Encuentro en mi muro una sugerencia jovencista. No joven. Lo joven es
inédito, lo "jovencista" es lo viejo disfrazado de joven. Al carecer de
cosas mejores y atrevimiento para inventarlas están barnizando los
cascotes y remiendos del apaño keynesiano con ilusiones repetidoras de
lo mismo, creyendo que están descubriendo la pólvora y ya sabemos lo que
dura la pólvora encendida... A ellos me dirijo en esta reflexión.
¿A qué precio de insostenibilidad planetaria pensáis crear vuestros
empleos? Anclados en la perspectiva de los años 30 del pasado siglo, de
la mano de Keynes, que inventó un zurcido temporal para salir del paso,
que a su vez derivó en la productividad que desembocó nada menos que en
la segunda guerra mundial y que se está convirtiendo en dogma salvador
para estos tiempos de cambio imprescindible...En ese plan, lo que no
acabe de rematar el mercado financiero de hoy, lo acabaréis de rematar
vosotros con la misma mentalidad fósil e invasiva de la competitividad y
la depredación-ambiente de los recursos, ya contaminados y en caída
libre.
Hace falta otro tipo de inteligencia que no sea la que
nos ha programado para crecer infinitamente en un mundo de recursos
limitados. Lo importante no es el dinero ni el trabajo como única
prebenda "digna", que es el arma mejor camuflada de la esclavitud.No es
el trabajo lo que dignifica al hombre, sino el hombre el que debe
dignificar cualquier cosa que haga, para eso lo primero es que se
humanice y deje de vivir drogado y abducido, desarrollar conciencia
usando los problemas que su misma existencia genera, como herramientas
sanadoras de su enfermedad bulímico-social, entre angustia por la
supervivencia y hostilidad con el medio. Os han inculcado los valores al
revés y en vez de tener una finalidad ética que modela y crea
intectualmente los medios nuevos adecuados a cada periodo evolutivo,
cívicos e inteligentes, se os ha programado para que, repitiendo
fórmulas del pasado, convirtáis en finalidad los medios y sigáis
produciendo para un ecosistema sin salida, pura entropía. Que se muere
lentamente mientras mata y devora a su sustento humano. Hay que superar
la animalidad, de la que el ansia consumidora y acumulativa y la
violencia para sostenerla son los síntomas inequívocos de su
degradación. Capitalismo y comunismo no se diferencian tanto como
cuentan las propagandas. Si así fuera ni Rusia ni China, tras muchas
décadas de "conversión comunista" habrían derivado en lo que ahora
son: una manifestación virulenta del cáncer capitalista y mafioso. Por
eso no es nada raro mezclar instintivamente hoz y martillo con
propuestas keynesianas. Los dos polos se atraen y se retrosustentan. Si
uno desapareciera lo haría el otro a continuación. Porque se regulan
entre sí. Ahora se ha roto el eje destroyer tradicional e insostenible,
el capitalismo neoliberal ha tomado la tiranía comunista de la
austeridad como línea ejemplar de flotación y el comunismo le ha cogido
afición al dinero como combustible económico per se, ya no es el trabajo
digno (que era otra tapadera de la misma esclavitud)sino la plusvalia
descarada de la explotación del ser humano currante la que mantiene el
Estado a cambio de reventar trabajando manipulando y engañando a todos ,
como a chinos, precisamente. Qué curioso.
Así que ante el
naufragio del pastiche, como no se ha aprendido a ser, se vuelve a los
viejos métodos del tener y poseer al precio que sea. Y se sacan los
disfraces del desván de los abuelos y se evocan sus fantasmas y sus
fantasías. Pero no sirve ni servirá de nada. Los tiempos no coinciden.
Ni el Planeta es el que era. Ni las conciencias las de entonces. Ni el
código de la sensibilidad humana es el mismo. No podemos usar las ropas
del baúl, ya no cabemos en su tallaje. Es imprescindible cambiar de todo
para sobrevivir.
¿No os llama la atención el hecho de que se
repita constantemente lo peor, desarrollando tantas maravillas y
avances? ¿No vemos que algo muy grande y fundamental está fallando y se nos escapa? Es
que aún no hemos abandonado el estado del homo habilis pero estamos
convencidos de que somos ya sapiens. Y es la realidad del Planeta la que
va haciendo entender el gran error, garrafal, con agotamiento de
recursos, contaminación insoportable, guerras por la supervivencia en
todas partes, pandemias por hacinamiento y falta de conocimiento de lo
que se maneja, avaricia enfermiza de los poderosos y rabia violenta de
los oprimidos, que cuando toman el poder resultan tan viles como los
opresores derrotados. Y a veces hasta peores. ¿No véis que es un
terrible error de fondo y no sólo un problema de emergencias e
ideologías mareantes e inservibles? Pensemos con miras más amplias,
superando las milongas de otros tiempos y aprendamos a ver que las
circunstancias del medio son la líneas maestras para la acción, no los
dogmas de la edad de piedra política y social, cuya repetición acabará
como el rosario de la aurora: en el mismo sitio del que salió.
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