lunes, 21 de noviembre de 2016

Una iniciativa muy oportuna en momentos de caos


El federalismo toma aire en L'Hospitalet

Sartorius, Caamaño, Pérez Royo y Arbós señalan las claves que debería tener una alternativa creíble frente al independentismo y al inmovilismo del PP

El federalismo toma aire en L'Hospitalet
Nicolás Sartorius, durante su conferencia en el ciclo 'La pell de brau', en L'Hospitalet de Llobregat.
Albert Sáez Albert Sáez
Domingo, 20 de noviembre del 2016 - 19:22 CET
ADVERTISING (El Periódico) 

"Estoy metido en la creación de un movimiento federalista en España. Creo que es fundamental. Voy a dedicar mi última neurona a ello". Con estas palabras terminó Nicolás Sartorius su intervención en el ciclo 'La pell de brau' que se ha celebrado durante el mes de noviembre en el Auditori Barradas de L'Hospitalet de Llobregat. Un movimiento que podría surgir de las ideas compartidas por el resto de ponentes procedentes del ámbito del constitucionalismo académico heredero de la obra Francisco Rubio Llorente: Xavier Arbós, Francisco Caamaño y Javier Pérez Royo.
La primera conclusión del ciclo hace referencia al origen del actual clima de tensión entre España y Catalunya: la sentencia sobre el recurso de inconstitucionalidad presentado por el PP contra el Estatuto aprobado por el Parlament, por las Cortes y por los ciudadanos catalanes.
 "Desde entonces, vivimos en un golpe de Estado permanente" señaló con su habitual contundencia Pérez Royo para quien el germen de ese disparate fue la recusación de Pablo Pérez Tremps que desequilibró las mayorías del Tribunal Constitucional a favor de las lecturas más restrictivas de la Carta Magna. 

 

 

 

 

 

 

Las claves

  • Sentencia del Estatut. Todos los conferenciantes del ciclo coincidieron en señalar la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut del 2006 como detonante del problema. Rompió la constitución «territorial» de la Transición que había garantizado la convivencia.
  • Una consulta no puede ser unilateral. El resultado final de la actual tensión entre Catalunya y España debe dirimirse con una consulta pero se tiene que hacer en condiciones de legalidad, tras un debate riguroso. La realización de una consulta unilateral rompe la unidad de la sociedad catalana.  .
  • La solución ha de ser política. El actual clima de tensión es resultado de la opción unilateralista de la mayoría parlamentaria catalana retroalimentada por el inmovilismo del Gobierno de Rajoy. Mientras la carpeta catalana esté solo en los tribunales no hay solución posible del conflicto.
  • Un Estado con varias naciones. El pacto que podría encaminar la solución del problema pasa porque España y Catalunya se reconozcan mútuamente como naciones y construyan un Estado que incorpore la pluralidad allí donde no genere nuevas desigualdades.
Ese efecto fue justamente el contrario de lo que pretendían los promotores del Estatut, que a juicio de uno de los juristas que tuvo un papel más activo en su tramitación, Francisco Caamaño, "pretendió hacer frente a determinadas maneras de interpretar la Constitución con un texto prolijo que intentó jaquear el marco jurídico político utilizando su propio lenguaje para orientarlo en una determinada dirección".
El resultado del episodio del Estatut, sumado a la crisis económica y al enconamiento del nacionalismo catalán y del PP ha dado como resultado que el 48% de los catalanes se muestra a favor de marcharse de una España que desde entonces carece de "constitución territorial". Esta situación de bloqueo no puede resolverse, insisten los constitucionalistas, por la vía actualmente planteada por la mayoría parlamentaria en Catalunya porque el "derecho a decidir no existe ni en la legalidad española ni en la europea", porque la unilateralidad atropella los derechos de la mitad larga de catalanes que no quieren la independencia y porque la Unión Europea no va a reconocer en ningún caso los resultados de un referéndum de estas características.
¿Sobre qué bases podría actuar el movimiento federalista que pretende impulsar Sartorius? El camino a seguir es, para todos los ponentes del ciclo, la reforma constitucional que podría tener alguna posibilidad de éxito por la precaria mayoría del PP en el Congreso. Una reforma que debería superar algunos eufemismos de la Transición y hablar abiertamente de la "nación catalana", proteger las lenguas españolas que no son el castellano, consagrar el "principio de ordinalidad" en materia de financiación territorial y que crear un "marco de convivencia" capaz de albergar sentimientos nacionales distintos dentro de un mismo Estado. "Es más fácil cambiar la Constitución con la derecha en el Gobierno", concluyó Sartorius.

Los cuatro ponentes son perfectamente conscientes de la dificultades de un proyecto de este tipo. Para empezar la carpeta catalana debe volver a la agenda política y superar el inmovilismo de Rajoy parapetado en la vía judicial. Por otro lado, la Constitución, señaló el profesor Arbós no ha logrado crear una "cultura de Estado que integre el concepto autonómico". Y ambas realidades conjuntadas permiten a los independentistas y a la derecha española obtener rédito electoral de la tensión permanente.
Los organizadores del ciclo, L'Hospitalet-Espai de Debat en colaboración con EL PERIÓDICO, anunciaron que la iniciativa tendrá continuidad con la creación de una tribuna metropolitana.

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