miércoles, 16 de noviembre de 2016

Tenía que ser Berto Jaramillo

València impulsa la primera àrea de hackers cívics al País Valencià

La regidoria de Transparència i Govern Obert, mitjançant la càtedra GO, crea esta xarxa de recursos.

jaramillo-dival
“L’objectiu de l’àrea de hackers cívics és dinamitzar un espai de treball des del qual impulsar els recursos necessaris per tal que la ciutadania puga exercir el seu dret de control i participació en la vida política, econòmica, cultural i social de la ciutat”, ha ressaltat el regidor de Transparència i Govern Obert, Roberto Jaramillo. La iniciativa és fruit de la col·laboració entre el Ajuntament, la Diputació de València i la Càtedra Govern Obert.

Tal com ha explicat el regidor Jaramillo “la comunitat de hackers cívics integra les persones disposades a resoldre els problemes i els reptes de la ciutat de València a partir de solucions innovadores i, en este sentit, el que s’ha creat ara és eixe ecosistema de recursos i oportunitats reals en l’àmbit de la col·laboració local i provincial, ja que també la Diputació de València, a través de l’àrea de Transparència i Govern Obert, participa del projecte”.

L’àrea de hackers cívics és una xarxa de recursos a l’abast de les persones interessades “i del que es tracta és d’acabar amb l’actitud paternalista de les institucions públiques cap a la participació i la transparència, per tal que siguen les mateixes persones implicades les que diguen com, quan i en quins aspectes volen participar. En definitiva el que pretenem és donar els mitjans i oferir els instruments que elles demanen i que siguen elles les que els autogestionen, des de la lògica del be comú”.

La plataforma està oberta a la recepció “d’allò que la ciutadania demane, com ara l’organització de cursos de formació o la creació de solucions informàtiques i no només de creació de software… en definitiva, oferirà tota la infraestructura necessària per tal de donar la resposta als reptes identificats pels hackers cívics”.

Els únics requisits per entrar a formar part d’esta comunitat de hackers cívics són el compromís amb la construcció d’un món millor, la col·laboració activa en el desenvolupament de solucions innovadores, el desig de generació de coneixement obert i la implicació activa, “a més de certes dosis de passió, entusiasme, esforç i creativitat. És a dir, compartir els valors de l’ètica hacker”.

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: 

Hay personas que por donde pasan dejan huella honorable y honran el círculo político en que trabajan. Y este concejal de València en Comú bate el record. Bueno, unos cuantos récords. Es decente a  carta cabal. Lúcido de verdad. Generoso y siempre dispuesto a dar lo mejor de sí mismo, apartado de toda seducción cuentista y partidista, lejos de prebendas del "cargo" que para él es más bien un encargo y un peso de responsabilidad que el chollo habitual de la política acostumbrada. Berto Jaramillo es ¡normal! Y esa normalidad suya está permitiendo la innovación en muchos aspectos, por ejemplo, la base organizativa del proyecto municipal València Ciutat Refugi, que está permitiendo que esta ciudad sea un ejemplo en acogida a los migrantes de toda procedencia con la coordinación municipal a cargo de la Concejalía de  Transparecia, Gobierno Abierto e Inmigración, que es una nueva aportación del Ayuntamiento del cambio.  

A título personal, Jaramillo ha elegido dar el sueldo que percibe de la Diputación, a la causa social y no a Podemos, su partido de origen. No para de poner en marcha ideas que faciliten el bien común. Ahora se trata de convertir el hackerismo decente en una herramienta de participación ciudadana en las instituciones municipales; Berto es muy joven, un ingeniero de Caminos con mucha capacidad organizativa innata y conoce de primera mano los recursos que se mueven en el mundo hacker, así que ha ideado este proyecto resiliente, una especie de homeopatía organizativa: una inclinación que podría derivar en problema, también tiene una cara positiva y muy útil: innovar y regenerar la materia social. 

Jaramillo no es político profesional, es ciudadano de a pie. Y una demostración práctica de lo necesaria que es la ciudadanía como componente básico de la institución, por muchas razones: no está agotada ni limitada por la ramplonería y los tiquismiquis de la rutina de siempre; está mucho más despierta que los políticos "profesionales" porque su contacto con la realidad es constante; no tiene prejuicios viejos y paralizantes; antepone el bien común al de cualquier partido, incluido el mismo al que se pertenezca; considera los partidos como herramientas de servicio a la comunidad y no como una secta hegemónica dominadora de voluntades y conciencias, de la que se cobra.
Casos como éste demuestran lo que se está avanzando como inteligencia y organización colectiva, cada vez más lejos de la concepción de "masa" o de "pueblo" entendido como rebaño y no como un conjunto de individuos capaces de pensar y organizarse con autonomía y responsabilidad solidaria. 

Cierto que Berto Jaramillo es como un hijo para mí, pero creo que esa circunstancia particular no sería merecedora de un post como éste, si no fuera porque creo absolutamente necesario hacer públicas las buenas y excelentes prácticas políticas en un momento de tanta confusión, donde se tiende a menospreciar lo que vale el trabajo político bien hecho en la comunidad socia y a cargo de ciudadanos/as que no son políticos "profesionales y experimentados", sino gente normal de a pie, que pone durante un par legislatura, como máximo, al servicio de todos y todas sus talentos y mejores cualidades sin el menor interés en lucrarse ni en  sacar tajada personal, e incluso perdiendo oportunidades importantes mejor remuneradas y con más porvenir en su rama profesional. 

Antes de llamar "populismo" a la excelencia que no se roza ni de lejos, los políticos rancios, indiferentes al bien común o corrompidos y sus palmeros, ya inservibles por tantas goteras en el techo de la decencia y la eficacia, deberían empezar a reconocer que no debe ser tan malo el tiempo nuevo y que la "chusma" ignorante se incorpore a las instituciones para cambiarlas a mejor, cuando en un año se han solucionado y resuelto en València y en muchos lugares más, problemas que se arrastraban desde hacía  más de 20 años, a pesar de que el gobierno central solo sabe poner palos en las ruedas a todas las iniciativas municipales y de la comunidad autónoma, solo porque no son suyas y se ponen en marcha pensando en el bien común y no en el bolsillo de los cargos, de los enchufados y del partido. Sí que se puede. Claro que sí. Sólo hay que hacer posibles las cosas que necesitamos y no quejarse tanto sentados en el sofá o en el bar, viendo pasar la vida como una marginada sin atención de nadie.

No hay comentarios: