lunes, 22 de octubre de 2012

LA ESPAÑA VÁNDALA

Está claro que los malos tiempos de crisis se convierten en un vertedero donde sale a relucir lo peor de cada casa. Lo vemos diariamente en las noticias; y no sólo en España. En el mundo entero también. Es como las infecciones, que siempre ponen de manifiesto cómo estamos de defensas y de salud real. El mismo virus que puede matar a los que están peor, no tiene poder alguno sobre los que de verdad están sanos. Por lo que unos necesitan hospitalizarse, otros ni siquiera estornudan. Y eso es lo que las crisis como ésta ponen de manifiesto en las sociedades humanas.

¿Qué pasó de verdad en el colegio salesiano de Mérida? Posiblemente nunca lo sepamos. Primero porque la noticia ya llegó escorada a la derecha. Segundo porque las izquierdas y las derechas radicales pierden por completo el sentido real de las dimensiones tanto de sus actos como de los del otro bando. Llaman violencia a cualquier manifestación en la que se reivindique lo que ellos niegan o ningunean. Aplican una hipertrofia perceptiva a todos los errores ajenos y una bula general a los errores propios. Pierden de vista que es el ser humano y su desarrollo evolutivo hacia la conciencia superior el verdadero y único objetivo de cualquier reivindicación social que pretenda de verdad ser válida. Y que dependiendo del grado de civismo y de despertar consciente, esas reivindicaciones pueden ser muy válidas, inútiles e irrisorias o verdaderamente peligrosas. 
Es muy importante que los partidos políticos no sólo se dediquen al proselitismo y a incendiar los ánimos de sus militantes, sino que además y sobre todo, los eduquen. Los partidos deben cooperar pedagógicamente en enseñar y practicar los comportamiento democráticos y dejar muy claro que un militante de cualquier ideología, por poco que nos guste, es un ser humano, con idénticos derechos y deberes que todos los demás. Derecho a manifestarse pacíficamente. Derecho a opinar sin calumniar ni atacar con odios y rencores ideológicos a las personas cuyas acciones son criticables, pero cuya integridad y privacidad es intocable. Educar también la hipersensibilidad egocéntrica y primitiva que se ofende por cualquier crítica o incluso por palabras o actos que no son ofensivos objetivamente pero que el desequilibrio del ego hipertrofiado convierte subjetivamente y sólo por alusiones imaginarias, en ofensa o en invectiva.
Los partidos políticos que descienden al primitivismo, al ataque personal, a la ira sin freno y a la rabia como dialéctica o a la amenaza como método de opresión, no pueden valernos ya en este tiempo y están condenados a la extinción, al suicidio social. Los ciudadanos los rechazan de plano. Ya han descubierto que la serenidad y la noviolencia son el único camino para conservar la lucidez y la visión más acertada de la realidad. Se ve en todo. Por eso es tan evidente también lo contrario cuando salen brotes de odio y de rabia atizando los enfrentamientos. Y se ve el plumero se quiera o no, de los unos y los otros.

Analizando las declaraciones de los implicados, de uno y otro lado, en el caso de Mérida, se deduce que los chicos de IU montaron un piquete el día de la huelga y que seguramente sí entraron en el recinto exterior que da a la calle, y que estaba abierto. Que gritaron consignas en la puerta a tutiplén delante del edificio y seguramente se pasaron unos cuantos pueblos calificando a los reventadores de la huelga de la enseñanza, de cualquier cosa, menos de guapos. Es cierto que el hecho en sí  no debió tener la importancia ni la gravedad que se la ha dado por parte del bando hiperestésico y siempre de uñas, con cualquier cosa que les moleste, porque, efectivamente, la policía estaba vigilando a pocos metros y no hubiese consentido jamás en ningún momento una invasión del centro por parte de nadie. Los que solemos manifestarnos ya sabemos como se como se comportan las fuerzas de seguridad a cara descubierta. Con corrección y un respeto impecable. Otra historia son los infiltrados por orden gubernativa, que en este caso no estaban presentes. 

Que la izquierda española radical tiende a irse de varas ya lo sabemos, los asaltos a supermercados, la furia minera o el lado insultón y talibán que se rebela contra las injusticias y sale de vez en cuando disparado, lo confirman, pero también es verdad que cuando se les pone delante el stop de la lógica, tienen reflejos mentales suficientes para detenerse, pensar, escuchar y dialogar, tienen recursos intelectivos, se sienten comprometidos por el bien común más que por el porcojonismo. Pueden llegar al diálogo sin andar trampeando para llevarse el gato al agua. Por eso el socialismo no sirve a la radicalización ideológica, por eso en tiempos extremos se arrincona a un Rubalcaba y no se sabe qué elegir. Y entonces llegan los incondicionales de "lo de siempre", que lo tienen calrísimo porque su función analítica está a bajo cero por costumbre y tradición, y arrasan en las urnas, no porque Rajoy o Feijó sean la octava maravilla, sino porque son los "suyos". Son sus fans y son practicamente los únicos que votan. Más dócil y manejable es un electorado, más resignado, menos cuestionador, menos comprometido con el bien común, menos escrupuloso éticamente, más votos para los partidos consuetudinarios, inmovilistas y que consideran la política como una carrera hacia el lucro personal y hacia el poder social como trampolín personal y partidista. Por eso nunca dimite nadie de ellos si no se le presiona y se le amenaza.
Que la derecha autóctona carece de reflejos intelectivos para pararse, escuchar y pensar en algo más que en "ganar" y someter a todo el mundo a su yugo y sus flechas, también es más que evidente. Que la iglesia oficial y empresarial está al lado del miedo y las rigideces derechiles, es otra evidencia. Que los menos reflexivos y más virulentos emocionales son los que en las redes sociales atacan y acosan, es otra realidad y que la prensa de la derecha no es para nada objetiva ni capaz de hacer un análisis ecuánime de los problemas cuando es arte y parte de ellos, idem de idem. Que la prensa de derechas es mucho más numerosa que la moderada o socialdemócrta es otra realidad, que una prensa de izquierdas solvente, quitando el conato arruinado de Público y la versión española de Le Monde Diplomatique practicamente no existe en España,porque los lectores tampoco parecen interesarse por ella. Sumando todos estos factores se obtiene más o menos una comprensión que desdramatiza y coloca las piezas desajustadas en el tablero de la realidad. 
La sociedad española en su mayoría no se interesa por nada más que por el lado reality show de los acontecimientos. La periferia escandalosa de los yuyus glamourosos. Le pirran los programas verduleros. Le divierten y, sobre todo, prisionera en la Arcadia del presente, la distraen. Y sólo sale a la calle cuando le rascan el bolsillo con recortes monetarios, la dejan en el paro y sin derechos. Pero si eso no le afecta personalmente todavía, sigue conviviendo con lo peor de cada casa y la ruina del bien común, votando al matarife de turno que la está liquidando sin remordimientos de ninguna clase. Sin preguntarse nada. Sin cambiar nada. Sin hacer nada. Y sólo queda una minoría vociferante y persistente que se vuelve incómoda y antipática. Los rojos de toda la vida. Y cuando esos "rojos de mierda" amenazan con romper la paz social, se monta la de Dios es Cristo, sobre todo si los humillados y ofendidos resultan ser los del gremio bendecido del saqueo, que aunque ellos parezcan ignorarlo no es ni mucho menos la versión andaluza del Zaqueo evangélico. 

España tiene arreglo, a pesar de todo. Y el arreglo se llama despertar consciente y ya lo está haciendo. Pueblo a pueblo. Asociación cívica de barrio, de asamblea. Vecinos en los plenos municipales aunque les impidan intervenir con preguntas incómodas, cuya supresión sólo deja en evidencia las responsabilidades incumplidas de los regidores ineficaces y caciques. Grupos humanos que recuperan una humanidad en peligro. La suya. La de todos. Contagiosa. No violenta, pero resistente y desobediente ante la arbitrariedad. Ante la injusticia. Sin miedo y sin prisa por ganar nada. Porque lo más importante ya lo está ganando: la conciencia despierta. La libertad de ser y saberlo. Con un grupo así es suficiente, como con un pellizco de sal casi imperceptible, se da sabor a un guiso. Nada de shows. Nada de campañas vistosas. Boca a boca, como la respiración que salva la vida de un ahogado. 
No es una guerra. Es una siembra. No es un combate, sino un debate. No hay enemigos sino analfabetos en convivencia y cooperación. En respeto mutuo y en visión de futuro. Por eso lo hacen imposible y lo destruyen. No son asesinos de los derechos, sino suicidas autómatas, que serán aplastados por el mundo que están demoliendo sin comprender que es el suyo también.

Hemos llegado al punto evolutivo donde sólo un salto cuántico de la conciencia puede crear y está creando otras formas y modos de vida mucho más adecuados al proceso evolutivo, mientras lo viejo se agota por sí mismo en su ceguera. Y en ese agotamiento, un factor de desgaste casi necesario para el cambio, una herramienta demoledora de la entropía tóxica, parece ser la España vándala de la ignorancia. Dejémosla caer por sí misma; mientras seguimos construyendo un plano existencial donde sólo puede caber lo que no se opone a la vida ni a la bondad ni a la justicia. El sexto continente. La humanidad renacida.


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