Ayer la ética trató de situarse con un repaso a los fundamentos reflexivos. Hoy viene a definirse en sus posibilidades concretas, en el uso diario. La ética, como el conocimiento,como los sentimientos, como la inspiración o el saber, no sería nada si no fuese una práctica habitual en nuestra existencia; la expresión y el manifiesto material del sentido de la vida. La ética nos define, por su práctica o por su negación conductual. Por sus frutos los conoceréis. Una frase simple e inteligentísima del Evangelio, que nunca ha caducado ni caducará como expresión de lo esencial.
¿Qué no es la ética? No es una virtud. No es un dogma en el que creer. No es una imposición que viene de fuera, aunque sea un ejemplo que se puede constatar en la praxis de la conducta humana. No es una teoría regulada e inventada por la Megalón Ethikón de Aristóteles que se tradujo al latín como Maxima Moralia. No es una enciclopedia de usos y costumbres. Es, sencillamente, una herramienta imprescindible para trabajar con nosotros mismos, como el arado, la rueda, la guadaña, el destornillador o el martillo. Y paradójicamente, un fruto de ese mismo trabajo, pues sin la picadura hermosa de su sustancia iluminadora no podríamos ni siquera reconocerla. Es un fruto de la evolución y, al mismo tiempo, su causa más definitoria e importante. Sin ella, simplemente, no sólo es imposible evolucionar, sino que vegetamos en nuestra primaria condición de animales pensantes, que usan el pensamiento y l amente elemental como arma de destrucción masiva (y ahora, también, más IVA)
La ética no es "el bien" que combate "el mal" y trata de aplastarlo con su peso monumental de tratado filosófico. No. La ética es el tercer elemento que gestiona la relatividad y desmonta los absolutos del "bien" y del "mal". Es el ojo divino y clarividente del que disponemos todos. Ese "tercer ojo" que los magos y adivinos y "gurus" de baja vibración, persiguen para poder cotillear y controlar las vidas ajenas a capricho, que los estados utilizan como agencias de espionaje e "inteligencia" (¿!) y que los místicos y espirituales, los sabios intuitivos, que la tradición antigua llamaba "inicados", utilizan para profundizar en el SER y mejorar como seres humanos de verdad.
Al contrario que la Justicia, que es ciega y no mira a nadie cuando actúa, sino a la aplicación palmaria de la ley, que es - o debería ser- a su vez la expresión más simple y funcional de la ética, ésta necesita "ver", servir y contemplar a "dios", entendido como la más alta vivencia personal de la consciencia (ton theón therapeuein kai theoreïn dice Aristóteles, que evidentemente, no era en absoluto judeocatólico ni musulmán, sino sabio natural y libre de toda sospecha partidista-religiosa). Como experiencia personal y al mismo tiempo universal o trascendente, bajo cualquier nombre, pero con idénticos resultados evolutivos en el trabajo del autoconocimiento y desarrollo de la propia consciencia cada vez en niveles más profundos, fundantes y prácticos, que conduce al compromiso directo e inevitable con los demás; de modo que ya no son "el infierno", sino compañeros del camino vital, puesto que comparten el mismo espacio, el mismo tiempo y los mismos problemas que resolver aunque, a distinta densidad y altura individuales, según el uso del libre albedrío. De la libertad de elección. Un ingrediente inseparable e imprescindible de la ética. Su base más elemental.
Como gestora del "bien" y del "mal" la ética se basa en lo que los griegos llamaban frónesis, que significa "inteligencia práctica", el germen antiguo de lo que en nuestros días Daniel Goleman ha definido como "inteligencia emocional". Sin ella no se crece ni se sana, ni se madura, ni se evoluciona. La inteligencia teórica no es nada sin la práctica vital de su energía en lo cotidiano. Precisamente la ética no divide, sino que unifica, quita hierro y rigideces, violencia y agresividad, pero no energía ni decisión ni valor, acerca posturas con el diálogo y la empatía. Su rail es el respeto no como protocolo y "buenas maneras" pactadas e hipócritas, sino como reconocimiento de la verdad y la realidad del Otro. O sea, sin lesionar ni despreciar a nadie, pero con el coraje de juzgar los hechos sin ofender y valorar las conductas como parte imprescindible de la convivencia. Por ejemplo, estar en total desacuerdo con la despolítica del pp y su presidente, criticar sus actos negativos para los ciudadanos y querer su dimisión por causa de la indignidad de su praxis política, desde la ética no significa odiar al pp ni a Rajoy, sino desear su cambio, su crecimiento y su reinserción moral en la vida pública, porque además de su recuperación y su crecimiento personal y grupal, será también un aumento del bien común de los españoles, de los europeos y de todos los habitantes del planeta. Una sanación ideológica, psicológica, anímica y emocional. Histórica. Social.
La ética elimina el concepto de enemistad para convertirlo en diferencia y pluralidad legítimas y lícitas, que es algo muy superior a la simple "legalidad", que se da por supuesta cuando licitud y legitimidad funcionan. Sólo así puede entenderse la democracia, que sin la ética como sustancia básica, se convierte en la dictadura de una mayoría cualquiera. Una democracia no es el rodillo de una mayoría errática, corta de miras y de inteligencia, primitiva y atrofiada. Depredadora del bien común en vez de constructora y cooperadora de ese mismo bien. El número abundante de ovejas no tiene nada que ver con la calidad del rebaño, que puede ser pésima. Pueden ser muchas y estériles, incapaces de producir leche ni lana de buena calidad. Con lo cual el negocio ganadero-político se arruinará más pronto que tarde. Por eso una democracia verdadera y no una caricatura pseudodemocrática, tiene como fundamento la ética, la gran reguladora de ideales, normas, leyes y conductas. Es la inteligencia emocional del país entero capaz de gobernarse a sí misma en cada ciudadano.
La ética no consiste en determinar y diferenciar "lo bueno" de "lo malo", eso es la función de la consciencia y de la libertad, sus hermanas siamesas, sino de gestionar qué se puede hacer con esos dos ingredientes para que pueda producirse la evolución equilibrada del desequilibrio natural, porque es más que evidente que lo que para unos es "bueno" para otros es "malo". Y es ahí donde la ética tiene el trabajo más intenso y continuo. Trabaja en dos planos: en el de los que están despiertos y en el de los dormidos y debe aproximarlos para que ambos cumplan su rol evolutivo con los menores daños colaterales posibles. O sea, con el éxito del bien común.
Por ejemplo: Un gobierno neoliberal con muy poca frónesis que impone una política de desmantelamiento del Estado de bienestar, de los derechos y libertades que no le gustan, a favor del enriquecimiento privado de una minoría trepadora e inmoral -sin ética alguna, pero muy devota de ritos tradicionales que confunde con la "moral religiosa"- a la que con tal de enriquecerse le importa un bledo el sufrimiento que ocasiona a los más débiles sociales. Ese gobierno es mayoría absoluta, precisamente porque hay una inmensa falta de ética cívica en los ciudadanos y no sólo en los más inmaduros y primitivos, que han votado tal opción, sino también en los que con su no participación en las urnas y su infantil rabieta desencantada, permiten el triunfo de los neobárbaros que arrasarán con su depredación todos los logros que la civilización de Occidente ha logrado durante centurias de mejoras y de progreso social.
Si la ética fuese una asignatura de reflexión y de práctica en las escuelas, en las universidades orientando todas las especialidades y carreras, en los grupos humanos, en las asociaciones, en las familias y en las empresas, si en vez de arrinconar las humanidades se potenciasen a la altura de las ciencias empíricas que posibilitan sólo la economía, la técnica y la especulación financiera convertida en oficio de lo más rentable, seguramente España no estaría hundida como está ahora mismo.
Sin ética no hay libertad de elección real, porque se desconoce la trascendencia de lo que uno elige y sólo se vota por necesidades elementales y deseos instintivos, al mejor postor que suele coincidir con el más embaucador y opuesto al gobierno anterior. Una elección dirigida subliminalmente por las tres "pes" habituales en el estado cerebral reptiliano: pánico, placer y poder. Miedo, instintos y dinero. A millones de años luz de la ética. Y fundida con la desgracia colectiva y la oligocracia enferma de ambiciones y negatividad, del mismo miedo a perder el poder y el chollo.
Ética le faltó al PSOE en 2008. La confundió con el estado de presión y necesidad que le impuso la UE que a su vez obedecía las presiones del FMI y de Washington-Wall Street. La ética infunde el valor de la coherencia. ¿Cuál debería haber sido la actitud ética del Presidente Rodríguez Zapatero en aquel momento? Renunciar a la presidencia europea y volver a España. Informar a los ciudadanos por medio de una comparecencia en la TV , de lo que se pretendía en la UE y convocar un referendum después de plantear unas sugerencias orientadoras:
a) ¿Queréis que cumpla el programa por el que me votásteis?
Si es así debéis saber que la UE no me permitirá cumplirlo y me obligará a obedecer dictados de ajuste que nos llevarán a la ruina, como a Grecia.
b) Pero existe la posibilidad de afrontar con éxito y con esfuerzos importantes una salida del Euro,que podría negociarse con Europa, como temporal o parcial, si es que lo admiten. Ni Noruega, ni Inglaterra están en él y siguen siendo Europa. Dueños de nuestra moneda podemos devaluarla en caso de inflación como ahora o reforzarla en el caso contrario, pero metidos en un bloque desigual de "dos velocidades" seremos arrastrados por la velocidad más alta y empobrecidos por completo hasta la miseria. Habrá que pedir créditos forzosamente al BCE y al FMI, con lo que la deuda pública española que es moderada tirando a la baja, aumentará de un modo espectacular e indecente, e injusto, porque el Estado deberá sufragar la deuda privada del capital, de burbujas inmobiliarias, fraudes bancarios, especulaciones y evasiones de capital privado. El programa socialista en conciencia no puede convivir con este atentado a la dignidad y a los derechos de los trabajadores que son quienes en realidad mantienen la prosperidad con su rendimiento profesional y sus impuestos.
c) Dueños de nuestro destino podremos afrontar la crisis, pero hundidos en la masa de países con otro ritmo económico y estructural, no levantaremos cabeza durante generaciones y si es que ese momento llega algún día. Con este panorama y en pleno estado democrático pensad libremente y con responsabilidad, informaos bien, el Gobierno pondrá a disposición de los ciudadanos una página web informativa donde estará explicada cada cuestión con todo detalle, quienes no tengan conexión con internet pueden informarse en teléfonos gratuitos en estos números...o solicitándola por correo convencional.
Vosotros decidís y así debe ser. Yo sólo soy un servidor público al servicio de la comunidad ciudadana. Haré lo que una vez informados, me ordenéis que haga: Seguir adelante o dimitir. Sabed que si me pedís que siga en este asunto tal y como lo propone el neoliberalismo europeo, yo dimitiré y convocaré elecciones adelantadas que den paso a otras opciones que ya no tienen nada que ver con el socialismo del que participo. Creo que el mejor servicio y principal deber de un servidor público es, en primer lugar, seguir los dictados de su conciencia y ponerlos al servicio de los representados, mientras coincida la orientación social y política con la de ellos. Y cuando no sea así, dimitir es lo más ético y coherente.
******
En lo que respecta al caso Rajoy, no es preciso explicar nada más de lo que él mismo nos está demostrando cada día: a la ética no la ha visto en su vida. No la conoce ni de referencias. Sería estupendo que al menos tuviese la honestidad de reconocerlo, pero ni siquiera se lo plantea. Y eso es algo que lo invalida automáticamente para gobernar nada ni a nadie, puesto que demuestra que es incapaz de gobernar su miedo a la verdad y a la justicia y por eso las intenta comprar con la mentira, la amenaza y el chantaje. Mucho más propio del gangsterismo clásico que de un político decente y honesto. Válido y demócrata.
Ya vemos como la lúcida función de la ética es vital y esencial para distinguir, no lo "bueno" de lo "malo", sino lo que libera, nutre, sana y hace crecer por dentro y por fuera, de lo que simplemente asfixia, envenena, enferma, depreda, confunde y destruye, hasta con las mejores intenciones, más por inmadurez integral, ignorancia y torpeza que por maldad.
La ética elimina el concepto de enemistad para convertirlo en diferencia y pluralidad legítimas y lícitas, que es algo muy superior a la simple "legalidad", que se da por supuesta cuando licitud y legitimidad funcionan. Sólo así puede entenderse la democracia, que sin la ética como sustancia básica, se convierte en la dictadura de una mayoría cualquiera. Una democracia no es el rodillo de una mayoría errática, corta de miras y de inteligencia, primitiva y atrofiada. Depredadora del bien común en vez de constructora y cooperadora de ese mismo bien. El número abundante de ovejas no tiene nada que ver con la calidad del rebaño, que puede ser pésima. Pueden ser muchas y estériles, incapaces de producir leche ni lana de buena calidad. Con lo cual el negocio ganadero-político se arruinará más pronto que tarde. Por eso una democracia verdadera y no una caricatura pseudodemocrática, tiene como fundamento la ética, la gran reguladora de ideales, normas, leyes y conductas. Es la inteligencia emocional del país entero capaz de gobernarse a sí misma en cada ciudadano.
La ética no consiste en determinar y diferenciar "lo bueno" de "lo malo", eso es la función de la consciencia y de la libertad, sus hermanas siamesas, sino de gestionar qué se puede hacer con esos dos ingredientes para que pueda producirse la evolución equilibrada del desequilibrio natural, porque es más que evidente que lo que para unos es "bueno" para otros es "malo". Y es ahí donde la ética tiene el trabajo más intenso y continuo. Trabaja en dos planos: en el de los que están despiertos y en el de los dormidos y debe aproximarlos para que ambos cumplan su rol evolutivo con los menores daños colaterales posibles. O sea, con el éxito del bien común.
Por ejemplo: Un gobierno neoliberal con muy poca frónesis que impone una política de desmantelamiento del Estado de bienestar, de los derechos y libertades que no le gustan, a favor del enriquecimiento privado de una minoría trepadora e inmoral -sin ética alguna, pero muy devota de ritos tradicionales que confunde con la "moral religiosa"- a la que con tal de enriquecerse le importa un bledo el sufrimiento que ocasiona a los más débiles sociales. Ese gobierno es mayoría absoluta, precisamente porque hay una inmensa falta de ética cívica en los ciudadanos y no sólo en los más inmaduros y primitivos, que han votado tal opción, sino también en los que con su no participación en las urnas y su infantil rabieta desencantada, permiten el triunfo de los neobárbaros que arrasarán con su depredación todos los logros que la civilización de Occidente ha logrado durante centurias de mejoras y de progreso social.
Si la ética fuese una asignatura de reflexión y de práctica en las escuelas, en las universidades orientando todas las especialidades y carreras, en los grupos humanos, en las asociaciones, en las familias y en las empresas, si en vez de arrinconar las humanidades se potenciasen a la altura de las ciencias empíricas que posibilitan sólo la economía, la técnica y la especulación financiera convertida en oficio de lo más rentable, seguramente España no estaría hundida como está ahora mismo.
Sin ética no hay libertad de elección real, porque se desconoce la trascendencia de lo que uno elige y sólo se vota por necesidades elementales y deseos instintivos, al mejor postor que suele coincidir con el más embaucador y opuesto al gobierno anterior. Una elección dirigida subliminalmente por las tres "pes" habituales en el estado cerebral reptiliano: pánico, placer y poder. Miedo, instintos y dinero. A millones de años luz de la ética. Y fundida con la desgracia colectiva y la oligocracia enferma de ambiciones y negatividad, del mismo miedo a perder el poder y el chollo.
Ética le faltó al PSOE en 2008. La confundió con el estado de presión y necesidad que le impuso la UE que a su vez obedecía las presiones del FMI y de Washington-Wall Street. La ética infunde el valor de la coherencia. ¿Cuál debería haber sido la actitud ética del Presidente Rodríguez Zapatero en aquel momento? Renunciar a la presidencia europea y volver a España. Informar a los ciudadanos por medio de una comparecencia en la TV , de lo que se pretendía en la UE y convocar un referendum después de plantear unas sugerencias orientadoras:
a) ¿Queréis que cumpla el programa por el que me votásteis?
Si es así debéis saber que la UE no me permitirá cumplirlo y me obligará a obedecer dictados de ajuste que nos llevarán a la ruina, como a Grecia.
b) Pero existe la posibilidad de afrontar con éxito y con esfuerzos importantes una salida del Euro,que podría negociarse con Europa, como temporal o parcial, si es que lo admiten. Ni Noruega, ni Inglaterra están en él y siguen siendo Europa. Dueños de nuestra moneda podemos devaluarla en caso de inflación como ahora o reforzarla en el caso contrario, pero metidos en un bloque desigual de "dos velocidades" seremos arrastrados por la velocidad más alta y empobrecidos por completo hasta la miseria. Habrá que pedir créditos forzosamente al BCE y al FMI, con lo que la deuda pública española que es moderada tirando a la baja, aumentará de un modo espectacular e indecente, e injusto, porque el Estado deberá sufragar la deuda privada del capital, de burbujas inmobiliarias, fraudes bancarios, especulaciones y evasiones de capital privado. El programa socialista en conciencia no puede convivir con este atentado a la dignidad y a los derechos de los trabajadores que son quienes en realidad mantienen la prosperidad con su rendimiento profesional y sus impuestos.
c) Dueños de nuestro destino podremos afrontar la crisis, pero hundidos en la masa de países con otro ritmo económico y estructural, no levantaremos cabeza durante generaciones y si es que ese momento llega algún día. Con este panorama y en pleno estado democrático pensad libremente y con responsabilidad, informaos bien, el Gobierno pondrá a disposición de los ciudadanos una página web informativa donde estará explicada cada cuestión con todo detalle, quienes no tengan conexión con internet pueden informarse en teléfonos gratuitos en estos números...o solicitándola por correo convencional.
Vosotros decidís y así debe ser. Yo sólo soy un servidor público al servicio de la comunidad ciudadana. Haré lo que una vez informados, me ordenéis que haga: Seguir adelante o dimitir. Sabed que si me pedís que siga en este asunto tal y como lo propone el neoliberalismo europeo, yo dimitiré y convocaré elecciones adelantadas que den paso a otras opciones que ya no tienen nada que ver con el socialismo del que participo. Creo que el mejor servicio y principal deber de un servidor público es, en primer lugar, seguir los dictados de su conciencia y ponerlos al servicio de los representados, mientras coincida la orientación social y política con la de ellos. Y cuando no sea así, dimitir es lo más ético y coherente.
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En lo que respecta al caso Rajoy, no es preciso explicar nada más de lo que él mismo nos está demostrando cada día: a la ética no la ha visto en su vida. No la conoce ni de referencias. Sería estupendo que al menos tuviese la honestidad de reconocerlo, pero ni siquiera se lo plantea. Y eso es algo que lo invalida automáticamente para gobernar nada ni a nadie, puesto que demuestra que es incapaz de gobernar su miedo a la verdad y a la justicia y por eso las intenta comprar con la mentira, la amenaza y el chantaje. Mucho más propio del gangsterismo clásico que de un político decente y honesto. Válido y demócrata.
Ya vemos como la lúcida función de la ética es vital y esencial para distinguir, no lo "bueno" de lo "malo", sino lo que libera, nutre, sana y hace crecer por dentro y por fuera, de lo que simplemente asfixia, envenena, enferma, depreda, confunde y destruye, hasta con las mejores intenciones, más por inmadurez integral, ignorancia y torpeza que por maldad.
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