La Catedrática de Economía Aplicada
reflexiona sobre el momento económico, político y social. Precursora de
la antiglobalización, activista anticapitalista, Etxezarreta advierte de
que “el problema de quienes han elaborado a partir del 15M es que han
entrado en la dinámica del capitalismo que queremos cambiar”.
CRISTINA S. BARBARROJA (Público)
“La crítica, si bien ha sido siempre necesaria, es ahora más imperativa y urgente”
Miren Extezarreta
Muchas veces ha contado que se hizo economista para
descubrir por qué había ricos y pobres. Aunque la Catedrática de
Economía Aplicada confiese hoy con socarronería que nunca lo consiguió.
“He empezado a comprenderlo ahora, ochenta años después. En todas las
épocas ha habido ricos y pobres, la historia del ser humano es una
historia de explotación, y en la etapa actual el explotador es el
sistema capitalista. En el capitalismo se encuentra pues ese porqué”.
Y no es trivial la broma de Miren Etxezarreta (Ordizia, 1936), doctora en la London School of Economics, profesora en las universidades del País Vasco o Sussex, Catedrática Emérita de la Autónoma de Barcelona y referente de economistas, activistas y de muchos movimientos de izquierda y antiglobalización. Aunque a ella, modesta, le cueste reconocerse en el perfil: “¡No, hombre, tanto no!”, exclama.
Y no es trivial la broma de Miren Etxezarreta (Ordizia, 1936), doctora en la London School of Economics, profesora en las universidades del País Vasco o Sussex, Catedrática Emérita de la Autónoma de Barcelona y referente de economistas, activistas y de muchos movimientos de izquierda y antiglobalización. Aunque a ella, modesta, le cueste reconocerse en el perfil: “¡No, hombre, tanto no!”, exclama.
Hija de un casero nacionalista,
amamantada por una republicana, dice que haber nacido el año en que
estalló la Guerra Civil nada tiene que ver con su trayectoria de
reflexión, investigación y pelea. “En mi juventud fui muy religiosa y no
sé si lo fui porque me preocupaban los demás o si fue la religión la
que me llevó a rebelarme contra la injusticia”. Eso, y la “genética
geográfica” de las mujeres de su Guipúzcoa natal “que no aceptan
pasivamente lo que les llega”.
No lo consintió Miren cuando se fue ocho años a Inglaterra a especializarse en la Economía Agraria de la que nació ‘El caserío vasco’. Ni cuando a su vuelta, a unos meses para que se iniciara el Proceso de Burgos, la despidieron de la Universidad de Bilbao por considerarla una agitadora estudiantil. Tampoco cuando se trasladó a Barcelona y fue precursora de los movimientos antiglobalización de los 90 con las campañas contra el Banco Mundial y el FMI o, más tarde, en la Plataforma contra el Forum 2004. Mucho menos cuando fundó, para estudiar las consecuencias sociales de la ortodoxia económica, el Seminario de economía critica Taifa, que según la definición con la que nos recibe su web es “la reunión de personas de mala vida o poco juicio”.
Sensatez le sobra a la estudiosa que a sus ochenta años sigue en su particular contienda que nada tiene que ver con la política… o los políticos. “¿Qué cómo se me quedó el cuerpo cuando volvió a ser investido Rajoy?”, responde una cuestión con otra pregunta. “Mi actitud no va a cambiar se ponga quien se ponga. No mandan los políticos, hay poderes fácticos mucho más importantes detrás. Y no podemos olvidar que el neoliberalismo en España lo introdujo el PSOE. Lo que yo quiero es una sociedad distinta y no tengo la esperanza de que eso venga de arriba a abajo”.
No lo consintió Miren cuando se fue ocho años a Inglaterra a especializarse en la Economía Agraria de la que nació ‘El caserío vasco’. Ni cuando a su vuelta, a unos meses para que se iniciara el Proceso de Burgos, la despidieron de la Universidad de Bilbao por considerarla una agitadora estudiantil. Tampoco cuando se trasladó a Barcelona y fue precursora de los movimientos antiglobalización de los 90 con las campañas contra el Banco Mundial y el FMI o, más tarde, en la Plataforma contra el Forum 2004. Mucho menos cuando fundó, para estudiar las consecuencias sociales de la ortodoxia económica, el Seminario de economía critica Taifa, que según la definición con la que nos recibe su web es “la reunión de personas de mala vida o poco juicio”.
Sensatez le sobra a la estudiosa que a sus ochenta años sigue en su particular contienda que nada tiene que ver con la política… o los políticos. “¿Qué cómo se me quedó el cuerpo cuando volvió a ser investido Rajoy?”, responde una cuestión con otra pregunta. “Mi actitud no va a cambiar se ponga quien se ponga. No mandan los políticos, hay poderes fácticos mucho más importantes detrás. Y no podemos olvidar que el neoliberalismo en España lo introdujo el PSOE. Lo que yo quiero es una sociedad distinta y no tengo la esperanza de que eso venga de arriba a abajo”.
“Los partidos políticos son instituciones de una época pasada del capitalismo”
Profesora en EEUU, Canadá, México, Francia, Chile,
Argentina, la intelectual pasó algunas temporadas en la Nicaragua
sandinista y con Chavez en Venezuela. Luego, algo entiende de
revoluciones Extezarreta, escéptica en torno al papel de los partidos. “Los partidos políticos son instituciones de una época pasada del capitalismo.
En España, el 15M supuso un soplo de aire fresco para cambiar muchas
cosas y, sobre todo, en la forma de cambiarlas. Hay que innovar en las
maneras de hacer política y de transformar la sociedad. Crear partidos
nuevos no supone otra cosa que volver a lo viejo, a las formas de los
siglos XIX y XX, y a la dinámica del capitalismo que queremos cambiar.
El problema de quienes han elaborado a partir del 15M es que se han
dirigido a fórmulas antiguas”, explica.
La catedrática advierte de que es prioritaria una labor teórica que pasa por entender las nuevas formas de hacer política y el desarrollo de la conciencia de clase. “Y va a ser muy difícil, porque ya no tenemos una clase trabajadora unitaria, comprensiva, homogénea. El mundo laboral está en descomposición por la presión tremenda del capitalismo, que es muy hábil. Al que han deformado la cabeza desde joven para que se convierta en un emprendedor, nunca tendrá conciencia de clase por mucha hambre que pase. El problema es conseguir que esa clase descompuesta en distintas formas vuelva a sentir conciencia. Tenemos una construcción teórica ingente por hacer para avanzar en la construcción política”.
La catedrática advierte de que es prioritaria una labor teórica que pasa por entender las nuevas formas de hacer política y el desarrollo de la conciencia de clase. “Y va a ser muy difícil, porque ya no tenemos una clase trabajadora unitaria, comprensiva, homogénea. El mundo laboral está en descomposición por la presión tremenda del capitalismo, que es muy hábil. Al que han deformado la cabeza desde joven para que se convierta en un emprendedor, nunca tendrá conciencia de clase por mucha hambre que pase. El problema es conseguir que esa clase descompuesta en distintas formas vuelva a sentir conciencia. Tenemos una construcción teórica ingente por hacer para avanzar en la construcción política”.
Además de sobre el caserío y ‘La Economía Agraria’,
la discípula de Marx o Rosa Luxemburgo también teorizó sobre ‘La
reestructuración del capitalismo en España’, ‘La vulnerabilidad de los
modelos neoliberales’ o ‘La Globalización capitalista’. Ya jubilada –y
sonríe con el participio- ha tratado de desmontar los tenebrosos
argumentos del poder político y económico en torno al futuro de las
pensiones en ‘Qué pensiones, qué futuro’.
“Creo que el mensaje de que no hay dinero para las pensiones es una absoluta falsedad, una falacia. Las pensiones son una parte del gasto social del país que ha de cubrirse con el producto social, pero tenemos un sistema que ha decidido –y es una decisión política e ideológica- que las prestaciones se paguen con las cotizaciones de los trabajadores. Se trata de un trasvase de clase generacional, que no es obligatorio. Si no llega con las cotizaciones se puede buscar el dinero en otro sitio, por ejemplo los impuestos”, propone Etxezarreta.
“Si cada gasto ha de pagarlo quien esté vinculado con él, el ejercito deberían pagarlo capitanes y coroneles, la monarquía deberían pagarla los monárquicos, ¿no?”. Y se hace la reflexiva otra pregunta: “¿No nos estamos endeudando para salvar a los bancos o, mejor dicho, a los banqueros? ¿Por qué no nos endeudamos para salvar a los viejiños entre los que me incluyo?”, y vuelve a reír con su adjetivo.
“Creo que el mensaje de que no hay dinero para las pensiones es una absoluta falsedad, una falacia. Las pensiones son una parte del gasto social del país que ha de cubrirse con el producto social, pero tenemos un sistema que ha decidido –y es una decisión política e ideológica- que las prestaciones se paguen con las cotizaciones de los trabajadores. Se trata de un trasvase de clase generacional, que no es obligatorio. Si no llega con las cotizaciones se puede buscar el dinero en otro sitio, por ejemplo los impuestos”, propone Etxezarreta.
“Si cada gasto ha de pagarlo quien esté vinculado con él, el ejercito deberían pagarlo capitanes y coroneles, la monarquía deberían pagarla los monárquicos, ¿no?”. Y se hace la reflexiva otra pregunta: “¿No nos estamos endeudando para salvar a los bancos o, mejor dicho, a los banqueros? ¿Por qué no nos endeudamos para salvar a los viejiños entre los que me incluyo?”, y vuelve a reír con su adjetivo.
“El mensaje de que no hay dinero para las pensiones es una falacia”
Viejiña o no, el cerebro lozano y privilegiado de la
jubilada no para de trabajar. Activista -como cuando se sentó durante
el 15M frente a las puertas del Parlament de Catalunya- sigue estudiando
la sociedad desde paradigmas críticos, en especial del marxismo, con
los jóvenes que la rodean en el Seminario de Economía Crítica Taifa.
Para ellos tiene Etxezarreta un mensaje de esperanza: “Ningún sistema es
eterno. La historia tiene más años que el capitalismo. Hubo formas de
organización social anteriores y habrá formas posteriores. El capitalismo no es eterno. ¿Cuándo y cómo finalizará? No lo sé”. Sí sabe cómo le gustaría que fuera: “Convertido en un sistema humanista, justo, armónico, en el que las personas vivamos en cooperación”. Y aunque reconoce la dificultad y el riesgo de que acabe convertido en una “distopía cruel, dura y cada vez más injusta”, considera que es factible. A eso ha dedicado Miren Etxezarreta su vida. “A eso y a dos nietos preciosos” concluye la octogenaria, que pide expresamente que su entrevista termine con el “optimismo controlado” de la siguiente frase: “Nunca en la historia del capitalismo había habido tantos pequeños grupos de gente tratando de vivir de una forma distinta. Son multitud de florecitas con una minoría de fuerza -no me hago ilusiones- pero, si somos capaces de desarrollarlas, este tipo de iniciativas pronto se convertirán en una importante vía hacia la transformación social
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