Hay formas diversas de ver estas fiestas de la calabaza y los difuntos.
Por ejemplo la de Tomás L. de Victoria. Una maravilla con 5 siglos de solera
Por ejemplo la de Tomás L. de Victoria. Una maravilla con 5 siglos de solera
Tuvo
que ser en Alemania, entre los muros blancos de una iglesia del siglo
XIII, la Martin Kirche de Freibug, donde descubrí en vivo esta maravilla
polifónica, una tarde de Viernes Santo, con la ciudad vacía y llena de
primavera a medias entre flores que llegan y nieve que aún resiste en la
umbría. Un cielo limpio barrido por el viento y reconfortado por la
alternancia de la calma. Y las voces estallaron a la luz de las velas y
la desnudez de los arcos apuntados: Dos españoles, Victoria y yo, con
siglos de distancia, habíamos cruzado el mapa de Europa, de sur a norte,
para darnos un abrazo entrañable.
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