miércoles, 4 de julio de 2012

UN PAÍS DE BUENA GENTE ILUSA GOBERNADO POR "LA COSA SUYA"


España sí puede

La selección, ejemplo ante la crisis: sacrificio, inteligencia y disciplina. El país tiene más empuje de lo que se cree.
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Seamos lúcidos y precisos usando los tiempos verbales en la realidad que vivimos. La demagogia puede que momentáneamente levante los ánimos de los ciegos y también puede hacer de peligrosa adormidera de conciencias. Pongamos los modos, tiempos y la acción verbal donde y como toca: en modo condicional y en un futuro, todavía, bastante remoto e improbable. O sea, España podría y/o quizás podrá o tal vez pudiera. De momento España no puede. 
Que una estupenda selección de fútbol sea un ejemplo mundial de bienhacer, de inteligencia, de creatividad, disciplina, solidaridad, pasión lúcida, honestidad, de entusiasmo, humildad, equilibrio, desdramatizaciones egocéntricas, generosidad, firmeza y elegancia, no significa para nada que esas virtudes sean exclusivamente "españolas" ni genéticas. Cualquier ser humano puede conseguirlas, darles forma y aumentarlas si logra, madurando, dejar atrás su miseria moral y se abre a los valores del espíritu, que no tienen nada de religioso ni de ideológico, aunque algunas personas religiosas o ideológicas logren superar los escollos del dogmatismo fanático y seguir hacia la itegración de la esencia. Pero eso no se lo deben ni a la religión ni al credo de las ideas, sino al grado de vigilia en sus conciencias, que seguramente les marcará como "rebeldes" en cualquier modalidad de torpe manipulación grupal. Sino que todo ese conjunto de actos nobles e inteligentes es el paradigma de la excelencia humana. Simplemente. Por desgracia en España eso aún no ha sucedido en modo general. ¿Dónde está la prueba? En el partido político que ahora mismo gobierna por mayoría virtual y abstencionismo real, este desgraciado país.
Seamos honestos y sensatos. De momento "España no puede". La garra subterránea que a base de desconectar la vida del negocio, la honradez de la gestión pública, la justicia de la verdad, el gobierno de la realidad diaria, es lo que ahora mismo aplasta a este país de ilusos, que si no lo fueran, hoy mismo estarían en huelga general, en justísima desobediencia civil y pacífica, negándose a pagar cualquier impuesto que siga manteniendo este absurdo vergonzoso que llamamos gobierno o instituciones. Inoperantes. Inútiles. Gigantescas y vacías, que se mantienen a costa del sacrificio y del dolor. De sangre, sudor y lágrimas. Como los vampiros.

John Carlin, autor de este epígrafe que comento, te invito a darte una vuelta por la tierra quemada de Valencia, habla con las tres mil familias desalojadas, con los que han perdido hasta la camisa, por los que en tres días de incendio no han visto un bombero cerca ni un hidravión del Estado acrtuándo contra las llamas, por la incuria irresponsable y pésima gestión de idiotas ambiciosos y contempla  a lo que puede llegar una comunidad autónoma cuando durante dos décadas la gobierna el reino de Mordor, que ahora, a base de desprestigiar la decencia, de montar calumnias mediáticas y manipular dineros, tribunales y cargos, y mentir como bellacos, se ha extendido igual que  una plaga bíblica por todo el mapa ibérico. Por donde pasan arrasan la vida, la energía, la inteligencia. La belleza. Premian la torpeza de los corruptos, castigan la lucidez de los justos, ningunean la educación ética y priman el lavado de cerebro dogmático. Aniquilan e infravaloran la naturaleza a la que contemplan sólo como negocio expoliable. Por eso los incencios forestales para ellos son pecata minuta. Algo que les beneficia  medio plazo para recalificar el patrimonio de todos y convertirlo en campos de golf privados, sustituir el pequeño y ecológico turismo rural por hoteles de veinticinco estrellas de plástico, carísimos, que nunca se llenan, que son ruinosos, pero que dan el dinero-pelotazo al constructor y promotor que desaparecerá con el botín dejando tras él una estela de desempleo, deudas, ruina y de miseria.
Te aseguro, Carlin, que esto no lo arregla una eurocopa maravillosa ni una selección estelar; si la sociedad española sigue como está, esas virtudes permanecerán sólo encriptadas en casos raros. Como los seleccionadores Camacho y Del Bosque. Hombres limpios de corazón. Sabios y buena gente, que han podido realizar una gran obra y se les permite trabajar a fondo, porque ese milagro da dinero a los que a continuación se lo llevan a paraísos fiscales o a Suíza, la madre paradisíaca de todos los demás refugios del delito fiscal. 
España tiene cosas estupendas como todo el mundo. Nadie en este planeta es excepcional por pertenecer  a determinada etnia, nacionalidad o cultura. Todos podemos serlo si nos quitamos de encima la máscara, la hipocresía, el autoengaño, el fariseísmo y la cutrez. Si junto a nuestras virtudes no perdemos de vista los vicios  y dejamos de normalizar la compatibilidad "lógica" entre ambos. El falso equilibrio que impide el crecimiento. Porque eso es precisamente la mediocridad que nunca nos dejará elevarnos más allá de la miseria. Aunque los mejores ganen copas, aunque a los científicos, médicos, diseñadores, ingenieros y arquitectos españoles se los rifen en Alemania, en Japón o en Massachusetts por su estupenda preparación en la magnífica universidad pública, eso no significará nada si cualquier día de un verano seco, una cerilla, una chispa o una mala intención, son capaces de asolar en cuatro días 50.000 hectáreas de naturaleza y de vida, ante la inoperacia irresponsable, la imprevisión y el despilfarro de una cuadrilla de bandidos que ocupan por mayoría un parlamento, votados por idiotas abducidos e incapaces de ver en qué manos están poniendo sus derechos, sus haciendas, su futuro y sus vidas. 

En cualquier caso, John Carlin, ten por seguro que quien la hace la paga, por más que quiera ocultarse entre las nubes negras de Mordor o en el humo de las hecatombes, la luz eterna nunca se apaga y acaba por colocar a cada uno en donde debe estar. Y más vale que sea en esta vida, por muy duros y temibles que parezcan los correctivos que llegan como consecuencia de los pensamientos, palabras y obras maléficos, porque la experiencia del presente está limitada a la duración temporal; si no es así, o sea, si en esta vida no se "paga" con el aprendizaje del arrepentimiento y el cambio real, la evolución misma hará su trabajo que los orientales llaman karma y los occidentales, infierno. Una regresión justa a niveles cada vez más primarios, con olvido consciente, pero con el sufrimiento creciente e incomprensible de quienes sabiendo no recuerdan y estando hechos para poder llegar a la excelencia se ven atados a vivir como animales. No en un "lugar" sino en un estado. Pasar, por ejemplo, de haber vivido en el mejor apartamento de Mahattan o de haber trabajado en el bosón de Higgs, a reencarnar en un Darfur o en una Somalia. Puede que en la Tierra o puede que sea en otro universo pero en la vibración que corresponde ¿Dónde crees que ahora podría estar Hitler? Puede que sea mujer, negra y enferma crónica, que todos la maltraten y nadie la compadezca, que no encuentre alivio ni ayuda. Puede que sea judío y que esté, pobre como una rata, abandonado a su suerte en un kibutz friéndose en el desierto y termine borrado el mapa por un ataque terrorista de desesperación palestina. En fin, que todo tiene su peso existencial y nada queda impune en el universo, no lo dudes, aunque quienes tienen tanta prisa como ambición y estupidez no lo puedan ver ni comprender. El reloj humano no tiene nada que ver con el reloj del cosmos. Afortunadamente.

No hay comentarios: