jueves, 25 de octubre de 2012

Y entre col y col, un toque meditativo de Tony De Mello


"Las zorras tienen guaridas y las aves del campo, nidos; pero el Hijo
del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza"
(Mt 8-20)

Hé aquí un error que la mayoría de las personas comenten en sus relaciones con los demás:tratar de construirse un nido estable en el flujo constante de la vida.

Piensa en alguien cuyo amor desees ¿Quieres ser importante para esa persona y significar algo especial en su vida? ¿Quieres que esa persona se preocupe por ti de una manera especial? Si eso es así abre tus ojos y comprende que estás cometiendo la necedad de invitar a otros a reservarte para ellos mismos, a limitar tu libertad en su propio provecho, a controlar tu conducta, tu crecimiento, tu desarrollo, de forma que estos se acomoden a sus propios intereses. ¿Quieres ser especial para otra persona? Entonces has de pagar un precio en forma de pérdida de libertad. Deberás danzar al son de esa persona, del mismo modo que exiges que los demás dancen para ti si quieren ser especiales para ti.
Párate un momento a preguntarte si merece la pena pagar tanto por tan poco.Imagina que a esa persona cuyo amor especial deseas le dices: "Déjame ser yo mismo, tener mis propios pensamientos, satisfacer mis propios gustos, seguir mis propias inclinaciones y comportarme como yo decida que deseo hacerlo..." En el momento en que digas estas palabras verás que estás pidiendo lo imposible. Pretender ser especial para alguien significa, fundamentalmente, someterse a la obligación de hacerse grato a esa persona, y por supuesto,perder la propia libertad. Tómate el tiempo que necesites para comprenderlo.

Tal vez ahora estés en condiciones como para decir: "Prefiero mi 
libertad antes que tu amor". Si tuvieses que escoger estar en la cárcel acompañado o ir por el mundo solo ,en plena libertad ¿qué escogerías? Díle ahora a esa persona: "Te dejo ser tú misma/o, tener tus propios pensamientos, satisfacer tus gustos, seguir tus propias inclinaciones, comportarte como decidas que quieres hacerlo." En el momento en que digas esto observarás una de estas dos cosas: o bien tu corazón se resistirá a pronunciar esas palabras y te descubrirás como la persona posesiva y explotadora que eres (con lo que será hora de que examines tu falsa creencia de que no puedes vivir sin esa persona o no puedes ser feliz sin ella) o bien tu corazón pronunciará esas palabras sinceramente y en ese mismo momento se esfumará todo tipo de control, de manipulación, de explotación, de pasividad o de envidia..."Te dejo que seas tú mismo/a, que te comportes y seas como tú has decidido que quieres ser y hacer lo que sientes que como tu inclinación particular". Y observarás también que esa persona deja de ser algo exageradamente especial para ti y la valoras tanto como valoras la belleza de una puesta de sol o una sinfonía, o un árbol hermoso, son especiales por sí mismos, independientemente del servicio que puedan prestarte con su sombra, su luz y su sonido. Repítelo otra vez: "Te dejo que seas tú mismo" Al decir estas palabras conscientemente, te has liberado de tu propia esclavitud, te has liberado a ti mismo. Y ahora, en este momento ya estás en condiciones de amar, porque cuando te aferras a alguien con desesperación y necesidad,lo que ofreces al otro no es amor, sino una cadena, con la que ambos quedáis angustiosamente atados. 
El amor sólo puede existir en libertad. El verdadero amante busca el bien de la persona amada y eso requiere la liberación de ésta con respecto a él.

Anthony De Mello "Una llamada al amor"

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