No se puede tomar el cielo por consenso, es cierto. Pero tampoco se puede ocupar "la centralidad" por asalto
A lo mejor es que no se pueden ganar ambos a la vez y hay que elegir
A lo mejor es que no se pueden ganar ambos a la vez y hay que elegir
La asamblea ciudadana de Podemos ha resultado un
gran éxito. Todo el mundo tiene lo que quería. Podemos ha visualizado
con brillantez su fuerza y su carácter emergente. Quienes les usan para
dar miedo tienen más titulares para asustar. Quienes pretenden
coaptarlos suman nuevas frases para sus cábalas. Todo ha ido tan bien
que parecía una excursión de fin de semana, aunque puede que haya
jardines que deberían evitar.
El primero es no liarse
hasta acabar perdidos en su propio laberinto. En política es importante
mantener el sentido de la orientación y no quedarse en medio de la nada
por querer llegar a todas partes. Nadie es omnipresente. Ni siquiera
Pablo Iglesias. No se puede tomar el cielo por consenso. Es cierto. Pero
tampoco se puede ocupar "la centralidad" por asalto. A lo mejor es que
no se pueden ganar ambos a la vez y hay que elegir.
El segundo jardín sería no plantear falsos dilemas. En ninguna parte
está escrito que haya que elegir entre participación y eficacia, entre
pluralismo y éxito. Es un mensaje que suena viejo. Proclamar esas cosas
te echa treinta años encima de golpe. Pedir debate fuera y sostener que
dentro supone un atraso y una pérdida de tiempo, antes o después, se
paga.
El tercero es no meterse en los jardines donde
ya otros que iban a ganar se enredaron y acabaron mal. Cada vez que
alguien dice que no es un debate de personas sino de ideas, dan ganas de
salir corriendo. Cada vez que alguien se hace una fotografía de
exaltación de la amistad delante de los medios para demostrar que "will
you always be my friend", entran ganas de llamar a emergencias. Podemos
lleva semanas en los medios hablando de sus dilemas organizativos. Un
debate que sólo le interesa a los mismos medios que sólo les sacan para
hablar de eso.
El cuarto jardín que conviene evitar
es aquel lleno de estatuas recordando a quienes ya no están, o están
pero como si no estuviesen. Los dilemas del tipo "a quién quieres más, a
papá o a mamá", o los mensajes al estilo del "quien pierde se aparta" o
"si no gano, me voy", suelen terminar como acaban en Shakespeare in Love las historias donde se niega el amor: "con lágrimas y un viaje".
El quinto jardín sólo requiere elegir con cuidado los espacios. Tiene
su gracia asaltar Vistalegre, uno de los iconos del socialismo y el
zapaterismo, no lo niego. Pero también tiene un riesgo. Mucha gente
puede pensar que para llenar Vistalegre de fans y juntarnos todos en
Madrid, porque es donde se deciden las cosas importantes, ya teníamos al
PSOE. Inventar los espacios propios suele invitar más a soñar que
ocuparlos.
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