sábado, 17 de agosto de 2013

Utopía y evolución

Las declaraciones del pp ante el Juez Ruz están desencadenando los bajos fondos viscerales de sus "juventudes" brazo en alto, que a tenor de los hechos más merecen el nombre de "senectudes" por lo ajado y decrépito, desinformado y obsceno de sus gestos, su épica de botellón, sus desconchados psicoemocionales y su orfandad intelectual. Su desamparo racional. Su carencia absoluta de horizontes que superen el rebuzno o el eructo cognitivo. Una tristeza. Una patología, más digna del psiquiátrico penitenciario o del correcional y protección de menores deficientes con efectos retroactivos, que de un partido político digno de tener en cuenta como opción por personas sin discapacitar. 
Es curioso como los problemas éticos sin resolver que se reconvierten en delito social e institucional, tienen el poder de sacar a la luz los entresijos podridos de un simulacro de ideología, hundidos en el fondo de un conglomerado de intereses sin contenido humano, disfrazados de democracia bufonesca sólo para sacar tajada económica, en un trust de la irresponsabilidad que genera la desvergüenza bajo el lema tradicional ppero del "quesejodan". Su verdadera pseudoideología. Su "filosofía" vital.

¿Qué factor ha podido reproducir el bandolerismo caciquil, nazi y marcha atrás en esos jóvenes ideológicamente mendicantes y emocionalmente desportillados? Pues, una carencia de valores reales y de un verdadero ideal que empuje y renueve la esencia humana en evolución. Una práctica repetitiva de tópicos heredados, un exceso de imposiciones "tradicionales" en la conducta y un déficit de experiencia personal, humana, solidaria y saludable, circunstancias que han influido en una pésima higiene mental durante la infancia y la adolescencia y en conductas vergonzosas, como lo es gesticular con signos propios de fascistas y nazis o el acoso contra manifestantes, que como los iai@sflauta protestan ante una justicia blandísima para unos -los neofascistas gobernantes- y durísima para los demás ciudadanos que quedan desamparados ante las tropelías de la banca y del Gobierno, y todo eso, quizás, porque no han estudiado historia contemporánea  e imparcial, sino la deformación histórica en unas escuelas y en unas familias voluntaria y éticamente marginales. Ancladas en un pasado horrible, lleno de odio inyectado y teledirigido, ya que personalmente ninguno ha vivido en los tiempos que generaron una guerra infame y fratricida,  prolongada en una dictadura que condenó, arruinó, marginó, encarceló y asesinó durante 40 años a todo español que estuviese en desacuerdo ideológico y ético, con el dictador y tuviese el valor de manifestarlo; un borrón repulsivo en nuestra historia que nos debería avergonzar a todos los españoles, como el nazismo o el fascismo avergüenzan a los países europeos que los padecieron, Alemania e Italia. Concretamente en Alemania es delito penal exhibir símbolos nazis. Son muy conscientes de la barbarie y las atrocidades que aquellas bestias con apariencia de hombres y mujeres cometieron en Europa y las secuelas que dejaron en el resto del mundo. Sin embargo en España aún no se ha leído ni escuchado a un sólo jerifalte pepero un comentario que censure y repruebe esa gestualidad, esa actitud y ese lenguaje. Con eso se hacen cómplices y explican mejor que con cualquier discurso hipócrita, lo que ocultan en su interior. Y de qué van. Y por qué están hundiendo el país en vez de levantarlo del desastre, como prometieron en sus fraudulentas ofertas electorales.


Hay además otro factor importantísimo que afecta tanto a esos mastuerzos rancios y trasnochados con esquemas mentales decimonónicos y de los años 20 del pasado siglo, como al resto de la juventud española: la carencia de utopía, de un ideal personal y social que busque el mejoramiento de todos. La excelencia cívica. El bien común.

Se ha impuesto en la "cultura" dominante una visión paupérrima del hombre, se ha ignorado su esencia cósmica evolutiva, la grandeza del milagro humano, su espiritualidad verdadera que poco o nada tiene que ver con religiones que son como los estancos: expendedoras mercantiles de falsas seguridades rituales y dogmáticas que han prolongado y prolongan aún el Imperio animal en el mundo retrasando y entorpeciendo a posta la evolución de la especie que se está autoreduciendo a "cosa" , a ser consumida por depredación mientras consume, depredándose a sí misma  y al entorno. Eso es porque ninguna religión ni filosofía espiritual, ha conseguido vivirse en plenitud, sino que se ha han ido degradando y cediendo, hundiéndose en el fango de arenas movedizas que hemos acabado llamando "estado de bienestar", con una ceguera y una estupidez de las mismas dimensiones.

Está muy bien y es necesario que los chicos tengan objetivos tangibles y metas muy concretas que superar cada día, como sus estudios, su formación para el trabajo futuro, sus comportamientos y hábitos educativos, pero, además de haber eliminado de la escuela la ética personal y cívica para sustituirla por la religión que es mucho menos clara, menos práctica y exigente, el sistema educativo ha eliminado el alma como referente. Y es en el alma donde se cuecen todas las habas que nos hacen madurar, crecer, mejorar, humanizarnos y evolucionar. Apreciar la belleza y el bien como tesoros imprescindibles y riquezas inalienables. 

Nuestra sociedad se ha desalmado. Se ha animalizado. Aparentemente ha avanzado en los niveles de consciencia del homo habilis , pero se ha quedado presa en el nivel simbólico del hacha de sílex. Se ha olvidado de quién es el hombre, no conoce su potencial, ni el poder dinámico de las metas altas que hacen crecer y madurar, se ha puesto como finalidad objetivos del Paleolítico inferior. Y usa su mente cada vez más veloz y poderosa como usaba la maza, la lanza y las piedras para encender el fuego. Con el mismo estado interno de avidez, tensión y ansiedad. Con el mismo miedo demente que le hace creer que ese terror ancestral es valor y coraje. Y sólo es la violencia que produce el pánico a lo desconocido y el miedo a lo inseguro. La conquista del territorio económico que le facilitará la posesión del territorio físico. El canibalismo contra el otro para poder pisarle, arrebatarle lo que interese al negocio y eliminarle como rival o distinto, y que eso sea el objetivo de la existencia. Y todo por conquistar el placer de obtener todo lo que se le antoje y el poder sobre los recursos que se lo faciliten. Y todo el "kit" bendecido y permitido por las religiones que han perdido el norte y la vergüenza compradas y mantenidas por el poder animal. Esa es la gran prostitución del sistema de creencias: haber reducido a creencia manipulable la esencia infinita e indestructible que hace posible al hombre. Y aún le mantiene vivo sobre este planeta.

La utopía que alentó los grandes logros del saber, de la ciencia limpia y verdadera, se ha convertido en  la especulación grosera vendida a gobiernos y a empresas con fines turbios, que es lo que ahora se llama "ciencia". La inteligencia que impulsó a los filósofos y su pensamiento guía y orientador, a los artistas que canalizaban belleza, armonía y equilibrio, que conectaban el alma con su origen universal, han desaparecido, barridas por la vulgaridad y lo obsceno. La alquimia, que era la evolución personal a través del estudio profundo de los elementos y de sí mismo, hasta obtener el premio maravilloso de la transmutación de uno mismo en algo mucho más elevado y hermoso, divino, se ha convertido y degradado en la química y en la física que fabrican armas y en la farmacia que intoxica y mata para hacerse de oro. Igual que el médico ha dejado de ser sanador y vidente del alma del enfermo, para mantener esclavos del sistema matador y creador de enfermedades crónicas y fármacodependientes.
Las matemáticas y la geometría que explicaban la esencia poética de la armonía universal en lo enorme como en lo mínimo, con su música de las esferas y su unión creadora mediante la infinitud trascendente del número, se han convertido en estadísticas al servicio de las finanzas y del mercado del dinero, olvidando que están al servicio del hombre y no como traficantes de vidas y seres alienados.
La escuela, que debería ser la matriz inteligente de los alumnos, es un almacén de teorías especulativas, destinado a bloquear el desarrollo real y completo del ser humano, para convertirlo en herramienta manejable del poder y en una cuadra donde al alumno no se le educa, sólo se le domestica y se le doma mentalmente, se le castra el alma y se le inyectan conocimientos postizos, copiados de los que piensan e investigan, partiendo de lo mismo de siempre y dando vueltas como los asnos en la noria del tiempo sin avanzar de verdad, sólo sacando la misma agua desde hace siglos, pero con arreos, sogas y recipientes más sofisticados y "ultramodernos".
Se puede ir a la luna y a Marte, pero se es incapaz de entrar en uno mismo y conocerse y con ello poder conocer al Otro, desde lo profundo del ser, donde está la esencia de la Luna y de Marte y de todo lo creado desde la eternidad. Menos mal que ahora la física cuántica lo está descubriéndo... Sin embargo sin un cambio bifurcador  cuántico y cualitativo, que haga posible la evolución de la mente y de la praxis humanas, es de temer que esa maravilla que ahora puede ser el nexo de unión y salida del caos hacia el orden cósmico interno y universal, se intente convertir en un objeto de comercio y especulación que la privaría de su esencia real y la dejaría reducida a catálogo del Corte Inglés. Sin sustancia pero con caché de horterada pseudointelectual. Y desprovista de su contenido salvífico.

No hay que despreciar los logros materiales concretos, ni la organización de los asunto sociales y políticos, económicos, intelectuales y espirituales, familiares y empresariales, porque son buenos y necesarios, si se usan con bondad e inteligencia y no con mente y deseo depredadores. Pero hay que saber que la inteligencia, la belleza, el amor, la creatividad y la energía eternas están reflejadas en todo lo que existe y que el hombre es la parte consciente materializada de esos reflejos; por eso su deseo es insaciable y lo vuelca sobre lo perecedero sin más. Con hambre infinita de infinitud. Por eso sufre cuando lo caduco se le acaba, como es natural. Y descubre la naturaleza limitada de todo lo que le interesa y desea. No se ha percatado aún -sólo sabios, artistas evolucionados y místicos lo experimentan- de que él mismo es el principal reflejo e imagen de lo que ansía encontrar. Por eso los grandes avatares de la humanidad nunca han dado soluciones ni teorías ni han escrito tratados sobre sus enseñanzas; sólo sus seguidores remotos escriben al cabo del tiempo esas enseñanzas deformadas por la visión lejanísima de los relatos originales. 

Es que la única enseñanza posible es el contagio energético, la praxis transformadora del ideal dentro de uno mismo. Y nadie puede hacerlo por nosotros. La budidad, la cristificación, la piedra filosofal, la iluminación, el shamadi. Y para eso se necesita que nuestro interés máximo sea la utopía máxima; avanzando por el camino encontraremos, disfrutaremos y aprenderemos de todo lo demás: trabajo, conocimientos, saberes, riquezas de muchos tipos, familia, amores, experiencias, sentimeintos, ideas, alegrías y dolores, decepciones y victorias, derrotas y triunfos, salud y enfermedad, muerte y nacimientos, plenitud y decadencia, pero todo eso, en vez de ser una finalidad en sí mismo, un placer o un sufrimiento que desaparecen y se renuevan, sin objeto ni finalidad aparente, se convierte en escalones que nos conducen a lo más sublime, que seguramente no existe aún, sino que será el resultado de nuestra ascensión evolutiva. Somos lo que descubrimos dentro al contacto con lo que acontece. Así tejemos un tapiz interminable y vivo. Como la manta de Tita, la protagonista de Como agua para chocolate, la metafórica, poética y espléndida novela de Laura Esquivel. Nuestra vida es tan definitiva en lo que realiza como en el factor imperecedero que sugiere y fundamenta lo realizado; para captarlo hay que desarrollar un sentido, un órgano nuevo. Otro escalón de la consciencia. Estamos en un punto evolutivo tan importante como aquél en que el hombre consiguió unir la mente y la palabra para poder comunicarse con el resto de seres semejantes a él. Donde "los hijos de los dioses se unen a las hijas de los hombres" para que lo de "arriba" se manifieste "abajo" y en ese proceso se refinen y se eleven lo uno y lo otro; donde la materia y la energía se reconozcan una misma experiencia: su trascender de planos distintos. Donde se realice la unidad indisoluble entre el alma y el espíritu. El Yinn y el Yang, con el resultado uno y trino del Tao. La unidad. Sin ese logro interno todo es caos dentro y fuera de nosotros. Disolución y muerte. La nada. Y el retroceso a estados cada vez más elementales y densos de nuestros átomos, ya desprovistos de la autoconsciencia, hundidos en la desmemoria mecánica y autómata como el animal, el vegetal y el mineral. Haber llegado a humanos es un privilegio en la escala evolutiva y no se debería desperdiciar esta gran oportunidad de seguir trascendiendo planos.

El nirvana, el reino de los cielos, el edén, la ciudad de Dios, Shambala, el paraíso...es nuestra utopía, es nuestro destino providente, nuestra realización infinita e incansable. En esa vía maravillosa se descubre, se inventa, se progresa, se crece y se expande en el proceso una consciencia de poesía, de música, de luz, de colores, de sonidos intraducibles a lo conocido, de experiencia ilimitada, de clarividencia en aumento y también confusión inicial ante el cambio necesario e imparable...Vidas y estados pasan y siguen, nos disolvemos y coagulamos constantemente, abrimos y cerramos paréntesis temporales que llamamos existencia y cuyo recuerdo aparece poco a poco según aumenta el nivel evolutivo, personal y grupal, que son inseparables, porque la solidaridad es la maestra que educa al ego primario que se está integrando en el córtex cerebral.

Todo este proceso nuestros jóvenes-viejos lo desconocen, pero lo desean sin saber lo que buscan,  y por eso su sed de lo eterno se concentra en un fanatismo, en una opresión, en unas ideas fijas y paupérrimas. En una violencia que lanzan contra el otro porque no saben como canalizar un potencial que desconocen. Por eso sienten un vacío tremendo en su estado de ruptura y dispersión, por eso segregan el veneno que los mata si no se libran de él por medio de los grandes ideales, de la utopía creativa que sólo se descubre como camino cuando dejamos atrás la miseria, la droga del ego que conduce a la droga del mercado, la adicción al poder, al manipular, al dominar, al mentir, al sadomasoquismo, a la autodestrucción que se proyecta contra los demás pero que acaba con uno mismo, porque en realidad todos somos El Mismo Ser. En el que toda utopía se realiza en una dinámica sin final ni principio cuando descubrimos nuestra esencia real. 
Todo esto les falta a los pobres desgraciados que ni siquiera sospechan su propia sustancia y la importancia del uso adecuado de su libre albedrío para poder descubrirla. Usan esa libertad al servicio del miedo que les produce la existencia de lo distinto, de lo que con forma diferente es la otra cara oculta de sí mismos. El espejo que revela la propia identidad. 

¿Qué ocurre con esa energía desperdiciada? Pues que se orienta hacia lo imaginario que otros plasman en películas, comics, novelas y tramas que nacen de esa intuición profunda, pero se pierden por la distracción y el afán inconsistente de picotear en todas partes sólo por curiosidad y desazón por buscar la grandeza de la utopía deseada y desconocida, en el basurero de la compraventa, de la moda, de lo inestable y perecedero. Y sólo queda un agudo y profundo malestar vacío, en un mundo que poradójicamente se llama a sí mismo "estado de bienestar". Paraíso del conseguir, pero infierno al comprobar que todo aburre una vez conseguido y al mismo tiempo produce el miedo a perder lo conseguido, no porque nos llene, que no puede hacerlo, sino porque es lo único que se "tiene" aferrado para simular el relleno del hueco sin fondo, del hambre infinita e imprecisa, desconcertante y ansiosa, porque no se ES.

Sin las raíces del alma no se puede progresar ni salir de ninguna crisis; las crisis las producimos por saturación de lo perecedero y ausencia de lo que no caduca nunca. Porque se vive en las formas pero no hay nada en el fondo. Porque se vive de la letra y se es analfabeto en el espíritu que da forma a la letra, sin el cual la letra no significa nada. Porque se malvive en el estruendo y se desconoce la fuerza infinita del dulce y nutritivo silencio interior que da el sentido y la sustancia a lo que vivimos.

Un pueblo sin alma está condenado al nazismo de las cavernas. Y lo mismo puede ser un nazismo de derechas que de izquierdas; no lo olvidemos cuando en una manifestación los supuestamente izquierdistas y solidarios, griten slogans como "recuerda que tenemos una cuerda para ahorcarte", "los chorizos al paredón" o "si nos tocáis las pensiones os cortamos...los atributos de la rima" o "si esto no se arregla, guerra, guerra y guerra".
Ojo, que el talibanismo no sólo es cosa de Afganistán. Unos por exceso y otros por defecto. El brazo o el puño en alto no dignifican a las bestias que los levantan; son los hombres y mujeres de bien, quienes los dignifican y les dan su contenido mejor y más noble. Un puño levantado por Julio Anguita, Antonio Romero o Cayo Lara es un signo de nobleza, como lo sería también cualquiera de los dos  brazos si lo levantasen ellos. Porque son ejemplos de honestidad y honradez social y política. 
Un puño en alto levantado por Stalin era una traición y un escarnio. Stalin y los de sus cuerda fueron  un fruto podrido del socialismo; hay en la historia suficientes ejemplos de marxistas impecables y buena gente como para no confundir el tocino con la velocidad; sin embargo en el tema nazi aún no ha podido rescatarse en la historia conocida un sólo elemento libre de crímenes contra la humanidad, porque no sólo se es criminal matando, sino también apoyando a los verdugos con el silencio o la complicidad y la aprobación. Con el pensamiento de muerte al contrario. De hecho a los alemanes que se dieron cuenta de qué y quién eran Hitler y su sistema demente, los mataron sin compasión, desde el mariscal Rommel a cualquier bedel del sistema. Como en el franquismo español.

Esa barbarie la eliminan los grandes ideales espirituales de la utopía imprescindible para la evolución de nuestra especie hacia el bien común. Y recordemos que "espiritual" no significa necesariamente religioso, ni esotérico, ni secretista y adicto al "misterio", ni ciego y acrítico por la obediencia a un dogma o a un a"fe", sino lo opuesto a las prácticas y rituales "mágicos" infundidos por el arte-birlibirloque de una divinidad manipulable y al servicio interesado y muy poco interesante, de los poderes de un mundo podrido, en la rutina del miedo a lo ignoto y en la traición al legado sabio y ético de los mejores.

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