tampoco haya convocatoria de repesca para su retraso como Jefe de un Estado general de calamidad, en el que, precisamente, él, el malestad, -no tanto su persona, como su cargo ganado en la tómbola de una dictadura y sin cambios adecuados en su momento-, es el origen básico de las calamidades derivadas, del tapón antidemocrático y chapucero que ha mantenido a la sociedad española en un estado de engaño y superchería alucinantes con los resultados que ya son más que evidentes, catastróficos.  
Si hay alguna duda acerca de lo que los españoles desean entre monarquía y república, sólo hace falta una cosa para despejarla: preguntarles. Pero con un referendum, y no por medio de encuestas manipulables o con inclinaciones determinadas de antemano, como ésas que dan al pp una ventaja eterna sobre el PSOE, hasta que algún medio más imparcial que el CIS, que depende de quien manda, encuesta por su cuenta y entonces se ve lo que hay. 
¿Qué respondería la mayoría de los españoles a una pregunta como ésta: ¿Qué elegiría usted si pudiese hacerlo, entre una monarquía vitalicia como la que tenemos(¡!) (impuesta por un dictador, irresponsable por decreto, indiferente ante la corrupción que anida en su propia casa, hereditaria sí o sí, caiga lo que caiga en el lote, que nos cuesta un 0'9% del PIB y de la que viven no sólo el rey, sino toda su saga familiar con hijos, nietos y parientes inemancipables, queridas y elefantes de corpore insepulto y con estatus estado-dependiente) y una república con un Presidente elegido por mayoría en las urnas cada cuatro años, al que sólo hay que pagarle mientras trabaje y si no cumple no se le vuelve a votar y punto? Por muy malo y desastre que sea un presidente de república, su cargo tiene fecha de caducidad. El del rey no, es para siempre y además se prolonga en su estirpe y en la institución. Una cadena perpetua política, a la que los epspañoles están atados y bien atados aunque no quieran, a no ser que emigren, que es una solución, desde luego, pero no un sistema político ni social. Sino estampida en plan sálvese quién pueda.
Sucede que el monarquismo se da por supuesto entre los españoles 'normales', porque las esferas del poder, vinculadas al monarca por lazos seguramente amistosos, interesados y cómplices en muchos casos, no están inclinadas a saber la verdad y prefieren pasar de puntillas, silbando el Only you ante el trono y el cetro, y haciendo como que no se enteran, sobre la auténtica opinión pública, que en realidad les importa un comino, porque no la tienen en cuenta nada más que en las campañas electorales, no para hacerlo lo mejor posible, sino para poder engañar con más pericia y llevarse la perra gorda, como se  decía en mi infancia. Demagogia a espuertas. 
Este es el panorama español, que esta noche será el tribunal de examen para su malestad. Más de 26.000.000 de parados, miles de familias a la belle etoile, literalmente en la calle, o en casa envueltos en mantas porque ya no hay luz ni gas pagables para ellos, pensionistas recortados que no pueden comprar las medicinas repagadas porque deben manter hijos y nietos reducidos  a la indigencia y sin derecho ni a manifestarse sin el riesgo de ir al trullo, niños que no han podido tener libros este curso, ni comedor escolar, que no tendrán reyes el 6 de enero, pero tienen la suerte de tener un rey en la tele que les va a recordar como la Noche Buena lo es para unos mucho más que para otros, aunque la justicia es igual para todos, ante las cámaras, claro, porque las cosas son así y nadie puede cambiarlas.... Sobre todo porque quienes podrían hacerlo por mera ética y justicia, no están por la labor, sino por el negocio. Desde la corona, al gobierno, desde los partidos a los sindicatos, y desde la catedral a los coles concertados del Opus, desde la fabricación del consentimiento mediático unilateral y mayoritario de pago, a las componendas que cobran por mirar para otro lado y los silencios a medio gas. Su malestad sólo tiene dos respuestas reales a las demandas ciudadanas: o es un irresponsable absoluto que vive otra realidad y no se entera de por donde anda, con lo que no estaría capacitado para ser nada menos que el máximo representante de un país en tal estado o es verdaderamente una persona insensible, sin compasión ni humanidad que se burla y escarnece a los más desgraciados, que cada vez son más, y por ello, tampoco estaría en condiciones de representar a nadie. Sobre todo si se trata de un país que durante 35 años ha creído e intentado ser una paradójica democracia  llevando sobre los hombros el peso insoportable de una monarquía postiza a la que le ha tocado mantener pagando una pasta en impuestos. Y ahora en sangre, sudor, lágrimas, desgracias, abusos y suicidios. 
No es preciso que su malestad apruebe el examen de hoy; sería suficiente con que despertase de su real siesta, dejase de representar este bodevil, viese lo que está pasando y se retirase a Suiza como su abuela paterna. Y se llevase con él a toda su parentela. A todos y todas. Sólo eso. 

 
Tercera República Democrática y Federal de los pueblos Ibéricos, ya!

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