domingo, 7 de octubre de 2012

POR FIN ALGUIEN SEÑALA PÚBLICAMENTE EL TRAJE INVISIBLE DEL EMPERADOR



El historiador de la arquitectura William J. R. Curtis, el pasado viernes en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias. / MÒNICA TORRES

CONTRA EL RUIDO VISUAL DE CALATRAVAContra el “ruido visual” de Calatrava

FERRAN BONO Valencia 2
El reputado crítico e historiador William Curtis desdeña la arquitectura "tecno-kitsch" de Valencia y elogia la Llotja y el Muvim.

Tecno-kitch. Sí, señor, así se habla, don William. Ya era hora de que alguien experto en la materia calificara el estilo cacatravino, cacatravense, cacatravesco o cacatraveño. Y lo pusiera en el nivel lingüístico adecuado a su clasificación arquitectónica.  Pero, confiese, Don Guillermo, ¿le han mostrado el Puente de Las Artes y las Ciencias? Por favor, dése usted un garbeo por los bajos y los altillos y luego, cuéntenos su diagnostico. Éso sí, pida una mascarilla protectora antes de emprender la gesta exploratoria, porque en esa zona no se puede respirar nada más que olor a ácido sulfídrico. O sea a azufre descompuesto; a huevo podrido. Que seguramente será el huevo que Camps puso en el nido del Bigotes. Pero eso deberían dilucidarlo aún las señorías supremas, si salieran del marasmo confusional-corruptoide de este país. Lo que su sensibilidad estética percibe está impregnado no sólo de la fealdad manifiesta de las obras chapuceras e impresentables de Cacatrava, sino también y quizá todavía más por la inmundicia moral que hicieron del fraude  el principal diseño del conjunto. Por eso apesta como una metáfora de la putrefacción general. Por eso se desmorona solo, se inunda, se derrumba, se desconcha, se levantan per se y no per accidens  las baldosas de sus paseos inhóspitos y desoladores.  Se pudre. Como la ética en Valencia. Gracias, don William, por certificar oficialmente lo que es vox populi  desde hace años.  Es un consuelo. Ya un poco apócrifo, es cierto, pero menos es nada. Usted ha hecho lo que ha podido y el pp y Cacatrava lo que les ha hecho millonarios e inmunes ante la Ley. Cada uno llega hasta donde su pudor le da permiso o no.

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