Debe ser, tal vez, por el tufo pastosamente denso del Mediterráneo, un mar interior cada vez más en estado comatoso sin otro alivio de mugre ni más desagües que dos estrecheces: la de Gibraltar al Oeste y la del Bósforo al Este, que da a otro charco intramuros, como el Mar Negro, añadiendo el escueto y artificial Canal de Suez, al sureste del invento, que le permite guiñar tímidamente un ojo al Océano Indico.
Quizás sea por esa acumulación de basureros históricos superpuestos y retroalimentadores que hemos dado en llamar "cultura" y que a lo peor no es lo que parece, dado lo dado, visto lo que hay, lo que ha habido y lo que amenaza con seguir habiendo. Quizás sea por eso, por lo que se conjuran estas negruras indecentes con una sincronicidad de pasmo perpetuo. ¿Será la herencia la mater et magistra de tanta indecencia?, pregunta el ripio alucinado del observador al que ya no le cabe ni un gramo más de cutrerío en la capacidad de asimilación metabólico-desastrosa?
¿Será porque la densidad putrefacta de este mar espesote y guarretón se ha convertido, a base de historia impresentable pero adornada a base de hipérboles, por el mito y la leyenda, en un muestrario de maldades torticeras y ridículos mentirologios de quitaypón? ¿Será por eso que la base "popular" de la mediterraneidad se fundamenta en la chapuza indecente y en la disciplina mafiosa con una naturalidad absoluta y un cinismo de toma pan y moja, donde sacar tajada es la bula de la componenda que denunciaba Andrea Camilleri en una de sus novelas, precisamente con ese título, más reveladoras del enjuague como sistema vitalicio de trinque sin fin y de la inmoralidad como inevitable vía de desarrollo o como Leonardo Sciacia no se cansaba de retratar en su prosa de maestro de escuela ética?
Las raíces de este mal endémico y, al parecer, completamente exportable, importable, transmitible, comercializable y compatible con todo, incluida la religión, la filosofía, el esoterismo, el glamour y la cartomancia pseudopolítica, se pierden en la noche de los tiempos. Cualquier discurso de Cicerón contra Catilina, cualquier reflexión ética y doliente de Sócrates o de Séneca, cualquier pasaje del infierno de Dante, cualquier relato sobre Lázaros de Tormes, Buscones Don Pablos, Guzmanes de Alfarache o Monipodios, cualquier sátira quevediana desgarradora o de Larra o de Unamuno, cualquier Don Guido o cualquier saeta o Familia de Pascual Duarte de Antonio Machado o esperpento de Valle-Inclán, podría aplicarse "c" por "b", sine die, a cualquier tunante actual de cualquier orilla del charco enlodado, al que nos empeñamos en ir de vacaciones sin previa vacuna contra el virus y los campos bacterianos de la mugre institucionalizada y del fraude sin fronteras.
Ahí está, calentita, la coincidencia patológica entre Mariano y Silvio. La versión meapilas y la versión despendolada del mismo paradigma trilero y machacapaíses. Almas gemelas, en el caso de que aún les quede alma que combinar y no sea sólo cosa de negocios y desvergüenzas clónicas, sin alma ni ná de ná, porque la han vendido en la feria de las vanidades y las fantasmadas egolátricas y egocéntricas, que se reflejan en el espejo del "partido" como materia prima del esquilme y la picaresca connaturales a la geografía del latrocinio esa quinta virtud cardinal y ortopédica, redimida por el retruécano de las justificaciones, de la identificación de la parte-partido con el todo social, hasta convertirla en el único dios verdadero y merecedor de todo culto rentable.
Anoche el canal 24 Horas, con esa habilidad que le caracteriza ejerció en vivo y directo, el silogístico y escolástico ponendo tollens y tollendo ponens. Queriendo informar sobre los avatares de Mariano ofreció a continuación el discurso de Silvio. Idéntica visión. Idéntica mugre. Idénticas justificaciones del "gran hombre de estado" en pleno autoelogio, defendiendo lo indefendible hasta el ridículo más aparatoso. Y encima, convencidos de ser el recolmo de virtudes, decencia y justicia.
Haciendo honor a la verdad, hay que añadir, que al menos en Italia, la Justicia aún tiene la capacidad y la independencia suficiente para poder imputar, juzgar y condenar a un presidente-carroña, aunque sea, como a Al Capone, por los pelos, debido a las leyes ad personam que el Berlusca diseñó para momentos como éste, a sabiendas de que tarde o temprano terminaría en los tribunales. Y el Jefe del Estado, Giorgio Napolitano,es un hombre de bien, un intelectual con unos cuantos dedos de frente y una lucidez y una ética espléndidas. Aquí no. No es posible. La Justicia, de momento, está tan pringada, comprada e intervenida como el Poder Ejecutivo y de la risible y vergonzante Jefatura del Estado, amoral e hipócrita, abusadora e indecente, no hay nada más que añadir, porque ella misma se encarga de ir añadiendo detalles ilustrativos de su propia condición.
Es decir, que puestos a nadar en la misma cloaca, Italia tiene la fortuna de una tradición democrática, que les viene de Garibaldi, de Cavour, de De Gasperi, de Togliatti, de Pertini, etc...En Italia se pudo terminar con las monarquías de la vergüenza por decisión popular, y se consiguió que Mussolini no dejase secuelas ni las cuerdas del delito legalizado atadas y bien atadas. Aquí no. Aquí seguimos con el lastre de la indecencia convertido en sistema político normal. En Italia la mafia, la camorra y la ndragheta, están localizadas y se las combate, aquí nos gobiernan por mayoría absoluta.
O sea, que la basura mediterránea, la pringue contagiosa, puede tener un final cuando la conciencia se hace mayoría y se pone en marcha y revisa su historia sin paños calientes ni mentiras eufemistas; con la valentía de Adolfo Suárez en su momento para abrir las puertas al cambio. Lo hizo sin miedo. Sin titubear. Con un valor y una ética coherente, que ahora mismo no vemos entre los gestores que deberían representarnos, pero sólo representan a sus partidos y grupos de poder indecente.
La moción de censura debe hacerse sin dar tregua a esta mascarada criminal. Y la oposición debe escuchar a los ciudadanos, en vez de andar calculando los votos y las encuestas y el mejor momento para su partido, mientras la angustia y el dolor y el desconcierto se ceban con los españoles. Sí, una mascarada criminal, que ya son muchas las víctimas, muchos los muertos por accidentes, desahucios y atentados que pudieron evitarse en su momento con otra forma de gobernar más responsable, inteligente y humana. Irresponsabilidad, falta absoluta de respeto a la ciudadanía, incomparecencias o comparecencias sólo in extremis para la lavar la imagen ya irrecuperable con las mismas estupideces autojustificadas de siempre.
Ayer Mariano y Silvio dieron idéntico recital de bochorno compartido en las dos orillas del mismo mar enmierdado hasta las trancas. Pero Silvio se va, condenado a cuatro años de cárcel y con la inhabilitación pendiente sobre su cabeza llena de implantes y tintes capilares, alzado sobre zancos protésicos en los zapatos, con su cara de látex y sus ojos inertes de muñeco diabólico. Con su sonsonete plañidero de delincuente carcelario, que siempre se proclama inocente en una sociedad perversa y causante de su desgracia.
Mariano se queda. De momento. Los españoles de bien de cualquier partido, incluido el pp, junto a la oposición, la parte de las instituciones libres de la red mafiosa de Génova, y las fuerzas parlamentarias del resto de partidos que ayer sacaron los colores al Presidente Nomevoy, tienen ahora en las manos la llave de la salida. ¿Lo harán o se irán de vacaciones o a sentarse ente la tele para ver cualquier otra mascarada mientras el pp las sigue haciendo de todos los colores?
Ayer en Valencia hubo una sonora cacerolada frente a la sede del pp. La pusieron en marcha los iai@sflauta. Los que ya no tienen futuro sino sólo presente. Los interesados en el futuro eran cuatro gatos. Había más policía que participantes. El pp puede irse tranquilo de vacaciones a las costas envenenadas por el chapapote o a las orillas putrefactas del mare nostrum. A elegir. Que la mugre tiene mucho que ofrecer a los mugrientos. Hasta que los acabe de intoxicar,de exprimir y los convierta en estatuas de mierda sólida, petrificada, quieta y tiesa, rígida y autoritaria en el gesto ,aunque tan vacía de contenido aprovechable como desautorizada por el ridículo, tal que la triste figura de Rajoy y el penoso y cutre look de Berlusconi; entonces quizás ya no quede nadie para reivindicar la justicia, los derechos, la ética , la decencia... Y el buen gusto.
La estética de la ética. Un tandem inseparable.
Sería muy triste acabar cantando en negativo los versos de Serrat Qué le voy a hacer si yo nací en el Mediterráneo...
Ahí está, calentita, la coincidencia patológica entre Mariano y Silvio. La versión meapilas y la versión despendolada del mismo paradigma trilero y machacapaíses. Almas gemelas, en el caso de que aún les quede alma que combinar y no sea sólo cosa de negocios y desvergüenzas clónicas, sin alma ni ná de ná, porque la han vendido en la feria de las vanidades y las fantasmadas egolátricas y egocéntricas, que se reflejan en el espejo del "partido" como materia prima del esquilme y la picaresca connaturales a la geografía del latrocinio esa quinta virtud cardinal y ortopédica, redimida por el retruécano de las justificaciones, de la identificación de la parte-partido con el todo social, hasta convertirla en el único dios verdadero y merecedor de todo culto rentable.
Anoche el canal 24 Horas, con esa habilidad que le caracteriza ejerció en vivo y directo, el silogístico y escolástico ponendo tollens y tollendo ponens. Queriendo informar sobre los avatares de Mariano ofreció a continuación el discurso de Silvio. Idéntica visión. Idéntica mugre. Idénticas justificaciones del "gran hombre de estado" en pleno autoelogio, defendiendo lo indefendible hasta el ridículo más aparatoso. Y encima, convencidos de ser el recolmo de virtudes, decencia y justicia.
Haciendo honor a la verdad, hay que añadir, que al menos en Italia, la Justicia aún tiene la capacidad y la independencia suficiente para poder imputar, juzgar y condenar a un presidente-carroña, aunque sea, como a Al Capone, por los pelos, debido a las leyes ad personam que el Berlusca diseñó para momentos como éste, a sabiendas de que tarde o temprano terminaría en los tribunales. Y el Jefe del Estado, Giorgio Napolitano,es un hombre de bien, un intelectual con unos cuantos dedos de frente y una lucidez y una ética espléndidas. Aquí no. No es posible. La Justicia, de momento, está tan pringada, comprada e intervenida como el Poder Ejecutivo y de la risible y vergonzante Jefatura del Estado, amoral e hipócrita, abusadora e indecente, no hay nada más que añadir, porque ella misma se encarga de ir añadiendo detalles ilustrativos de su propia condición.
Es decir, que puestos a nadar en la misma cloaca, Italia tiene la fortuna de una tradición democrática, que les viene de Garibaldi, de Cavour, de De Gasperi, de Togliatti, de Pertini, etc...En Italia se pudo terminar con las monarquías de la vergüenza por decisión popular, y se consiguió que Mussolini no dejase secuelas ni las cuerdas del delito legalizado atadas y bien atadas. Aquí no. Aquí seguimos con el lastre de la indecencia convertido en sistema político normal. En Italia la mafia, la camorra y la ndragheta, están localizadas y se las combate, aquí nos gobiernan por mayoría absoluta.
O sea, que la basura mediterránea, la pringue contagiosa, puede tener un final cuando la conciencia se hace mayoría y se pone en marcha y revisa su historia sin paños calientes ni mentiras eufemistas; con la valentía de Adolfo Suárez en su momento para abrir las puertas al cambio. Lo hizo sin miedo. Sin titubear. Con un valor y una ética coherente, que ahora mismo no vemos entre los gestores que deberían representarnos, pero sólo representan a sus partidos y grupos de poder indecente.
La moción de censura debe hacerse sin dar tregua a esta mascarada criminal. Y la oposición debe escuchar a los ciudadanos, en vez de andar calculando los votos y las encuestas y el mejor momento para su partido, mientras la angustia y el dolor y el desconcierto se ceban con los españoles. Sí, una mascarada criminal, que ya son muchas las víctimas, muchos los muertos por accidentes, desahucios y atentados que pudieron evitarse en su momento con otra forma de gobernar más responsable, inteligente y humana. Irresponsabilidad, falta absoluta de respeto a la ciudadanía, incomparecencias o comparecencias sólo in extremis para la lavar la imagen ya irrecuperable con las mismas estupideces autojustificadas de siempre.
Ayer Mariano y Silvio dieron idéntico recital de bochorno compartido en las dos orillas del mismo mar enmierdado hasta las trancas. Pero Silvio se va, condenado a cuatro años de cárcel y con la inhabilitación pendiente sobre su cabeza llena de implantes y tintes capilares, alzado sobre zancos protésicos en los zapatos, con su cara de látex y sus ojos inertes de muñeco diabólico. Con su sonsonete plañidero de delincuente carcelario, que siempre se proclama inocente en una sociedad perversa y causante de su desgracia.
Mariano se queda. De momento. Los españoles de bien de cualquier partido, incluido el pp, junto a la oposición, la parte de las instituciones libres de la red mafiosa de Génova, y las fuerzas parlamentarias del resto de partidos que ayer sacaron los colores al Presidente Nomevoy, tienen ahora en las manos la llave de la salida. ¿Lo harán o se irán de vacaciones o a sentarse ente la tele para ver cualquier otra mascarada mientras el pp las sigue haciendo de todos los colores?
Ayer en Valencia hubo una sonora cacerolada frente a la sede del pp. La pusieron en marcha los iai@sflauta. Los que ya no tienen futuro sino sólo presente. Los interesados en el futuro eran cuatro gatos. Había más policía que participantes. El pp puede irse tranquilo de vacaciones a las costas envenenadas por el chapapote o a las orillas putrefactas del mare nostrum. A elegir. Que la mugre tiene mucho que ofrecer a los mugrientos. Hasta que los acabe de intoxicar,de exprimir y los convierta en estatuas de mierda sólida, petrificada, quieta y tiesa, rígida y autoritaria en el gesto ,aunque tan vacía de contenido aprovechable como desautorizada por el ridículo, tal que la triste figura de Rajoy y el penoso y cutre look de Berlusconi; entonces quizás ya no quede nadie para reivindicar la justicia, los derechos, la ética , la decencia... Y el buen gusto.
La estética de la ética. Un tandem inseparable.
Sería muy triste acabar cantando en negativo los versos de Serrat Qué le voy a hacer si yo nací en el Mediterráneo...
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