lunes, 2 de diciembre de 2013

Rita Ice

No sabemos si es cosa de la Navidad con nostalgia del frío. Porque Valencia con los meteoros helados no tiene mucha mano. Se queda siempre enganchada en los granizados de horchata, limón, café y malta; de ahí no pasa. Quizás por eso mismo Rita Barberá, nuestra edila de luxe, se ha despachado con el negociete de una pista de patinaje sobre hielo en medio de la Plaza del Ayuntamiento. Esperamos que sea cubierta, la pista, porque si no se expondría a que una racha salvaje y sahariana de poniente en sus tres días de apogeo, deje los hielos en un mísero charco para chapotear en vez de en tersa superficie para practicar ese arte tan valenciano y tan adecuado a nuestro clima de incubadora: patinaje sobre hielo, que viene a ser como celebrar la fallas en el Polo. El pp es así. Le  colocan un sobre delante como a los conejos una zanahoria y es que se pierde; normalmente piensa poco, pero en tales tesituras ya es incapaz de generar ningún pensamiento que no sea el estribillo de Cabaret Money, money, money...y no cuesta nada imaginar a Rita con el look de Liza Minelli en traje de patinadora, deslizándose por la tabla helada mientras las notas se mezclan desde la megafonía del balcón principal con el per ofrenar noves glories a Espanya tots a un veu, germans vingueu!

Lo cierto es que entre el apagón de Canal Nou, las gafas oscuras de Fabra y su aeropuerto vaporizado, más la mano negra del saqueo autonómico y la congelación de la Plaza más emblemática y petardista de la geografía patria, Valencia se está convirtiendo en la metáfora de la noche ártica pperil. Un desierto helado por medio de congeladores  pagados a escote entre los shobresh en "N" ( de negro) y la caridad derrochadora de Iberdrola, porque los comerciantes han dicho que con ellos no cuente, a pesar de que Rita ha vendido la noticia de que se pone la pista helada porque ellos, siempre tan generosos, se han emperrado en pagar el evento de motu expropio, que montará obviamente la gürtel de turno, un paisaje donde poquet a poquet la vida se extingue sin remedio. Cerrando escuelas, consultorios médicos, facturas y deudas por pagar, dejando cientos de edificios a medio construir, incluido el nuevo estadio del Valencia C.F., como fantasmas rígidos e inamovibles que por las noches se levantan del sopor y cantan a coro el anuncio de la Lotería con Raphael , Montserrat Caballé y Rosita Amores haciendo el coro exótico con el espectro del pobre Titi. 
No sé como el pp, siempre tan sutil, tan imaginativo y negociante, no hace un parque temático de terror incorporando al cuadro la discoteca "Las Ánimas" en el complejo surrealista y ruinoso de la America's Cup y el circuito hecho puré de la maravillosa Fórmula -1, junto con el puente diabólico de Les arts robatòries y les ciencies del desastre, como fondo decorativo pasado por el ojo inerte del Palau de la Opera y una pantalla gigantesca de plasma donde se proyecten sobre el enésimo puente de Calatrava, las imágenes de la visita papal en una performance que juegue con los rostros impenetrables, puro cemento blindado en versión burbuja, de Camps y Rajoy recibiendo la bendición Urbi et orbe. Qué momentazo inolvidable para el turista amante de las emociones fuertes y dispuesto a afrontar lo más heavy y escalofriante.
No importa que la fatalidad de las gaviotas rapiñeras y erre que erre nos haya dejado la Comunidad a pan pedir. Menos mal que siempre nos quedará una Rita capaz de cualquier cosa para exprimir hasta la última naranja...de la China. Y a la que perdida credibilidad, crédito y vergüenza, como a Scarlet O'Hara en Lo que el viento se llevó, también le queda su Tara. Cum laude et sine die. Mientras diosh, la dimishión, las urnash  o los juecesh decentehs y los fiscalesh incomprablesh ( si aún queda el último Mohicano en el gremio) no lo remedien.

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