Un amigo iraquí que sufrió torturas y pérdidas
provocadas por la invasión de Irak tiene un sueño recurrente cuando
duerme: en torno a una mesa repleta de manjares conversan y ríen
políticos, empresarios y periodistas occidentales. De repente, caídos
del cielo, se desploman sobre la comida decenas de cadáveres de
iraquíes, los muertos olvidados de las páginas no escritas de eso que
llamamos actualidad.
Su pesadilla –reflejo de un
sentimiento de abandono y de un contexto real– puede ser aplicada no
solo al horror de Irak, mercantilizado y desdeñado por gobernantes y
medios de comunicación, sino a otros dolores también despectivamente
ignorados: los provocados en estos años de empobrecimiento, precariedad,
expolio y desigualdad.
Sin ir más lejos, esta misma semana se añadía otro
crimen más al techo de cadáveres que algún día se desplomarán sobre la
mesa en la que almuerzan, sin conciencia y sin culpa, los dirigentes
responsables de que haya familias sin suministros básicos. La víctima es
una mujer de 81 años que
vivía en Reus. Se llamaba Rosa y su arrendatario había interpuesto una
demanda judicial de desahucio por impago. Gas Natural Fenosa le cortó la
luz hace dos meses porque no podía pagarla y por eso usaba velas para
iluminar su hogar. Una de esas velas se cayó mientras dormía, incendió
el colchón y la anciana murió asfixiada por el humo. La eléctrica se
saltó la ley al no informar a servicios sociales de que iba a efectuar el corte.
La pobreza energética afecta a más de cinco
millones de personas en España, mientras las eléctricas siguen
acumulando beneficios. Si les parece una cifra increíble pasen por los
barrios más humildes de las ciudades, hablen con la gente, y les
mostrarán los empalmes de cables que realizan para mantener a sus hijos
con electricidad y algo de calor. En Barcelona, por ejemplo, un
colectivo de bomberos ha denunciado
que el 70% de los incendios en viviendas están causados por artilugios
que la gente sin suministros usa para cocinar o calentarse, incluida la
quema de periódicos o de alpargatas. Y hace solo unos días UGT ofrecía datos similares de toda Catalunya.
La privación de luz, agua o vivienda digna a las personas, en un mundo
con tanta riqueza en tan pocas manos, es una violación de los derechos
humanos. Pero parece que buena parte de los gobernantes y del periodismo
no lo considera digno de escándalo. De hecho el PP ha tumbado todas las iniciativas sobre pobreza energética desde que Rajoy llegó a Moncloa. Incluso se negó a reconocer que existiera pobreza energética.
Gas Natural Fenosa obtuvo 1.502 millones de euros en beneficios en
2015. Su consejero delegado ganó 3,3 millones de euros el pasado año.
Desde el inicio de la crisis y hasta 2015 la factura de la luz ha
aumentado un 73%, con una media de 69 euros mensuales en este mes de
octubre, la sexta subida del año. En el mismo periodo ha descendido la
renta media de los hogares y crecido la desigualdad, la precariedad y la
pobreza. Teniendo en cuenta estas cifras, ¿qué medidas van a adoptar
gobernantes y eléctricas para respetar los derechos humanos y evitar que
haya personas sin luz?
¿Está el Gobierno en contra del artículo 25
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que señala que
"toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure,
así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la
alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios"?
¿Vetaría el PP el
artículo 14 de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de
Discriminación contra la Mujer, que establece como derecho para las
mujeres "gozar de condiciones de vida adecuadas, particularmente en las
esferas de la vivienda, los servicios de saneamiento, la electricidad y
el abastecimiento de agua, en transporte y las comunicaciones"?
¿Es partidario el oligopolio eléctrico de seguir condenando a millones
de personas a enfundarse dos pijamas a las siete de la tarde, apagar la
luz y meterse en la cama porque no pueden afrontar un pago mayor de la
electricidad y la calefacción?
Señores dirigentes,
¿están a favor de que haya personas mayores viviendo a la luz de las
velas, arriesgándose a incendiarse con ellas? Díganlo claramente. Hay
una guerra mundial contra los pobres y ustedes participan en ella.
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