viernes, 25 de noviembre de 2016

Avenida da Liberdade, sin número


      
Resultado de imagen de fotos de refugiados


Lacrimae mundi. Llora el Planeta
desconsoladamente. Mientras se apaga
y nace en un mismo compás.

Contemplo desde aquí, desde este "mí"
desde este "yo", que se ha quedado en nada,
ese parto mundial, este "nosotros",
mientras oigo sus gritos a lo lejos
y de pronto, tan cerca,
los susurros.

Ahí siguen esos ojos fundidos en presente
indicativo
de verbo irregular
y la pizarra al fondo sonando
a otros latidos diferentes
que os saben a otro aire
a otro abrazo distinto
que siempre será el mismo
aunque cambie el paisaje
y aparezcan las letras repartidas
en expresiones raras.
¿Larmes? ¿Tears? 
Lágrimas son, Violette, en español;
(el llanto es un idioma universal
que nunca necesita traducciones)

Spasiva. Sukría. Thanks. Merçí.Graças.
(El corazón y el alma suelen ser
en urgencias
traductores de guardia)

Se quedan sin remedio 
tan pequeños los mapas;
esta bola de magma envuelta en bosques
y desiertos,en mar, cielos y rocas...
Vosotras y vosotros tan grandes de repente!
Llegados y llegadas desde el tiempo
trenzado en los caminos,
en vallas y alambradas,
en las comisarías
o en el foso olvidado de otro CIE
entre los claroscuros de mil certificados,
de permisos ridículos
para seguir viviendo y respirando.

Hablan de los recuentos,
de las dificultades y visados
para darle papeles al azar
hasta hacerlo asumible
por la cerrajería competente;
hablan desde otro mundo,
de escalones tan altos
y tan resbaladizos,
y sin embargo
vuestra luz se ha quedado encendida
hasta alumbrar la sombra del futuro
y a soplar al revés en la tarta del cumple
de la historia
para encender las velas
de mañana. Para vivir de frente
en un nuevo y posible pretérito imperfecto.
Tan próximo y tan tibio
como son vuestras manos
generosas de tanto trabajar
sin regateos
en el parto afanoso de un mundo enloquecido
donde vuestra esperanza es la sonrisa.
Bienvenida, familia refugiada, a la casa de todos.
Vuestra casa.

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