Culpables de ser pobres
La criminalización del parado como sospechoso de holgazanería cala en el discurso político
Con ese relato, los poderes buscan justificar el abandono a su suerte del más desfavorecido y neutralizar cualquier resistencia a las medidas de ajuste
MILAGROS PÉREZ OLIVA 5 OCT 2012 - 00:00 CET (PARA LEERLO HAY QUE PINCHAR SOBRE EL NOMBRE DE LA AUTORA)
Este artículo lo recomiendo especialmente. Hace un análisis acertadísimo de la situación a la que nos está precipitando cada vez más dramáticamente el neoliberalismo que se ha apoderado de la política europea contagiada por el hundimiento ético de los EEUU donde el verdadero gobierno es la plutrocracia oligárquica. Cuatro gatos multimillonarios están a punto de comprar el mundo entero para ponerlo a su entera disposición. No es un comic ni una peli de ciencia ficción. Lo han estado programando desde los años veinte del pasado siglo y ahora la semilla que plantaron entonces es una plaga planetaria de malas hierbas tóxicas que se ha impuesto como forma de vida, de "cultura", de economía, de política, de sociedad y hasta de de espiritualismo religioso o pseudeorreligioso , que por supuesto no sólo nada tiene que ver con la espiritualidad, sino que es justamente lo que pretende eliminarla de la conciencia humana, separando lo "espiritual" del compromiso diario con la vida. De ahí nace precisamente la manipulación de las sectas inspiradas en la alienación imaginaria de una "salvación" escapista, soterradamente empadadas de apego al dinero, al poder y al triunfo mediático como vehículo de transporte hacia la "normalidad". En este artículo se analiza esa "filosofía del desprecio" que el modelo neocon sostiene contra los pobres del mundo, a los que no ve como víctmas de su avaricia sin escrúpulos, sino como inútiles y torpes que no son capaces de triunfar a cualquier coste. Ese sistema está imponiendo una forma de vida propia de la prehistoria pero sostenida por la tecnología y los avances de la ciencia empírica puestos al servicio de lo más primitivo de nuestra especie. Y desean convertir el Planeta en un Jurasic Parc sin fronteras, donde poder ejercitar sus instintos depredadores sin que ninguna ley ni objeción moral alguna se lo impida. Una vez contagiada la mente de tales miasmas y eliminada la conciencia, por medio del bombardeo publicitario y mediático apoyado en la fabricación del consentimiento, como Chomsky lo denomina , acompañada de la política prefabricada del caos y la crisis permanente, todo será coser y cantar, si no nos despertamos ya mismo y decidimos emprender una escalada consciente que nos lleve a ir creando formas sociales y económicas al margen de la locura oligárquica y al mismo tiempo ser una fuerza de presión social y política (en su sentido etimológico original, de "polis") que sin violencia pero con conciencia y organización comience a crear espacios contagiosos de civilización y ética privada y pública, donde aprender y educarnos para vivir con otros valores y otra calidad de vida, que ahora no es posible sostener en niveles estatales ni institucionales y al servicio de lo peorcito de cada casa bancaria, corrupta y multinacional, pero algo que Islandia sí ha conseguido y ha hecho posible: mandar al cuerno una deuda inicua, hacer pagar a quienes de verdad lo deben todo que son los explotadores del fraude y reorganizarse con una nueva constitución. Y por supuesto salirse del "mercado" y ser el único país europeo que está creciendo y creando empleo. Luego, es posible que si los demás países, se despiertan y dejan de lado el pasacalle hipnótico del Flautista de Hamelin, se consiga limpiar y ordenar la casa de todos, que es el planeta Tierra. Y la patria universal del Bien Común, que nada tiene que ver con que todos tengan acceso a un Smartphone o al imperio loco y cotilla del wasap, aún en medio de la hambruna y la miseria, sino con que el enriquecimiento de unos cuantos no esté basado en la ruina de casi todos. Y que sea la vida inteligente y no el miedo primitivo la que nos muestre el camino del equilibrio, el desarrollo y la prosperidad. Que la escuela sea más importante que la tele o el fbook. Que los enfermos sean mucho más valiosos que los laboratorios farmacéuticos y que las armas y el tráfico de drogas. Que la ciudadanía sea más válida que las instituciones que poco a poco le han dejado de representar para empezar a exprimirla. Que el estudio y la reflexión sean los impulsores de la opinión y no el twitter. Y que nuestra victoria no sea la revancha simiesca de machacar a los explotadores y canallas, sino conseguir su reinserción humana y social. Que el logro mejor de nuestra especie sea el verdadero crecimiento como homini et mulieres sapientes y no como orangutanes con chaqueta, corbata, portafolios y puesto ejecutivo en bancos, iglesias, editoriales y congresos, pijos-florero, "artistas" y "pensadores" vendidos y comprados por el mejor postor, u orangutanas rehechas en silicona y plataformas supralabiales y emboxtadas hasta parecerse más a un tapir que a un ser humano, disfrazadas de ladys Gaga, Madonnas, princesas y reinas couchè, Angelas Merkel, Christines Lagarde o Esperanzas Aguirre, Camachas, Cospedales o Sarahs Palin. Y conseguir por fin que Jurasic Parc se quede sólo en una fantasía imaginaria de Steven Spielberg.
Este artículo lo recomiendo especialmente. Hace un análisis acertadísimo de la situación a la que nos está precipitando cada vez más dramáticamente el neoliberalismo que se ha apoderado de la política europea contagiada por el hundimiento ético de los EEUU donde el verdadero gobierno es la plutrocracia oligárquica. Cuatro gatos multimillonarios están a punto de comprar el mundo entero para ponerlo a su entera disposición. No es un comic ni una peli de ciencia ficción. Lo han estado programando desde los años veinte del pasado siglo y ahora la semilla que plantaron entonces es una plaga planetaria de malas hierbas tóxicas que se ha impuesto como forma de vida, de "cultura", de economía, de política, de sociedad y hasta de de espiritualismo religioso o pseudeorreligioso , que por supuesto no sólo nada tiene que ver con la espiritualidad, sino que es justamente lo que pretende eliminarla de la conciencia humana, separando lo "espiritual" del compromiso diario con la vida. De ahí nace precisamente la manipulación de las sectas inspiradas en la alienación imaginaria de una "salvación" escapista, soterradamente empadadas de apego al dinero, al poder y al triunfo mediático como vehículo de transporte hacia la "normalidad". En este artículo se analiza esa "filosofía del desprecio" que el modelo neocon sostiene contra los pobres del mundo, a los que no ve como víctmas de su avaricia sin escrúpulos, sino como inútiles y torpes que no son capaces de triunfar a cualquier coste. Ese sistema está imponiendo una forma de vida propia de la prehistoria pero sostenida por la tecnología y los avances de la ciencia empírica puestos al servicio de lo más primitivo de nuestra especie. Y desean convertir el Planeta en un Jurasic Parc sin fronteras, donde poder ejercitar sus instintos depredadores sin que ninguna ley ni objeción moral alguna se lo impida. Una vez contagiada la mente de tales miasmas y eliminada la conciencia, por medio del bombardeo publicitario y mediático apoyado en la fabricación del consentimiento, como Chomsky lo denomina , acompañada de la política prefabricada del caos y la crisis permanente, todo será coser y cantar, si no nos despertamos ya mismo y decidimos emprender una escalada consciente que nos lleve a ir creando formas sociales y económicas al margen de la locura oligárquica y al mismo tiempo ser una fuerza de presión social y política (en su sentido etimológico original, de "polis") que sin violencia pero con conciencia y organización comience a crear espacios contagiosos de civilización y ética privada y pública, donde aprender y educarnos para vivir con otros valores y otra calidad de vida, que ahora no es posible sostener en niveles estatales ni institucionales y al servicio de lo peorcito de cada casa bancaria, corrupta y multinacional, pero algo que Islandia sí ha conseguido y ha hecho posible: mandar al cuerno una deuda inicua, hacer pagar a quienes de verdad lo deben todo que son los explotadores del fraude y reorganizarse con una nueva constitución. Y por supuesto salirse del "mercado" y ser el único país europeo que está creciendo y creando empleo. Luego, es posible que si los demás países, se despiertan y dejan de lado el pasacalle hipnótico del Flautista de Hamelin, se consiga limpiar y ordenar la casa de todos, que es el planeta Tierra. Y la patria universal del Bien Común, que nada tiene que ver con que todos tengan acceso a un Smartphone o al imperio loco y cotilla del wasap, aún en medio de la hambruna y la miseria, sino con que el enriquecimiento de unos cuantos no esté basado en la ruina de casi todos. Y que sea la vida inteligente y no el miedo primitivo la que nos muestre el camino del equilibrio, el desarrollo y la prosperidad. Que la escuela sea más importante que la tele o el fbook. Que los enfermos sean mucho más valiosos que los laboratorios farmacéuticos y que las armas y el tráfico de drogas. Que la ciudadanía sea más válida que las instituciones que poco a poco le han dejado de representar para empezar a exprimirla. Que el estudio y la reflexión sean los impulsores de la opinión y no el twitter. Y que nuestra victoria no sea la revancha simiesca de machacar a los explotadores y canallas, sino conseguir su reinserción humana y social. Que el logro mejor de nuestra especie sea el verdadero crecimiento como homini et mulieres sapientes y no como orangutanes con chaqueta, corbata, portafolios y puesto ejecutivo en bancos, iglesias, editoriales y congresos, pijos-florero, "artistas" y "pensadores" vendidos y comprados por el mejor postor, u orangutanas rehechas en silicona y plataformas supralabiales y emboxtadas hasta parecerse más a un tapir que a un ser humano, disfrazadas de ladys Gaga, Madonnas, princesas y reinas couchè, Angelas Merkel, Christines Lagarde o Esperanzas Aguirre, Camachas, Cospedales o Sarahs Palin. Y conseguir por fin que Jurasic Parc se quede sólo en una fantasía imaginaria de Steven Spielberg.
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