Doña Alicia, perdone esta malsana curiosidad científica por su caso, pero ¿era necesario? ¿no había otra salida? ¿cómo era usted antes del criminal atentado del bótox Molotoff?, lo digo porque ya llegué tarde para conocer el ecce mulier original ¿Cómo se toma usted cada mañana el trauma de la primera impresión mientras se lava los dientes con permiso de la plataforma supralabial en decúbito prono y la sublabial en caída libre? ¿Qué tal reacciona el cepillo de dientes? ¿No se queja por el agobio? ¿Rechina o se resigna en silencio ? No debe ser nada fácil ejercer ese oficio en una anatomía bucal sobredimensionada usque ad libitum. El cepillo ¿es manual o eléctrico?, mejor el manual, porque una descarga eléctrica durante el cepillado es lo único que le falta a la plataforma del emboxte, vamos digo yo. Anímicamente ¿cómo se siente usted ante un futuro cada vez más presente en plan Duquesa de Alba? ¿Sabe ya si lo de la voz es un efecto secundario o cosa de la edad...de piedra? ¿Ha comprobado ya si la cosa aumenta con el tiempo o disminuye por sí misma cuando no se insiste en la suerte? o ¿ si se abandona el tratamiento, cómo deriva la morfología del paisaje facial? ¿Se desinfla en plan globo o se queda como la cara interna de los rovellones y las setas de cardo? Tiene que ser fascinante experimentar en sí misma los efectos colaterales de la cosmética correctora y reformadora. Fíjese que antes sólo se intentaba reformar la sociedad o a los chicos malos en los reformatorios, correccionales e internados cañeros, pero ahora, el afán reformista se ha concentrado, sobre todo, en cambiar leyes del derecho natural y constitucional al modo ad personam, ad infantas, ad mercatores o ad partitum popularem , y a los cuerpos físicos de los implicados/as. Como si la cara original, endurecida y devastada por los avatares del poderío ya no valiese para desempeñar su función de ser el espejo del alma. Seguramente es porque en ausencia de ésta, no hay cara que aguante el tute del vacío y los malos tratos que se dan la vuelta desde los cuerpos ajenos agredidos y se acaban como el rosario de la Aurora, en la misma intención que los pone en marcha. Y por eso seguramente empiezan a verse rar@s, devastad@s a base de tan mala vida. Lo mismo que la belleza del sentimiento y de la mente sana acaba convirtiendo en bello un cuerpo o un rostro poco agraciados, así la injusticia y la crueldad que se ampara en ella es demoledora, en el primer impulso para las víctimas, y en el retorno, para los verdugos. Dice una enseñanza de siempre: Mira tu cuerpo hoy y verás lo que hiciste, sentiste y pensaste ayer, mira lo que haces, sientes y piensas hoy y sabrás como estará tu cuerpo mañana. No hay fealdad interna que pueda arreglar la cosmética exterior sin convertirla en el repulsivo y grotesco fácsimil de lo que es en realidad.
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