lunes, 14 de noviembre de 2016

Interesante análisis el de Sartorius;un hombre comprometido y con mucha historia interesante en la mochila


Trump. ¿Por qué? y ¿ahora qué?







I.- Vivimos en unos momentos en que gana quien se supone que tiene que perder. El Brexit en Gran Bretaña, Donald Trump en los EE.UU; los partidarios del NO en el referendo por la paz en Colombia....Vamos de sorpresa en sorpresa y si seguimos así a lo mejor pierde Renzi en Italia la reforma constitucional y acaba ganando Le Pen las elecciones en Francia. Pero, ¿ por qué tanta sorpresa?. Quizá, porque demasiada gente- los medios, las élites, lo “establecido”, trampean haciendo solitarios. No es tan extraño lo que está pasando aunque no sea fácil explicarlo en pocas líneas. El hecho cierto es que la globalización es un fenómeno objetivo producto de los rápidos avances de la ciencia y la técnica- luchar contra ella es inútil- que está dirigida, en lo esencial, en el interés de las grandes corporaciones multinacionales, que la política democrática no controla inmersa, todavía, en los estados nacionales. Esta mundialización se está produciendo, como ya dijeron los clásicos, con una creciente concentración del capital que en momentos de crisis se acelera y con un aumento espectacular de la desigualdad relativa. Por ejemplo, en los EE.UU el 1% de los más pudientes han concentrado más del 50% de los ingresos generados en los últimos 20 años. Esto coincide con un fenómenos de fuertes corrientes migratorias/refugiados de origen diverso como pobreza, guerras, terrorismo que se dirigen, como es lógico, hacía las zonas más ricas- Europa, EE.UU, principalmente. Si añadimos que contamos con líderes “pigmeos” ante los retos gigantes que tenemos que afrontar, pues siguen utilizando códigos que ya no sirven para nuestra época, tendremos el cuadro que explica bastante las sorpresas.
II.- En momentos así, parecidos a los de los años 30 del siglo pasado,siempre surgen populistas, demagogos que con frases simples ante temas complejos consiguen encandilar a millones de personas, incluso mayorías, que no entienden lo que les está pasando, solamente que cada vez están peor y quieren regresar a los viejos/buenos tiempos sin darse cuenta de que eso ya no es posible. Se arremete contra la globalización, contra los emigrantes, contra “ los de arriba” como antaño se arremetía contra los judíos, el tratado de Versalles o los “ comunistas”, aunque esperemos que sin las mismas consecuencias. En este caldo germinan de nuevo los nacionalismos, el racismo, la xenofobia etc. Trump ha ganado con este mensaje, parecido al del Brexit en Gran Bretaña y el que utiliza Le Pen en Francia o los gobernantes húngaros, polacos y los de alternativa por Alemania. Ahora, el nuevo Presidente americano parece que modera su lenguaje pero mantiene dos propuestas que, en mi opinión, son las más peligrosas. Una es la del proteccionismo económico a la antigua usanza. En las condiciones actuales esto puede conducir a una “guerra económica” que podría terminar en conflictos de otro tipo. La segunda, es el ataque a los emigrantes que, supuestamente, ponen en cuestión la supremacía blanca. Esta deriva puede conducir a enfrentamientos internos y a formas autoritarias de ejercer el poder, que ya veremos hasta donde llega. No debemos olvidar que la sociedad americana siempre ha tenido amplios sectores con tendencias racistas y a las personas de color no se les han reconocido sus derechos civiles hasta bien avanzados los años 60. Donald Trump ha hecho declaraciones inquietantes en este sentido, es un millonario de negocios locales, nada cosmopolita, de mentalidad anti ilustrada que regala los oídos de los trabajadores y clases medias blancas con promesas falsas y lanza improperios contra Wall Street cuando en realidad es un exponente del capitalismo más agresivo que se jacta de no pagar impuestos.
III.- Cómo pueda comportarse el nuevo inquilino de la Casa Blanca en la arena internacional es impredecible, pero nada bueno pueden esperar España ni la Unión Europea. Dará alas a fenómenos negativos y peligrosos como los variados populismos que pululan por Europa y no me extrañaría que no derramara lágrimas si el proyecto europeo saltara por los aíres, lo que podría suceder si Le Pen ganase las presidenciales en Francia. Ante una China que extiende su influencia en Asia y otros lugares, una Rusia que pugna por recuperar la influencia perdida y nuevos actores- India, Turquía, Irán..- que crean sus zonas de intereses, harían bien los países europeos de acelerar su unidad. Es la salida mejor que nos queda para hacer frente a los nacionalismos y populismos, ganar peso y autonomía. No podemos seguir dependiendo, estrategicamente, de los EE.UU. Hay que poner en pié, de una vez, una fiscalidad europea, un presupuesto digno de ese nombre, un Tesoro europeo, una unión económica del euro, un ejército de la Unión para las operaciones y amenazas comunes, lo que exigiría que los países centrales y la Unión misma tendrían que cambiar de política con el fin de ganarse a las grandes mayorías- hoy decepcionadas- y demostrar que con una unión cada vez más estrecha es la única manera de dirigir los procesos económicos en una orientación más igualitaria y democrática.

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Es cierto que Europa necesita estar mucho más unida de lo que ahora está para evitar que la manipulación del sufrimiento social haga trizas la civilización humana. Pero no es nada fácil dilucidar el contenido sociopolítico de esa unidad y que responda a la realidad necesaria y justa de los europeos. 

1) Que solo las finanzas, la moneda y el comercio sean el vínculo más fuerte de la Comunidad Europea es un empobrecimiento en todos los demás terrenos. Se ha dado una preeminencia absoluta a la pasta y lo estamos pagando carísimo. Porque el centro primordial de toda unidad política son en realidad las personas y no las herramientas que las personas pueden o deban utilizar para facilitar las funciones individuales y colectivas de la existencia, como son el dinero, el comercio y el trabajo que los produce. Detrás de ese trabajo está aplastado el protagonista principal: el ser humano. Mujer y hombre. Y parece que ese detalle básico carezca de la menor relevancia, hasta para los propios actores ya en proceso de alienación absoluta, hasta el olvido de su propia esencia ontológica. Todo un logro letal de la sociedad de consumo.

2) Las instituciones europeas que no tienen nada que ver con las finanzas dan la sensación de estar hibernadas y abducidas por el monotema de los bancos, los créditos, los dineros y los presupuestos y deudas ya tan disparadas como impagables. Los problemas sociales, la solidaridad, la co-escucha democrática, el apoyo mutuo, el conocimiento intercomunitario y la cultura, lo mismo que la preocupación cívica por los DDHH, no parece que tengan el menor interés para ese Parlamento de Bruselas. Tal vez porque todo se reduce al campo de la "representación" y prácticamente no hay co-participación directa de la ciudadanía europea en las instituciones.

¿Acaso saben los euro-gobiernos dónde nos encontramos y convivimos con más cercanía los europeos? En los centros de acogida a extranjeros en precario. Son miles los euroconciudadanos desplazados porque no encuentran en sus países una salida digna. Se mezclan con y en el mismo plano que los refugiados asiáticos, africanos o latinoamericanos. Ellos también son-somos, refugiados económicos huyendo del horror de los desahucios, del desempleo, de las carencias y la escasez. Igual que entre los refugiados de Siria o de Pakistán, India, Irak o China, Cameroun o Liberia, tienen estudios y profesión, saben idiomas, son capaces de trabajar estupendamente en cualquier curro que se les ofrezca. Un campesino del Punjab. Una médico armenia. Un físico macedonio. Un ingeniero ucraniano, una profesora polaca, un músico de Azerbayán, un maestro griego, una economista búlgara, un mecánico ruso...La UE es un fantasma deslavazado que se filtra por las paredes cívicas para fiscalizar, controlar y regular economías en precario, pero no es nada tangible ni benéfico para nadie más que para los altos cargos que encuentran trabajo seguro y bien remunerado por representar a necesitados, precarios, desempleadas, endeudados y damnificadas por el liberalismo económico salvaje en que está encriptado el vacío de la euroconciencia missing. El espíritu de Europa se ha perdido en una transmigración constante entre cajeros automáticos sin fondos y viajes por el mapa sin alma de esa geografía del abandono. 

3) Argumenta Sartorius, con mucha razón, que Europa debe hacer frente a las zarpas de la rapiña yanky y recuperar su autonomía respecto a USA y organizar sus instituciones y hasta un ejército fuerte por si acaso. Comparto la autonomía y la unidad de consenso europeísta en instituciones y compromisos mutuos de convivencia, pero creo que al mismo tiempo que se quitan las fronteras se debe respetar la soberanía de las naciones y los pueblos europeos, para casos de crisis. Es necesario consencuar una flexibilidad según los tiempos y las circunstancias aconsejen un tipo u otro de política económica. Una moneda común para moverse por la comunidad, pero  conservando una moneda propia en cada país, para evitar debacles masivas y que haya autonomía para devaluar o revaluar según los cambios internacionales sin depender de un único polo de criterio y poder como Bruselas. No todos los Estados del Continente están al mismo nivel de desarrollo económico no les ha afectado igual la unidad monetaria. Lo estamos comprobando en carne propia: un gobierno neoliberal en Bruselas impide a fuerza de troika que en Grecia haya un gobierno democrático de izquierda que no interesa a los bancos, pero que es urgente para el Estado griego y su ciudadanía. ¿Puede haber un sistema democrático común  en el que sea legítimo y hasta decente, que por encima de la voluntad popular expresada en las urnas entre a saco Bruselas como acreedora sin tener en cuenta los daños atroces que sufrirá Grecia y Europa también, al pisotearse la ddemocracia? ¿Qué diferencia hay entre la fuerza opresora de Merkel sobre Grecia y la de Le Pen o el Brexit sobre Europa? Ambas son dos cabezas del mismo fascismo. La una, es financiera, la otra es la respuesta indignada de la idéntica hidra. Los europeos se preguntan si vale la pena ser europeo institucional y constitucional al precio de perder democracia soberana para ser siervos de la gleba germánico-crematística, tal vez porque intuyen el mismo fascismo con distintas caras, solo que el fascio-protector patrio les produce más confianza que el anexionista europeo explotador globalizado, que ya les suena a reencarnación de los viejo imperios del pasado.


No podemos compararnos con USA; no  son los mismos nuestros encuadres políticos ni sociales; ellos se constituyeron como estados federados desde el principio, cuando eran colonias de la misma cultura anglosajona y esa circunstancia les facilitó consensuar el modelo constitucional con más acuerdos y unanimidad que disidencias y peros, todos procedían en mayoría de Inglaterra.


Europa tiene un proceso muy distinto. Los países europeos fueron tribus muy configuradas,naciones,territorios y estados independientes,bastante bien definidos, desde antes del Imperio Romano, y a la caída del mismo, volvieron a retomar sus nacionalidades con toda naturalidad, incorporando adquisiciones como las leyes, el derecho, las obras públicas, la lengua impuesta por el poder imperial durante dos o tres siglos y ciertas costumbres, pero la esencia de los galos,helvecios, germanos, normandos,sajones,íberos, euskaldunes, catalanes, lusitanos, provenzales, alsacianos, borgoñones, celtas irlandeses, bretones, escoceses y galeses, sículos, vénetos, edetanos, tartesios, francos, magiares, ligures, eslavos, griegos, macedonios, corsos, sardos o padanos, finlandeses, islandeses, vikingos... siguió en pie hasta hoy. Hemos atravesado dos milenios en ese plan; el alma europea es plural por naturaleza y ese es precisamente su tesoro: el mosaico de su libertad unida en lo diverso.
Si conseguimos superar el envoltorio hortera de Eurovisión, podremos hacernos una idea relativa de nuestra diversidad cultural y de idiosincrasias. Una riqueza incalculable, pero  también un peligro devastador si se pretende hacer un totum revolutum como hizo la antigua URRSS con la ideología leninista impuesta a la fuerza y ahora pretende en el mismo plan hacer el neoliberalismo económico con la única ideología del pastón como masilla o aguaplast aglutinante e ideal maravilloso, de aquí te pillo, aquí te exprimo en nombre de la banca y del FMI. Lo mismo  pasa en España en un nivel más reducido pero en un sistema holográfico de reproducción idéntico.

Hasta que esa cualidad esencial sine qua non de las almas de pueblos y ciudadanías no se reconozca y no se respete lo suficiente, estaremos mal gestionados y en Europa sucederá lo mismo, hasta que no se recuperen soberanías territoriales con flexibilidad en temas comunitarios en los que no se pisotee jamás la soberanía de nadie ni se humille a ningún miembro del conjunto, ni se vayan creando víctimas financieras que llevan siglos con sus más y sus menos intra muros, pero libres de ataduras imperiales camufladas de "comunidad", como se está haciendo por parte de la Europa más rica y mejor gestionada frente a la más pobre y deficiente cultural, educativa y políticamente. Tenemos historias y evolución tan diferentes que hay un verdadero abismo entre mentalidades por superar e ir rellenando con mucha paciencia, mucha escucha y mucha lucidez, de lo contrario seremos boccatto di cardinale para el populismo fascista que es el más cómodo y con nula exigencia ética para pueblos que proceden de años y años de dictaduras donde la ética ni se conocía de oídas, y no era necesario pensar individualmente y el Estado era, bueno o malo, el único director de orquesta que no fallaba, aunque él mismo ya fuese el fallo garrafal desde la base a la cúpula. Pero si durante décadas ha sido a sí, la inercia del pasado vuelve a la memoria colectiva en tiempos de alteración e inseguridad.

La UE debería asustarse menos de la izquierda anticapitalista que desea una unidad democrática de comunidades ciudadanas que de la "protección" fascista de las Le Pen y demás hierbas que están por la desintegración de la eurozona. Europa y las derechonas incorporadas al Parlamento tendrán que aprender a distinguir la base popular democrática, civilizada y abierta al mundo, de la base populista de su misma cuerda, cerrada sobre su propio oombligo y a dejar de asegurar que Podemos,Le Pen y Trump dicen lo mismo, porque no es cierto, aunque los bocazas de coleta-plumero o flequillo-felpudo de vez en cuando digan tontunas y desbarren, porque, en esas tonterías vocingleras y en esconder la democracia bajo la hipérbole del miedo, sí pueden parecerse a veces demasiado izquierdas frikies y derechas montaraces. Pero sólo son cohetes. O petardos oratorios. Perros ladradores. Lo malo es cuando además de ladrar en simulado y diferido, muerden y se lo llevan crudo y dejan el Estado en el chasis.

4) En cuanto a la idea de crear un ejército europeo fuerte y bien pertrechado como propone Sartorius, modestamente, discrepo por completo. Creo que Europa está en condiciones éticas como para poner en marcha otras iniciativas más de vanguardia civilizada como una UME (Unidad Militar de Emergencias) intereuropea en vez de un ejército guerrero,amenazante, agresivo y genocida en potencia, aunque sea en plan prevención y supuesta "defensa" de enemigos posibles a los que se les da cuerpo con imaginarlos y diseñar su materialización y sus aleatorios motivos a base del viejo adagio latino que más daño ha hecho en la historia de Occidente: si vis pacem para bellum (si quieres paz, prepara guerra). Prevenir las guerras es convocarlas a largo plazo, dando cuerda a la esperanza de que se produzcan. Debemos emplear  toda nuestra capacidad clarividente y materializadora para dar forma a otro tipo de mundo y de sociedad, para eso, lo primero que necesitamos  es abandonar las estrategias del miedo y de la amenaza como forma de vida, tanto para sufrirlos como para instigarlos y producirlos. La paz no cae del cielo ni depende de la lotería.Se construye. Es cierto que para el viejo sistema no sale rentable. Pero es la única forma de poder vivir, entenderse y solucionar los problemas sin matarse y destrozar el Planeta por completo. 
La paz bien gestionada da mucha más riqueza que la guerra y sobre todo más felicidad y oportunidades para crecer de verdad, no solo en números bancarios y en conflictos, que son el resultado de que las cosas no funcionan. 

En fin, que un nuevo mundo requiere una nueva concepción de Europa, en la que la experiencia milenaria se nos convierta en sabiduría presente y futura en lo posible. Ya no es tiempo de imperios para nadie, tampoco para el del dinero colocado en los altares con honores divinos de la muerte,-nunca mejor dicho y exactamente aplicado el término "muerte"-, que ya estamos viendo a dónde lleva. ¿Y quién mejor que la Europa experta durante siglos y siglos en fracasos y desgastes imperiales, para emprender con inteligencia, ética y valor de auctoritas, o sea, moral, la nueva vía de la euro-conciencia en vez de la euro-ruina a la que nos está abocando al seguir mansamente como súbdita en la decrépita y border line corte del faraón yanky?

Hasta tenemos un modelo de estado que nunca se ve implicado en guerra alguna:Suiza. Es cierto que la causa de su inmunidad son los bancos exentos de fiscalidad y que por un consenso ya casi "natural" es la guardiana de la pasta urbi et orbe y por eso nadie la toca. Imaginemos que Europa se convierte en un banco de ética mundial, en la reserva y el modelo abierto de vida digna que además puede ir ocupándose de la educación y la instrucción de las nuevas generaciones de lo que ahora llamamos Tercer Mundo y que simplemente es el corral de lo que para compensar criterios llamamos Primer Mundo solo porque tiene pasta y comodidades gracias a los productos y materias primas que le arranca por la fuerza y el chantaje mercantil al Tercero, en comandita esquilmadora con el amigo americano.
Imaginemos una nueva Europa que ayuda a que las escuelas de aquellas tierras olvidadas se llenen de maestros competentes, de buenas universidades, escuelas, talleres y laboratorios sanos, que los desiertos se convierten con ayuda europea en centrales de energía limpia, fotovoltaica y eólica, y que los habitantes de allí no tuviesen que emigrar jamás para sobrevivir, porque sus tierras y sus riquezas les producen suficientes beneficios para tener vidas dignas. Y que una vez puestos en línea de educación adecuada, no producirán elementos sociales con ánimo opresor ni torturador. La cultura y el crecimiento ético es el mejor seguro contra las tiranías de cualquier tipo.  La generosidad entre naciones, sin pasar facturas, es el mejor seguro de todos, porque crea vínculos indestructibles de reconocimiento y respeto mutuo por generaciones. No hay más que ver lo agradecidas que quedaron Europa Occidental y Alemania en especial, a EEUU por el Plan Marshall la una y por condonarle la deuda impagable a la otra, después de la II Guerra Mundial. No estaría demás recordar esa dinámica, inspirada en Keynes, de Trumann y Eisenhower que ahora haría milagros con Grecia, Portugal, España, Irlanda, Italia y Chipre y especialmente, con el polvorín del Tercer Mundo. Perdonar las deudas impagables es la única forma de poder vivir con verdadera libertad y verdadera democracia. Incluso para los acreedores, que serían mucho más prósperos abriendo la puerta de la prosperidad para todos que cerrándola miserablemente, también para sí mismos en plan Harpagón, el avaro de Molière, que podría ser ahora mismo el alma gemela compartida de Merkel y su segundo de a bordo en finanzas,el rácano y rígido Schäuble.

Imaginemos un mundo donde todo un Continente decide que cambia  su rumbo destructivo, egocéntrico y miserable y comienza a vivir una verdadera unidad en la pluralidad, en la solidaridad, en el respeto, en la cooperación y  no en la avaricia con una concepción del bien estar que a la larga es la ruina del Planeta entero. 

Bien, pues, sepamos que sólo por un camino regenerador Europa tiene futuro. Lo mismo que los demás continentes, pero en este momento es ella, la vieja Europa, la que si quiere, puede hacerlo antes de que la semilla del diablo eche raíces estables en las entrañas maltrechas de sus ciudadanos maltratados por una élite estupidizada y seducida por un Flautista de Hamelin bifronte: el miedo y el dinero. 


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                                Solidaridad es justicia

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