Cuéntenles a sus hijas e hijos quién es Marcos Ana.
Porque de lo contrario, salvo que hayan tenido la suerte de conocerlo
en alguna de sus visitas a colegios e institutos, es probable que no
sepan quién es. Pese a algunos homenajes y reconocimientos recientes,
este jueves eran muchos los que buscaban en Google quién es ese tal
Marcos Ana. Y esa ignorancia da la medida de los agujeros que sigue
teniendo la memoria colectiva de este país, sobre todo con los
antifascistas, y más con los comunistas.
Y si sus
hijos no saben quién es Marcos Ana, quizás tampoco sepan que hace
ochenta años hubo mujeres y hombres que lucharon contra el fascismo,
algunos casi niños, como él. Y que decenas de miles fueron condenados a
muerte, fusilados, pasados a garrote. A punto estuvo Ana, condenado a
muerte dos veces. Quizás sus hijos han oído algo de la dictadura, pero
no conocen cómo eran las durísimas cárceles de la posguerra,
donde Marcos Ana se dejó 23 años. Porlier, Ocaña, Burgos. Repítanles la
cifra a sus hijos: 23 años. Toda la juventud, entrar adolescente y salir
adulto.
Si tienen edad para ello, cuéntenles también cómo
torturaba el franquismo, las palizas que Ana y tantos antifascistas se
llevaron en esas cárceles o en la Puerta del Sol madrileña, donde sigue
sin haber una placa que los recuerde.
Cuéntenles a
sus hijas e hijos quién es Marcos Ana, denles a leer sus memorias, para
que conozcan cómo trabajadoras y trabajadores de todo el mundo fueron
solidarios con los presos españoles y contra la dictadura. Todos esos
países donde acogieron a Ana en los quince años que pasó llevando por el
mundo la lucha por la libertad y los derechos humanos en España.
Aunque quizás sus hijas, sus hijos, les sorprenden: claro que saben
quién es Marcos Ana. El revolucionario, el comunista, el poeta. Lo
conocieron en Sol, cuando el 15M. Lo han visto en manifestaciones, en
concentraciones, en huelgas, en actos solidarios. Puede que hasta hayan
ido a su casa, su piso en Retiro que siempre ha estado abierto, donde si
vas coincides siempre con varias visitas a la vez, jóvenes sobre todo.
La casa abierta de quien estuvo 23 años encerrado y decidió que “si
salgo un día a la vida / mi casa no tendrá llaves”.
No solo a sus hijos: cuenten a todo el mundo quién es Marcos Ana, porque
vamos a necesitar mucha gente para mantener viva toda la memoria que
llevaba encima. La suya, la de sus padres, Marcos y Ana. La de sus
camaradas caídos. La de tantas mujeres y hombres que conoció en la
guerra, en la ratonera trágica del puerto de Alicante, en el terrible
Campo de los Almendros, en las cárceles donde había sacas diarias y
frío, hambre, enfermedad y palizas; en el exilio del que muchos ya no
tuvieron tiempo para volver.
De todos es memoria
Marcos Ana, de todos lleva décadas hablando en plural, siendo
“nosotros”, leal y generoso. Hoy ha muerto, ya no podrá seguir
recuperando los años que le quitó la cárcel. Y vamos a necesitar mucha
gente buena para mantener viva su resistencia, que es la de miles de
mujeres y hombres desde hace un siglo.
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