jueves, 30 de octubre de 2014

ELOGIO A LA NORMALIDAD


                                                   
                                     



Hay que ver a lo que hemos llegado. Es grande ser normales. Es fantástica esa naturalidad de las cosas sin más. No andar muertos de miedo ni viendo enemigos por todas partes. Ni mirando bajo el sofá a ver si hay un gremlim a sueldo de los contrincantes. Ni buscándole las cosquillas al sursumcorda. Qué sano es ser normales, XD! Qué reconfortante es ver la realidad como está y no como queremos o no queremos que esté.
Por muy mala que sea, la verdad es mucho más interesante que la mejor y más glamourosa de las trolas y elucubraciones alienantes.
Mamá, yo no quiero ser artista, ni "especial" ni maravillosa, ni legendaria. Sólo quiero ser normal...Suponiendo que ser normal implica sencillez y coherencia entre lo que una es y lo que una muestra. Entre lo que una piensa, siente y hace. Igual que la paloma gris perla que ayer tarde se me plantó en la terraza. En la barandilla. Y sin asustarse ni echar a volar se sentó sobre sus patas rojas mientras yo alucinada por su serenidad, le cantaba guitarra en ristre canciones de mi juventud. Y habaneras del año de la polka. Voló hasta el alféizar de la ventana e incluso me hizo caso cuando le pedí por favor que no picotease las hojas tiernas de la maceta...pero con mucha dignidad se largó cuando intenté ponerle migas de pan para compensar su renuncia a la tentación picoteadora. Esa paloma era honesta. Incorruptible. No quiso que la sobornase agradecida por hacer de monopúblico en mi recital , que sólo era un homenaje a su expresión de vida y de unidad natural entre los seres de cualquier especie. Cuánta magia hay en la normalidad de lo cotidiano... 


                                     



                                       

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