Se está celebrando en Madrid el congreso internacional del PIE. Partido de Izquierda Europea, que está tratando temas graves y urgentes para toda la sociedad. Y entre los participantes y ponentes no aparecen miembros del PSOE. Los ciudadanos que votan formaciones de izquierda, o supuesta izquierda, tienen derecho a saber por qué el Partido Socialista Obrero Español no está incluido en esa importante reunión europea, en la que todo militante que reivindique una sociedad igualitaria, libre y justa debería tener un lugar de acogida. ¿Qué está pasando en las izquierdas de este país? ¿El PSOE ha sido invitado y no ha querido ir o hubiese querido asistir y no se le ha invitado? ¿Se está hablando de unidad y se ha discriminado a los socialdemócratas que se basan en el socialismo histórico o son ellos los que no están dispuestos a ejercer ese socialismo sin barreras que se atribuyen a favor del sector "obrero"? ¿Puede la izquierda prescindir sin sonrojo de esa formación psoeista o puede esa formación romper sin sonrojo su vínculo con el cambio social de la base que afecta a todo un Continente y al proyecto UE? ¿Qué está pasando? ¿Quién ignora a quién? ¿Quién ningunea a quién, mientras el neoliberalismo ppero nos está liquidando el estado de derecho, el bien común y los logros y la fuerza social que se ha trabajado y conseguido desde un pasado bochornoso a un respiro de justicia social que ahora se está yendo a pique, precisamente porque esas izquierdas se olvidaron de su fundamento con el timo del consumismo sin límites y el falso estado del bienestar aparente que ha sido un señuelo para vaciar de contenido el trabajo solidario, la cultura del esfuerzo y la honestidad como sistema de convivencia? ¿A caso IU ha sido tan coherente como para ver lo que estaba pasando y no mover su potencial reivindicativo hasta que ha empezado a recoger el fruto del desastre? Estaban, como todos, apuntados al consumismo y a la inercia. Despotricar o gritar no es nada si no hay acciones y reclamaciones y denuncias en los tribunales e instituciones, y en todos los años en que se ha ido gestando este horror, ellos tampoco han sido conscientes de nada. Vivían muy bien, como casi todo el mundo. Y ahora, ¿pueden dárselas de ser los más despiertos sólo porque se ha asaltado Mercadona como si fuese la conquista del Himalaya en vez de un vandalismo que se habría evitado con unas acciones habituales y serias a lo largo del tiempo en que se ha vegetado socialmente y sólo se ha estado cobrando como políticos protestones y gruñones, pero tan ineficaces como los demás y tan Judas como los chaquetros, capaces de pactar con el pp antes que con los socialdemócratas que odian. Gritar en la calle y llenar las plazas, es emocionante y anima a los miembros de los partidos convocantes, pero ¿en qué queda todo eso si solo se sigue una inercia que no da resultados? Lo cierto es que tanto las plataformas como la PAH o las mareas cívicas, que están moviendo las soluciones, han nacido o se han asociado al 15-M, no proceden de los partidos políticos de izquierdas, aunque éstos se pirran por apropiárselos como un tentáculo de su poder. Sobre todo IU, que se mete a dirigir todo lo que se le cruza por medio, como son asambleas populares y los yayosflautas de ciertos lugares levantinos, donde el sello comunista se está comiendo el espíritu de libre asociación que hay en el movimiento 15-M original, malmetiendo, intrigando, condenando las ideas que discrepan y ejerciendo poderes de cúpula hacia sus intereses de partido, que desprecia todo lo que no viene de sí mismos, aunque sea erróneo, pero es suyo. Como el pp. Por eso ambos se prefieren como socios contra natura; los extremos se tocan.
Y el PSOE, encogido y avergonzado por no haber actuado en consecuencia con lo que predicaba y tolerando una componenda para contentar al euroliberalismo comerciante, ¿tampoco es capaz de acercarse a IU y dialogar y cambiar lo que no funciona entre ellos? ¿Cómo se puede decir que se es socialista sin apoyarse ética y políticamente en Marx y en Pablo Iglesias y renegar de esas raíces inspiradoras de los cambios sociales más importantes desde hace siglo y medio? ¿Cómo se puede ser monárquicos y partidarios del Concordato con el Vaticano si uno dice que es socialista? El socialista es republicano, laico y aconfesional por naturaleza o no es socialista. Puede ser creyente pero no practicante del sistema piramidal jerárquico de una iglesia antidemocrática, que ha olvidado el fundamento igualitario del origen ("los últimos serán los primeros y los primeros los últimos" y las Bienaventuranzas, que son un manifiesto liberador de la base social) y la misericordia que es la justicia y la solidaridad con el prójimo ciudadano sea como sea, quién sea y del color que sea. Ni IU es la octava maravilla ni el PSOE es un desecho, sino que ambos están condenados a entenderse, respetarse y cooperar si es que de verdad les importa más la finalidad del bien común que la cabezonería y la cerrazón o el acoplarse a cualquier formación que les haga el juego, como en Extremadura donde IU ha preferido al pp como socio, antes que el PSOE, ¿No hubiese sido mejor y más rico un acuerdo tripartito donde la izquierda hubiese sido mayoritaria y el pp hubiese aprendido mucho de sus dos socios en cuestiones de sensibilidad social, derechos, libertades, ecología y ética?
Discriminando, despreciando y desconfiando unos de otros no es posible una izquierda como en este momento hace falta. No con "lucha" y "guerra", ni con adrenalina y dureza a tutiplén, sino con inteligencia y valores, con sensibilidad y respeto mutuo. Firmeza flexible, como el junco, que por eso resiste los vendavales sin romperse y sin que nada pueda arrancarlo de la tierra, hasta que el viento cesa y vuelve a enderezarse. Sin "estrategias" de poder sino con una transparente disposición de servicio noble y generoso. Eso es lo que se espera de la izquierda y no que sea tan torticera, prepotente y retorcida como la derecha. A ver si hay un cambio real de una vez por todas y dejan de jugar a "buenos" y "malos" olvidando que en todas partes cuecen habas y hay de todo.Y que nadie, nadie, ni ningún partido, posee la verdad absoluta ni la bondad perfecta ni la excelencia en exclusiva. Y que creer que tal cosa sea posible para nadie, resulta ser el peor y más peligroso de los vicios psicoemotivos de cualquier opción social, sea política, religiosa, económica, etc...
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