Romney: “No quiero que vayamos por el mismo camino de España”
El primero de los tres debates, celebrado esta madrugada, ha tenido un inequívoco sabor económico. El candidato republicano ha presumido de su experiencia empresarial pero Obama le ha replicado que su plan no servirá para volver al crecimiento.
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He visto este debate. Y no he podido evitar las comparaciones. Dos propuestas frente a frente y dos candidatos que saben de lo que hablan, que tienen muy claro lo que es defender un proyecto y respetar al contrincante como si hablasen en una cafetería de los trámites necesarios para poner en marcha un plan conjunto bien estudiado y conociendo de primera mano los asuntos que se debaten. naturalidad y distensión. Civismo. Se notan los doscientos cincuenta años de democracia, aunque sólo sea en los modales y en la ausencia de animadversión personal. En el estilo directo y eficaz del lenguaje. Oyendo y viendo esta lección política, la impresión que se tiene es de que importan sobre todo las personas a las que se defiende, mucho más que las ideas. Aunque se trate de liberalismo económico salvaje versus un conato de la socialdemocracia presidencial bastante más sensata, que el individualismo depredador que sostiene de fondo a Romney. Seguramente detrás del escenario están los tiburones y las hienas acechando a los candidatos y empujando sus carreras, pero hay que reconocer un ambiente real y sincero de preocupación por los ciudadanos, desde los dos puntos de vista. Algo que en España no se ve casi nunca. Los políticos cuando hablan no lo hacen pensando en los ciudadanos, sino en sus partidos. No parten de las necesidades reales de la ciudadanía sino del producto y la sigla que desean vender a los votantes. Hablan de problemas desencarnados, sin aterrizar nunca en la realidad de cada día. Y cuando lo hacen son tan patéticos y cutres como la niña de Rajoy, como el golpismo de barrio bajo de Cospedal, el living Las Vegas de Aguirre, la Terra Mítica de Zaplana, el optimismo futurible de S.S.Santamaría, los inmigrantes de Camacha, los sin papeles de Mato o el huevo gürtelero de Camps, que viene a ser como el de Colón, pero sin fundamento estático ni ético ni estético. Hasta el punto de que el propio Romney, siendo de la misma cuerda teórica que el pp, no se ha privado de decir que no desea para nada que EEUU vaya por el mismo camino que España. Que es como decir, "no quiero quiero que aquí gobierne nada parecido a lo que gobierna allí".
Seguramente este señor liberal conservador está al loro del aumento monstruoso del paro español, en más de 400.000 puestos de trabajo perdidos en un año, del cual,el pp lleva gobernando diez meses y amparándose en los restos del naufragio del PSOE, que después de todo fue mucho menos espectacular y desastroso que el del pp. Se entiende que no crezca el empleo en una crisis tan profunda, pero no se acaba de entender que el paro aumente con esas cifras escalofriantes y que estos mascarones de proa, lo vean tan natural y sigan recortando como si nada.
Ayer Paul Krugman lo dijo bien claro, España no podrá remontar el hundimiento de su economía sin una ayuda europea. Sin embargo no creemos que hubiese necesidad de ninguna ayuda externa que aumentaría la trampa hasta dimensiones impagables, si las cuentas se aclarasen y los ladrones devolviesen el botín, los bancos, restituyesen los créditos del estado o diesen en prenda sus parques inmobliarios al Estado para regular el problema de los desahucios. Si los multimillonarios pagasen lo que deberían pagar y el Estado se recortase a sí mismo en gastos inútiles. Si no hubiese que mantener una casa real y a sus secuelas chupópteras. Si la iglesia pagase el IBI. Si partidos y sindicatos se autofinanciasen. Si se negociase una moratoria en las exigencias de la deuda externa y que esa deuda la pagase el capital privado que es el que la ha generado en mayor cuantía. Pero el pp es el partido menos indicado para resolver asuntos que se han generado precisamente por su forma de gestionar la economía,desde los tiempos de Aznar que puso las bases del pelotazo burbujero como sistema de trepa social y económico. Y sobre todo porque el pp como Luis XIV es el capitalismo absolutista. L'etat c'est moi, o mejor aún l'etat c'est nous, dicen los Ratos,los Botines, los Correas,los Bigotes y los miembros y miembras del clan de la gaviota bulímica. ¿Cómo van a solucionar un problema que sólo afecta a una multitud insignificante sin rostro ni nombre,amorfa e inexistente, si para ellos es el chollo del siglo? Y si esa multitud de repente da señales de vida,para eso están los mastines entrenados y las leyes de plastilina que se pueden modelar según convenga al negocio...Tiene razón Romney, a nadie, ni siquiera el más conservador y liberal, que aún conserve un poco de inteligencia y de lucidez, puede desear que en su país gobierne algo parecido a lo que gobierna España.
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